El otro virus que golpea a Canarias, el que afecta a la economía, a los bolsillos de los hogares y a las cajas de las empresas, está resultando más violento que en el resto del país. No en vano, el cero turístico que ha traído consigo la pandemia se sufre en el Archipiélago de manera especial por su altísima dependencia del gasto que los ingleses, alemanes o neerlandeses hacen durante sus vacaciones en la región. Por eso no todas las islas se han visto igualmente dañadas por los efectos socioeconómicos de la covid-19. Las más dependientes si cabe del negocio turístico –las dos capitalinas, Tenerife y Gran Canaria, y las dos más orientales, Fuerteventura y Lanzarote– son así las que han experimentado las mayores pérdidas en sus respectivos PIB. Sin embargo, si hay una isla en la que la crisis se está cebando con particular saña esa es Fuerteventura. Tanto que en 2020, el año I de la pandemia, los majoreros vieron cómo su Producto Interior Bruto (PIB) se desplomaba hasta perder la friolera de un 30,1% con respecto a 2019. Dicho de otro modo: por cada cien euros que el tejido productivo de Fuerteventura había generado en 2019, el año pasado apenas generó 69 euros y 90 céntimos. Un hundimiento del que no hay precedentes en la historia moderna del Archipiélago.

Así lo pone de manifiesto el estudio El PIB de Canarias y de sus economías insulares, un trabajo del profesor de la Universidad de La Laguna Domingo Jesús Lorenzo Díaz editado por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, la institución que dirige José Gómez Soliño, que fuera rector de la alma mater lagunera entre 1999 y 2003. La investigación sitúa a Fuerteventura como la más castigada y a El Hierro, la más pequeña y occidental de las Islas, como la que menos. Y ello aun cuando El Hierro perdió en 2020 el 10,2% de su PIB, lo que da una idea del destrozo causado por el virus en la economía. Entre ambas islas, y de mayor a menor caída de sus respectivos PIB, quedan Lanzarote, que se dejó el año pasado el 27,9% de su Producto Interior Bruto; Tenerife, donde el indicador macroeconómico por excelencia se redujo un 20,7%; Gran Canaria, con una caída del 18,9%; La Gomera, con una reducción del 17,2%; y La Palma, con un -13%.

Las islas más occidentales, por el menor peso del negocio turístico en sus tejidos productivos, son así las que menos PIB perdieron el último año.