Liuna nació en La Habana y llegó a Tenerife hace diez años. Una salida «bastante dura» porque para poder sacar a sus hijos de Cuba «uno de los progenitores, por ley, tenía que elegir entre marcharse o perder la residencia. Así que tuve que perderla yo y ahora si vuelvo se me considera una extranjera. Perdí todos mis derechos como ciudadana de Cuba». La residencia a cambio de darle un mejor futuro a sus hijos: «Me los traje porque no había maestros. Con la Ley de los Maestros Emergentes, mandaban a estudiantes a dar clases y faltaban mucho. Mis hijos se pasaban meses sin clases en condiciones. Nos íbamos a buscarlos a otros lugares, pero había muchas carencias. Por eso me los traje, con 9 y 6 años, para que tuvieran una nueva vida y nuevas oportunidades».

«Me vine porque la gente que estaba aquí me decía que los niños podían estar en la calle, que había libertad y que los maestros aquí no faltaban a clase. Que todo era distinto. Me lo pensé mucho. No es fácil desarraigarse, dejar nuestra casa allá, pero ya se sentían las diferencias sociales, las carencias y todo eso se ha agravado y se veía venir este descontento. Nuestro orgullo era decir, como nos hacían ver, que teníamos la mejor educación, la mejor medicina, los mejores artistas, los mejores deportistas... Todo era lo mejor, pero cuando salimos al mundo nos damos cuenta de que nos han estado engañando. Nos damos cuenta de que hay otros lugares donde todo funciona mejor. La realidad no es como nos la pintan. Cuba es doctrina, hambre, explotación y miseria», lamenta.

«Ahora tratamos ayudar desde fuera y lo que nos piden son recargas para poder acceder a internet del móvil. Con eso pueden pagar muchas cosas: médicos, comida... También gracias a esas recargas hemos podido enterarnos de casi todo lo que estaba pasando. Empezó en San Antonio de los Baños y se fue extendiendo a todas las provincias. Los hemos seguido y animado desde el principio, preocupados por la represión, las desapariciones, las detenciones, las agresiones y las amenazas. Están llevándose a la gente de sus casas. Por eso pedimos ayuda a todas las organizaciones de España y del mundo. El pueblo está sufriendo y allí no hay futuro para nadie. Tiene que ser ahora, hay que ayudar al pueblo cubano», ruega.