La poeta Elsa López recitó los nombres de los 46 canarios que sufrieron en el campo de concentración nazi de Mauthausen. El objetivo de este gesto, que se produjo en la inauguración de la nueva exposición que acoge el Parlamento de Canarias, fue reivindicar su memoria y rendirles homenaje. ‘186 escalones, en memoria de los canarios de Mauthausen 1945-2021’ estará abierta hasta el próximo 6 de julio.

El Parlamento de Canarias inauguró esta semana una exposición que es, a la vez, una lección de historia y futuro y un homenaje a 46 canarios. La muestra, que lleva por título 186 escalones, en memoria de los canarios de Mauthausen 1945-2021, es fruto del esfuerzo del periodista e investigador palmero Eduardo Cabrera Capote. Esta colección se puede visitar hasta el próximo 6 de julio en la sala Estatuto de Autonomía del recinto ubicado en la calle Teobaldo Power de la capital tinerfeña.

El objetivo del proyecto, que surge de un libro homónimo publicado por Cabrera Capote, es recuperar la memoria de los isleños que padecieron los horrores del famoso campo de exterminio nazi durante la segunda Guerra Mundial. «En 2020 se cumplía el aniversario de la liberación de Mauthausen. Pensé que era una buena idea hacer un homenaje a los canarios que estuvieron allí». El hilo del que empezó a tirar Cabrera fueron las memorias de un palmero que estuvo en Mauthausen y que fueron editadas por el cabildo de su isla en 2006: Nacianceno Mata. «Me encontré con que tenía un hermano llamando Orencio que murió allí. Poco a poco me di cuenta de que había al menos medio centenar de canarios que fueron encerrados en este campo», detalló. El investigador se propuso entonces viajar hasta Austria para localizar sus nombres y rescatar su memoria. Preparó ese viaje durante unos seis meses en los que le dio tiempo de ponerse en contacto con el personal del Memorial de Mauthausen. De repente su objetivo se transformó por completo: quería localizar a este casi medio centenar de víctimas de la crueldad humana en la famosa Habitación de los nombres. Se trata de la sala donde se grabaron los miles de nombres de las personas que fueron cruelmente torturadas en estas instalaciones. «Estuve más de 16 horas allí dentro buscando los nombres, uno a uno», recordó. «Era prácticamente imposible localizarles porque no hay un orden concreto o estaban demasiado pegados a la pared para que fueran legibles». Lo cierto es que con mucho esfuerzo y amparándose en los archivos oficiales que aún se conservan, este periodista palmero ha sido capaz de recuperar a los canarios de Mauthausen del olvido. «Hubo uno de un lagunero, Sebastián Perera Mederos, que no aparecía por ninguna parte. De repente me encontré hablando con él, pidiéndole que volviera conmigo a casa. Finalmente lo conseguí».

Se calcula que más de 200.000 personas murieron en Mauthausen. Del total de presos, 37.000 fueron españoles. La mayoría dejó su vida en un campo de concentración donde fueron esclavizados para trabajar en una cantera donde se extraía el granito con el que Hitler construía sus imponentes edificios. «Ningún campo se ubicó de forma aleatoria. La razón de ser de Mauthausen era esa cantera. Utilizaban a los presos como esclavos. La tenían que subir diariamente cargados con bloques de entre 30 y 40 kilos, asediados por los perros, los latigazos y sin apenas alimento. Eran 186 escalones, como reza el título, y muchos terminaban suicidándose tirándose de lo más alto». De los 46 canarios de Mauthausen, solo 18 sobrevivieron. Procedían de La Palma, Tenerife, Gran Canaria, La Gomera y Lanzarote. Sus nombres, al fin, fueron invocados en alto este lunes durante la inauguración de esta exposición. Se espera que la muestra itinere por muchos otros puntos del Archipiélago.

Para el periodista Cabrera Capote, el hecho de que sus nombres y su historia esté ahora en la sede de la institución que representa a todos los canarios es un acto de justicia. «Es el mejor lugar imaginable para albergar este regreso a casa de los canarios de Mauthausen», concluyó.

«Debemos contar esta historia»

Los canarios que acabaron en Mauthausen encadenaron una serien de fatídicas circunstancias que tuvieron su origen en la Guerra Civil. Muchos estuvieron presos en la cárcel de Fyffes y acabaron en Francia tratando de huir de la dictadura. Allí les sorprendió la invasión alemana y fueron capturados. «No tuvieron la oportunidad de advertir aquellas señales de alarma que les anunciaba lo que iba a pasar. En ese momento era inconcebible que el ser humano industrializara así la muerte. Nosotros sí tenemos esa oportunidad porque conocemos la historia. Debemos contarla para que las nuevas generaciones sepan hasta dónde puede llegar el ser humano si sembramos el odio», reflexionó el autor de la exposición, el periodista Eduardo Cabrera.