Los ciudadanos y familias del Archipiélago ingresan 828 millones de euros al año con el alquiler de segundas o terceras viviendas. Se trata de una de las cantidades más altas del país. La suma del negocio doméstico del arrendamiento de casas –no entra aquí la actividad de las inmobiliarias, tampoco la de los fondos buitre que se han hecho con edificios residenciales enteros ni la de ninguna otra empresa dedicada directa o indirectamente al alquiler– era hasta ahora un dato difícil de conocer. Pero el mayor detalle de la última estadística de la Agencia Estatal de Administración Tributaria descubre que los contribuyentes canarios declararon el año pasado en la renta una media de 7.434 euros por el alquiler de viviendas.

Según los datos publicados por el organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, la mayor parte de los 828 millones que ingresan los particulares con el alquiler de casas –en muchos casos son propiedades heredadas de padres o abuelos que arriendan junto con los hermanos o primos– corresponde a inmuebles que los inquilinos usan como su vivienda habitual. Más de 716 de esos 828 millones de euros son la suma de los recibos que cada mes pagan los ciudadanos o familias arrendatarias. Este último es el escenario ideal para la Administración pública, es decir, que quienes tengan segundas, terceras o más casas las pongan en alquiler, a ser posible a precios razonables. De hecho, si las 150.000 viviendas vacías de los contribuyentes isleños se incorporaran al mercado –con la salvedad de que hay una parte que efectivamente está en arrendamiento pero en negro– se solucionaría de golpe el problema de la escasez de pisos y casas en la Comunidad Autónoma.

Para darse cuenta de hasta qué punto faltan inmuebles residenciales en las Islas basta con apuntar que si no se acelera la construcción, en 2031 habrá un déficit de más de 140.000 viviendas principales, esto es, viviendas para las familias, no segundas residencias ni inmuebles para explotar en arrendamiento o en alquiler turístico. El problema es, por tanto, más social que económico. Así lo puso de manifiesto el prolijo análisis del mercado de la vivienda publicado el año pasado por Corporación 5 y la Fundación DISA en el número cinco de la colección Papeles de economía canaria. Será necesario meter cada año en el mercado 10.700 nuevas casas solo para contener el déficit, para que el problema no empeore. Por lo tanto, cada vivienda vacía que se incorpore al mercado del alquiler residencial será un granito más para la montaña que Canarias debe levantar para atajar el problema.