El sector de la I+D en Canarias considera que es el momento de que el Gobierno se ponga manos a la obra para reflotar la ciencia y crear un entorno idóneo para erigir una alternativa económica plausible al turismo. Una inversión de diez millones de euros más al año hasta 2027 sería suficiente como para establecer una base que permita desarrollar el sector en el futuro. Frente al desolador panorama que ha dejado el paso de la pandemia por Canarias –con la mayor caída del PIB de toda España–, las universidades y los centros de investigación consideran que la llegada de los fondos europeos de recuperación Next Generation pueden ser la última baza del Archipiélago para impulsar la economía científica y tecnológica. Por esta razón, las dos universidades, el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC), han instado al Gobierno de Canarias y a los grupos parlamentarios a comprometerse a aumentar el erario público destinado a la I+D en 60 millones de euros en el año 2027, lo que supone 10 millones de euros al año y lo que situaría el presupuesto público dedicado a I+D en un 0,5% del PIB.

La clave está ahora en que los grupos parlamentarios aprueben con una mayoría, o incluso por consenso, el Pacto Canario por la I+D+i 2022-2027, que no solo se basa en una apuesta económica, sino especialmente en una mejora de la captación de recursos humanos de excelencia. «Es curioso que ambas universidades hayamos preparado a profesionales muy capacitados que se han tenido que marchar a otros países para tener una oportunidad laboral», señala Marisol Izquierdo, vicerrectora de investigación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Por otra parte, estas instituciones están sufriendo una alta tasa de jubilaciones, por lo que es más necesario que nunca «atraer de nuevo ese talento canario de excelencia», incide la vicerrectora.

Canarias cuenta con un 21% menos de personal dedicado a la I+D que antes de la crisis económica

Lo que solicitan «no es un aumento importante para un presupuesto base de 8.066 millones», como afirma el vicerrector de investigación de la Universidad de La Laguna (ULL), Ernesto Pereda. Bastaría con ese incremento para poder engrasar el sistema científico en Canarias, pues así se alcanzaría la media nacional e incluso se superaría el nivel de inversión previo a la crisis económica de 2008. Una inversión que, por otro lado, según el último informe de la fundación Cotec, aún no ha recuperado. Según los datos del informe Evolución de la I+D, la inversión es hoy un 18,2% menor que en 2019, siendo Canarias una de las comunidades que más ha sufrido el recorte, junto a Cantabria (-24,6%) y La Rioja (-20,5%). Pero no es lo único. Al no haberse recuperado de la gran crisis económica de 2008, el empleo del sector ha caído en picado, de tal manera que hoy Canarias cuenta con un 21% menos de personal dedicado a la I+D que en 2009.

Para Pereda, los objetivos puestos sobre la mesa «son realizables, y por eso exigimos que se cumpla». Con esta inversión, en tan solo un año se podrían impulsar o crear varios programas, entre ellos, uno para doctorados industriales, en la que se subvencione la contratación de estos profesionales en empresas de las Islas con el fin de que realicen allí su tesis y potenciar la capacidad de investigadora de los grupos con más potencial gracias a un aumento de las ayudas a estos grupos de investigación. También se podría utilizar para mantener infraestructuras de excelencia e, incluso, captar talento internacional. En el documento se propone también la puesta en marcha de una comisión de asesoramiento científico en el Parlamento y la activación del Consejo Asesor de Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno de Canarias, que lleva más de una década sin reunirse. «Con poco dinero, seremos capaces de hacer muchas cosas», matiza Pereda, quien además insiste en que los fondos europeos pueden ser de gran ayuda, dado que están pensados para «recuperar la economía generando empleo».

Las medidas tienen como objetivo crear un ecosistema estratégico para atraer a empresas

Los compromisos políticos a los que hace referencia el documento también incluyen la creación de institutos mixtos de investigación o la promoción exterior del Gobierno con las universidades y centros de I+D. Asimismo, se aboga por reforzar el apoyo a alianzas internacionales, siendo especialmente relevante el acceso de las universidades canarias a los campus internacionales de la European University Association, con la que tendrán la oportunidad de crear grados de tres años de duración. Por último, se insta a crear una legislación que permitan incentivar el tejido científico isleño.

En definitiva, esto permitirá «remodelar» el sistema canario, para dotarlo de «una mayor interacción», como señala Izquierdo. Dado que al «tener pocos recursos, es necesario optimizarlos». Este esfuerzo, aunque imperioso, no logrará aún que Canarias se sitúe a la altura de otras comunidades, pues el Archipiélago está condicionado por la falta flagrante de tejido empresarial que invierta en ciencia. Los últimos datos muestran que las pocas empresas privadas dedicadas a la I+D en el Archipiélago invirtieron un 0,09% en relación al PIB en ella. Se trata de la cifra más baja de toda España y aleja a Canarias de la posibilidad de conseguir un 2% de inversión de I+D. «Falta una parte fundamental: la inversión privada», recalca el vicerrector de la ULL. Canarias se encuentra en este sentido muy alejada de otras comunidades, como País Vasco donde la inversión privada asciende al 1,5% o Madrid donde asciende al 1%.

Las Islas apenas cuentan con grandes empresas que puedan hacer frente a una importante inversión en I+D. Solo 25 de las casi 152.000 entidades asentadas en las Islas facturan más de cien millones de euros al año. «Tenemos que ir paso a paso, una vez pongamos los cimientos del ecosistema, será más sencillo que se vaya mejorando la inversión privada», señala Pereda. Y solo cuando la ciencia se convierta en un agente más del desarrollo económico, Canarias podrá «hacer frente a los retos futuros», como argumenta Izquierdo, pues si no se da este paso será muy difícil garantizar la soberanía alimentaria, crear un destino sostenible ni tampoco combatir el amenazante cambio climático.