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14 Congreso de los socialistas canarios | Rumbo a las elecciones de 2023

Un (humilde) héroe hecho a sí mismo

Ángel Víctor Torres es ungido por Pedro Sánchez y elegirá

a su equipo en el PSOE con mínimas concesiones

Ángel Víctor Torres saluda a uno de los asistentes al congreso del PSOE de Canarias.

En la cola para acceder a la sede del XIV Congreso del PSOE canario decidieron pedir certificados covid para poder entrar. Lo curioso es que solo los pedían a los invitados y a los medios de comunicación; los delegados ya eran inmunes a la covid por decisión democrática. Como ocurre desde que Pedro Sánchez está en La Moncloa, el servicio de seguridad del señor presidente había tomado el control organizativo del congreso, y así decidieron que nadie entrara hasta las once y media de la mañana. Los notables, naturalmente, no se apelotonaban ahí. Los notables siempre se retrasan. Había excepciones, claro. Patricia Hernández, exalcaldesa de Santa Cruz de Tenerife y diputada entre clase de zamba y clase de aerobic estaba ahí, regodeándose con el chisme que la sitúa como presidenta de la próxima comisión ejecutiva. Hernández habría entregado los delegados chicharreros a los designios de Torres por un puesto simbólico, pero de cierta visibilidad, que quizás facilite que repita en 2023 el doblete al Ayuntamiento y al Parlamento. Cuando al fin se abrieron las puertas entró de la mano de Augusto Hidalgo, quien constantemente se daba la vuelta, como buscando a alguien malintencionado. Pero el compañero Sebastián Franquis no aparecía por ningún lado.

La espera se eternizó. Los periodistas fueron ubicados lo más lejos posible del escenario. Si hubieran podido nos hubieran sentado en Las Canteras con unos binoculares cortesía de Jorge González, secretario de Organización saliente, quien fue el único en saludar a la prensa. Pero es que los periodistas resultaban perfectamente superfluos. El XIV Congreso del PSOE (canario) fue en sí mismo un programa de televisión, un intento, un poco torpón, de transformar el acto político en su integridad en un formato televisivo. Los distintos bloques del programa estaban separados por videoclips impregnados de imágenes de inmejorable pastelería publicista y retahílas de frases de Ángel Víctor Torres y Pedro Sánchez. El absurdo más hilarante llegó cuando los discursos de Sánchez y Torres fueron precedidos por un largo video de discursos de Sánchez y Torres. Todos los congresos políticos son obsesivamente autoreferenciales, pero el que empezó ayer en Las Palmas alcanzó el paroxismo.

Antes fue recibida muchísima gente. Los socialistas luchan cotidianamene por la igualdad, pero les encantan los grupos y las jerarquías. Se organizó el paseíllo y fueron entrando, primero, los consejeros y consejeras socialistas del Gobierno autónomo, aplaudiendo y siendo aplaudidos, con Franquis morenísimo y sin sangre (aún) en las manos. Después varios secretarios y diputados. A continuación Carolina Darias y Héctor Gómez, que parecía ligeramente incómodo con el numerito. Y, por supuesto, los miembros de la comisión ejecutiva saliente, que marchaban como una expedición de alpinistas de vuelta de la conquista del Aconcagua, con el compañero Jorge delante, abriendo el paso como un leal San Bernardo.

Una iglesia sentimental

El elegido -al frente de una lista única- como presidente del Congreso fue Marco González, alcalde de Puerto de la Cruz, que hizo un discurso muy sentido y eucarístico, porque otra de las apariencias inquietante del congreso -de todos los congresos en general, pero cada vez más intensa y acríticamente- es su parecido con una misa, no católica, porque estaría feo, sino episcopaliana. No importa que no conozcas los evangelios, ni que no hayas leído la biblia, ni que los pastores sea inicuos: lo importante son los sentimientos. Ya lo explicaría Sánchez después: a un socialista lo definen los sentimientos. Los buenos sentimientos, desde luego. Por ese camino, por supuesto, se llega en un plis plas a la conclusión de que si no eres de izquierdas no tienes sentimientos, al menos, de los buenos. Yo le pagaría la hipoteca ahora mismo a un político con un mínimo de sentimientos licuefactos y un máximo de inteligencia democrática. Marco González no llegó tan lejos. Se limitó a cantar la unidad de Canarias y a ajusticiar públicamente a la derecha del Partido Popular, una monstruosidad, y «a la otra derecha, la derecha caciquil de aquí, que quiere que arreglemos en dos años lo que han estropeado durante treinta». La cara de Pablo Rodríguez, representante de una CC invitada por los socialistas a su congreso, era un poema. Román Rodríguez y Noemí Santana lo miraban de reojo. Casimiro Curbelo los miraba a todos y no miraba a nadie. Por estar estaba invitado hasta Enrique Arriaga, coordinador de Ciudadanos en Canarias y frustrado presentador en la Radiotelevisión Canaria.

LLegó por fin el momento del discurso de Ángel Víctor Torres, precedido de otro videoclip torturante, y el hombre empezó a citar a viejos dirigentes del PSOE a toda pastilla, desde Pedro Monzón a Juan Rodríguez Doreste y de Jerónimo Saavedra (ahí presente) a Juan Carlos Alemán. Como el feminismo real del PSOE es más bien reciente, Torres ha incluido en este santoral laico, para que al menos exista una mujer, a María Dolores Pelayo, algo realmente exótico pero, ¿quién entre los delegados del congreso con menos de 50 años saben quién es la señora Pelayo?

En realidad lo de Torres no fue exactamente un discurso, sino una larga remenbranza laudatoria y una exhortación. Este congreso, se repitió hasta la extenuación, es muy importante, pero no lo suficiente como para que el presidente canario y el español se hubieran traído algo escrito. Torres habló, por supuesto, de La Palma, y recitó sin piedad todo su anecdotario palmero, desde el Julio, el fabricante de quesos ahumados de El Paso que se levanta de la derrota, hasta el ciudadano que le pidió con lágrimas en los ojos que todos los políticos se unieran en una sola voz y en una única acción. Es un anecdotario que Torres puede contar a estas alturas por orden alfabético o cronológico. Después recordó de repente que era 20 de noviembre, y rememoró a su padre y su abuelo represaliados, felices a la muerte del dictador, y entonces exigió al PSOE que se levantara como un muro frente al totalitarismo fascista que al parecer nos amenaza. La ultraderecha no tiene un solo diputado en Canarias, no ha asomado la nariz en los cabildos ni pinta absolutamente nada en la vida municipal de la región, pero al parecer el combate contra el fascismo es de la máxima urgencia. En realidad es la versión canaria del conocido como comodín del 36 o (en versión más burletera) el Francomodín. Pero a la militancia y a los cuadros les entusiasma. Las cosas no son fáciles, pero hay que seguir trabajando, levantarse una y otra vez, y habrá un futuro y será nuestro. Bueno, lo estoy mejorando un poco, pero espero que el lector lo entienda. La canariedad es pedir lo necesario a Madrid con determinación, pero con un respetito que es muy bonito. Torres no habló una palabra de horizontes electorales, pero tal vez tiene interés su recuerdo del 26 de mayo de 2019 cuando (dijo literalmente) «recuperamos Canarias». No tiene la mínima intención de soltarla ni se permitirá ningún desfallecimiento para retenerla. Ni ante aliados ni ante adversarios. A veces parece que unos y otros no han reparado aún en que Torres es un político puro, duro como un pedernal, incansable y con una determinación feroz por conseguir sus objetivos de poder, la testarudez de una ambición perfumada de bonhomía, como un after shave moral. Tuvo una suerte extraordinaria y la aprovechó en 2018; se ha encontrado con catástrofes incontables desde 2019 y las ha aprovechado para esculpirse frente a la opinión publicada como un héroe humilde y peatonal que se ha hecho así mismo, como han visto ustedes por televisión. Y por supuesto conseguirá la comisión ejecutiva que desea. Una comisión ejecutiva que le permita concentrarse en gobernar y punto.

«Los canarios deberían sentirse afortunados con el presidente que tienen», proclamó Pedro Sánchez después de un pesadísimo y muy autosatisfecho discurso, en el que, entre otras imprudencias, habló del Ingreso Mínimo Vital sin recordar dónde hablaba. En todo caso, los cargos públicos y orgánicos del PSOE (canario) deberían estar satisfechos. Es el único dirígente que puede asegurarlos en el poder hasta 2027. Y si Torres estima que Nira Fierro es su mejor opción como secretaria de Organización, se la comerán a gusto o a disgusto. Alguien contó que anteayer o quizás ayer muy por la mañana Fierro se quedó sola en el escenario del sobrio galpón del Gran Canaria Arenas que aloja el Congreso y casi sin querer daba, entre bromas, dos o tres pasos de baile. Esa en realidad es la imagen del XIV Congreso. Y no se incluyó a ningún videoclip.

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