La Asociación de Malienses de Tenerife ha organizado el próximo domingo un acto de recuerdo y homenaje a los fallecidos en el cayuco localizado a la deriva en abril al sur del El Hierro, del que se recuperaron 24 cadáveres que han sido enterrados sin nombre en dos cementerios de Tenerife.

El presidente de la asociación, Buba Konate, ha explicado en declaraciones a Efe que el acto consistirá en la colocación de una placa conmemorativa en el cementerio de Santa Lastenia, en Santa Cruz, con los nombres de once de los desaparecidos del cayuco, en el que viajaban más de 60 personas y solo sobrevivieron tres.

Mamadou Camara, Sacko, Aly, Sékou Sylla, Cissé, Abache, Fadiala, N'famori, Fousseni y Djibril son los nombres que aparecen en la placa de las personas desaparecidas en esa tragedia.

Uno de los tres supervivientes, Moussa, ha ayudado a la asociación a ponerle nombre a los fallecidos ante "el silencio de las administraciones", que, según Buba Konate, no les ha informado del suceso.

Para homenajear a "todas las personas que un día abandonaron sus hogares en busca de una vida mejor, huyendo de la guerra, buscando la libertad o la prosperidad que merecen", así reza la placa, la asociación ha tomado esta iniciativa.

La placa se colocará en el cementerio de Santa Lastenia, donde fueron enterrados en nichos 15 de los 24 cuerpos, que se suman a los nueve que hay en el cementerio de Candelaria, ha precisado Konate.

Por el momento, solo han podido averiguar, y a través de sus propios medios, el nombre de estas once personas desaparecidas, ha lamentado el presidente de la asociación de malienses de Tenerife, al tiempo que ha criticado que la forma de enterrarlos no haya respetado las creencias musulmanas.

Homenaje para las víctimas

Según esta religión, las personas deben enterrarse en el suelo y no en nichos, como han hecho sin consultar previamente a la asociación.

En la placa conmemorativa también se rinde un homenaje "a todos los que han perdido la vida en el camino" y se desea un buen viaje "a todos los que seguirán emprendiendo estas rutas".

Buba Konate ha insistido en que la asociación "no sabe si las personas que aparecen en la placa están enterradas o desaparecidas en el mar", por lo que ha aprovechado para exigir a las administraciones un trato digno.

Los 24 cadáveres que se recuperaron del cayuco localizado a la deriva a casi 500 kilómetros de El Hierro conforman la mayor tragedia ocurrida en Canarias con este tipo de embarcaciones desde el 14 de febrero de 2009, cuando un naufragio se cobró 25 vidas en Lanzarote.

Los ocupantes del cayuco se hicieron a la mar con menos de un litro de agua por persona para una travesía que, como mínimo, lleva cinco días de navegación.

Los tres supervivientes, dos hombres y una mujer, han facilitado con su testimonio la reconstrucción de un viaje que ellos mismos califican como "un infierno".

El cayuco salió el 4 de abril de Mauritania, no precisan desde qué punto exacto, pero la Policía sospecha que fue más al sur de Nuadibú, el punto más cercano para llegar a Canarias.

Los supervivientes

Los supervivientes discrepan respecto a cuántas personas se embarcaron. El que más dice que eran menciona 68 y el que menos, 62.

El testimonio de un de los supervivientes indica que si fueron rescatadas con vida tres personas, además de 24 cadáveres, habría al menos otras 30 desaparecidas.

Cuenta además que estuvieron aproximadamente 18 días a la deriva, abandonados a su suerte en medio del Atlántico y que la escasez de agua llevó a algunos de los ocupantes de la barcaza a beber del mar.

A los que morían los tiraban por la borda y se quedaban con sus prendas para abrigarse del frío por las noches.

Pero llegó un momento en el que no tenían ni fuerzas ni para eso. De ahí que fueran rescatados rodeados de cadáveres, exhaustos, sin fuerzas para pedir siquiera ayuda.

Las autopsias determinaron que las muertes se produjeron entre una semana y un día antes de que el cayuco fuera avistado a la deriva, a punto de perderse en medio del Atlántico.

Entre los desaparecidos hay quien enloqueció y se suicidó saltando al mar, incapaz de aguantar un segundo más el "infierno" que solo tres personas pueden contarlo.