Los camellos quieren una paga

Aunque menos conocido que el presa canario, el pastor garafiano o incluso la abeja negra, el Archipiélago también tiene una raza autóctona de camello: el camello canario. Una raza en peligro de extinción –el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación calcula que la cabaña está compuesta por alrededor de un millar de ejemplares– que ha quedado relegada a montura para paseos turísticos, sobre todo en las islas orientales. Sus posibilidades, sin embargo, son mucho mayores. La leche de camella, por ejemplo, es cada vez más apreciada, tanto que un litro puede costar alrededor de 30 euros, frente a los 30-60 céntimos de un litro de vaca o de cabra. En definitiva, el camello canario tiene ante sí un futuro mucho más allá de lo ornamental, pero no hay futuro sin presente, y los criaderos también están sufriendo los embates de la crisis del coronavirus. Por eso los partidos con representación en el Parlamento regional –ahora el PSOE y hace unos meses Coalición Canaria– están pidiendo ayuda para las familias y pymes que se dedican a la cría y explotación de estos animales, personas y empresas que han hecho posible que este mamífero no haya desaparecido de las Islas.

Ahora ha sido el grupo parlamentario socialista, por medio de su diputada Pino González, el que ha registrado en la Cámara autonómica una Proposición No de Ley (PNL) en la que exhorta a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias, que dirige la también socialista Alicia Vanoostende, a abrir una línea de ayudas para el subsector camellero con cargo a los fondos europeos para el desarrollo rural. La idea es que estas ayudas se destinen para el cuidado y el mantenimiento de ese millar de ejemplares que queda en las Islas y para la conservación de la raza autóctona. Antes, el 17 de marzo de este año, la comisión de Agricultura, Ganadería y Pesca del Parlamento regional ya aprobó una moción del grupo nacionalista, también una PNL, que insta al departamento de Vanoostende a que ponga en práctica subvenciones anuales tanto para el mantenimiento de la raza autóctona como para potenciar su cría.

La cada vez mayor preocupación de los políticos por el camello canario está relacionada no solo con su valor zoológico e histórico –su introducción en Canarias se remonta a los comienzos del siglo XV–, sino también con las nuevas posibilidades de negocio que ofrece este mamífero. En este sentido, la PNL de la bancada socialista también solicita al Ejecutivo presidido por Ángel Víctor Torres que se vean las posibilidades de producir, procesar y comercializar productos derivados del camello, como su leche o su carne. El empresario Francisco Jiménez, propietario de Camello Safari Dunas Maspalomas, en Gran Canaria, está en estos momentos preparando el equipamiento y la infraestructura necesarios para poder producir y llegado el caso comerciar con la leche de camella. Jiménez explica que su empresa no se ha librado de la crisis del coronavirus –también ha tenido que recurrir a los ERTE–, aunque «poco a poco vamos cogiendo ritmo».

Jiménez es uno de los tres criadores de camello que hay en Gran Canaria, y otros tantos hay en Tenerife. El número es mayor en Lanzarote y Fuerteventura, recuerda el ganadero. La grandísima mayoría se dedica a la organización de excursiones para turistas, y a diferencia de Jiménez, que ya ha podido sacar a algunos de sus empleados del ERTE, otros incluso mantienen la empresa cerrada o bajo mínimos. Es decir, siguen cuidando a los animales pero no están ingresando o apenas están ingresando dinero, de ahí la importancia de las ayudas.

La parlamentaria socialista recuerda que pese a que la cabaña de camellos en las Islas apenas suma mil ejemplares –hasta 1.200 según la PNL del PSOE–, es suficiente para que el Archipiélago tenga «la mayor concentración de ganado camellar de toda Europa». González cree que Canarias tiene así la oportunidad de convertirse en el mayor productor de leche de camella del continente.