Iván se define como «un cubano del mundo» que llegó hace 12 años a Tenerife gracias a que sus abuelos son españoles. «España dio la posibilidad a los hijos y nietos de españoles de venir para acá y así lo hicimos. Vinimos sin nada, con mi esposa y mis dos hijos. Pensaba que me iba a costar más adaptarme a un sistema tan diferente al de Cuba, a tanta libertad, y la verdad es que el cambio me impresionó. Miro esta isla y pienso que Cuba podría estar como Tenerife. ¿Por qué son tan diferentes? Pues por culpa de la gente que dirige Cuba. Aquí sí se cuida a la gente y se respetan las diferentes opiniones. En comparación, estas dos islas están en otro mundo».

Reconoce que una de las principales razones para marcharse de Cuba fue la educación de sus hijos: «Yo dejé de estudiar a los 14 años porque aquello ya no es como lo pintaban antes. En las escuelas de mis hijos no se podía estar, no tenían nada para estudiar, así que las posibilidades de estudios son ahora muy escasas. Dicen que en Cuba hay muchos estudiados, pero eso fue hace 20 ó 30 años. Ahora ya no hay facilidades para estudiar, todo son peros. Las posibilidades de futuro están en otros países, como España. Por eso nos venimos para acá».

Este cubano explica que antes de marcharse en avión hizo dos intentos de salir en balsa hacia Estados Unidos: «Perdí a un hermano en una balsa. Se cayó al mar y no lo encontramos más». Esta situación desesperada es lo que, a su juicio, justifica las protestas de miles de cubanos dentro y fuera de la isla. No teme una guerra, pues cree que «ya existe una guerra civil, ya hay un gobierno sacando a la gente casa por casa, encarcelándola por sus ideas en prisiones donde muchos aparecen ahorcados». Tampoco teme que Cuba pueda volver a ser el burdel de EEUU, «porque ya es el prostíbulo del mundo. La gente de muchos países va a aprovecharse de la miseria de mujeres y niñas. Nosotros queremos acabar con eso».