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Un pulmón verde a pequeña escala

Un proyecto canario combina la creación de jardines verticales con la fabricación de composteras para reducir la huella de carbono | Todos los materiales son reciclados

Ganador de Greenweekend Canarias, Pulmón Verde Canario

Jardines verticales móviles y composteras a pequeña escala son las dos ideas que combinadas crean el Pulmón Verde, el proyecto canario de Thorten Pieper y Stephanie Ulmer que triunfó en la última edición del concurso Greenweekend Canarias 2021. La iniciativa, que además incluye talleres formativos, busca acercar la jardinería a los isleños y reducir la huella de carbono gracias a la utilización de materiales reciclados.

Grandes cambios con pequeñas acciones. En eso pensaron Throsten Pieper y Stephanie Ulmer cuando idearon su proyecto Pulmón Verde en Canarias. Una iniciativa que combina dos inventos sostenibles, pequeños jardines verticales y la creación de compost, adaptados a las características isleñas y con el objetivo de reducir la huella de carbono. Los materiales reciclados son los protagonistas de estas dos ideas que ya triunfan en el vivero Candy Orquídeas en el Monte Lentiscal, donde también se imparten cursos formativos para aprender a cuidar las plantas y a construir composteras y módulos de jardín verticales a pequeña escala. El proyecto solo tiene seis meses de vida pero ya cuenta con el reconocimiento de haber ganado la primera edición del Greenweekend Canarias 2021.

La iniciativa busca acabar con la idea de que cuidar de las plantas es una misión imposible ya que el mecanismo del jardín vertical es muy simple. Un módulo con ruedas formado por pallets con fieltro que lleva incorporado un sistema de riego con una pequeña bomba que hace todo el trabajo. “El motor tiene un temporizador, lo único que hay que hacer es controlar de vez en cuando que haya agua”, explica Pieper, quien asegura que con el proyecto busca que la gente pierda el “miedo a las plantas” de forma que haya un “trocito de naturaleza en cada hogar canario”. Y es que el módulo permite incorporar distintos tipos de plantas: orquídeas, culantrillo, helechos, cinta, espatifilo, son solo algunas de las opciones. El sistema permite mezclarlas ya que el mecanismo de riego puede adaptarse a los distintos espacios del módulo que ronda los 120 euros.

La iniciativa incluye talleres formativos y pretende acabar con el «miedo a la jardinería»

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Pieper es alemán pero lleva más de 30 años en las Islas donde su madre le transmitió el amor a las plantas. Empezó hace siete años a interesarse por los jardines verticales de gran tamaño pero fue en junio de este año cuando se planteó adaptar las estructuras a las características de las Islas. Reducir su tamaño y buscar la forma de ahorrar agua fueron los objetivos a cumplir. Y así lo hizo, ajustó las dimensiones del mecanismo e ideó un sistema de reutilización del agua de riego. Además, evitó depender de materiales del exterior al optar por recursos reciclados de las Islas. “Lo menos ecológico son los plásticos que utilizamos para recoger el agua, pero ya estamos trabajando con una empresa canaria que produce plásticos reciclados”, aclara Pieper.

La adaptaciones han convertido la idea en una iniciativa pionera en el Archipiélago, ya que, aunque existen empresas isleñas que construyen grandes jardines verticales y se encargan del mantenimiento, ninguna los hace a pequeña escala y con ruedas. Además, ninguna realiza talleres formativos. Los cursos comenzaron hace dos meses debido a la demanda de los usuarios del vivero Candy Orquídeas. “Esas dos horas de taller sirven de terapia, es precioso ver la cara de la gente cuando se llevan a sus casas algo que han hecho con sus propias manos”, explica el creador de la iniciativa. Mirna Cárdenas, trabajadora del vivero, ayuda a Pieper a impartir los cursos todos los sábados y asegura que “trabajar con las plantas tranquiliza mucho a la gente y da vida”.

Hasta ahora los talleres se habían centrado en la formación a adultos de todos los perfiles –desde jóvenes de 20 años a señoras de 80–, pero a partir de enero la oferta se ampliará y se organizarán cursos dedicados al reciclaje para niños a partir de 10 años. “Queremos crear jardines verticales con botellas de plástico para que los menores manipulen la tierra, el agua y las plantas”, asegura Pieper.

Además, con el inicio de año también comenzarán cursos para aprender a hacer la segunda pata del Pulmón Verde: el compost. Una iniciativa que también han adaptado a las necesidades de la sociedad canaria. Hasta ahora, la compotera era un recipiente enorme y poco práctico, pero el proyecto Pulmón Verde modifica esta visión y crea composteras pequeñas con ruedas y en forma de butaca para que «puedan ubicarse en cualquier casa canaria». La estructura, con dos cajones, permite a las lombrices crear dos productos ricos para la jardinería: el humus y un extracto líquido. “Ya no hay excusas para no ayudar al medio ambiente, con estas pequeñas composteras podemos poner nuestro grano de arena desde casa”, apunta Pieper.

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