Miguelina es viuda de un preso político, fue militar en Cuba y colaboró con la «prensa libre e independiente». En 2013, tras la oscura muerte de su marido mientras cumplía condena, las autoridades cubanas la repatriaron a España con sus dos hijas. «No me fui, me obligaron a marcharme después de que ellos desaparecieran a mi marido en una prisión cubana. Lo mataron y nunca me han permitido tener acceso al cuerpo ni a su historial. Lo que me dijeron era que se había evadido y que, simplemente, desapareció», recuerda.

Esta mujer afirma que fue oficial de las Fuerzas Armadas de Cuba y que su esposo, Enrique Mustelier Turro, era un piloto de combate al que acusaron de espionaje y condenaron a 28 años de cárcel. Su vinculación con movimientos opositores llegó cuando se convencieron de que «Cuba era simplemente una dictadura. Por defender esas ideas se nos acusó de tener grieta ideológica y, por supuesto, el fue acusado de espionaje y lo condenaron a 28 años de cárcel», lamenta Miguelina, convencida de que su esposo es una víctima de la dictadura castrista.

Al encarcelamiento y posterior desaparición de su marido, se sumó otra represalia del régimen castrista: «Cuando él aún estaba en prisión, en 2013, a mi me dieron la orden de repatriación en octubre y en diciembre salí hacia Barcelona bajo la protección internacional de San Juan de Dios, con dos niños, uno en cada brazo. Años después viajé a Cuba para tratar de saber de mi marido desaparecido, pero el Gobierno cubano se negó a abrir un expediente judicial para tener toda la información y tratar de averiguar qué había sucedido realmente con él».

Para Miguelina, la principal diferencia entre vivir en Cuba y vivir en España es «la libertad». Un concepto que para esta exmilitar cubana supone algo más que poder expresarse libremente o tener diferentes ideas políticas: «La libertad es saber que mis hijos pueden estar por la calle y yo no tengo que sentir miedo a que el Gobierno les haga nada. En Cuba me amenazaron muchas veces con que iban a acabar con la vida de mis hijos. Por eso estoy tan agradecida a España, que me devolvió la libertad que me habían quitado en Cuba. También les dio la libertad a mis hijos y ha permitido que sean hombres y mujeres libres».

Tras una vida de sufrimiento por enfrentarse al régimen cubano, Miguelina espera que este momento pueda ser el del cambio y la llegada de la libertad a su isla natal: «Si seguimos así, si el pueblo de Cuba sigue en pie, el cambio puede llegar a hacerse realidad. Por eso luchamos. Para que otras personas no tengan que nacer, criarse y morir en una dictadura». Respecto a posibles enfrentamientos, no los teme, pues entiende que ya se están produciendo: «Y no es una guerra, es un genocidio porque ahí no se están enfrentando dos ejércitos».