Pocos minutos después de las diez de la mañana llegaron a la parte alta del cementerio de Santa Lastenia, en Santa Cruz de Tenerife, los tres primeros féretros de los 15 migrantes que permanecían sin enterrar hasta ayer en el Instituto de Medicina Legal tras ser localizados en un cayuco a casi 500 kilómetros al Suroeste de El Hierro el 26 de abril. La actual normativa impide que, a pesar de que la mayoría profesan la religión musulmana, se les entierre directamente en la tierra. Enrique Yanes, encargado de los cementerios municipales, explica que se les asignaron los nichos de la parte más baja, con el objetivo de que estén lo más cerca posible de esa tradición.

Traslado al nicho de uno de los féretros. Carsten W. Lauritsen

Una ciudadana acudió a llevar rosas en señal de recuerdo por estas vidas truncadas en su camino a Europa. Aunque no quiso que se la identificara, explicó que está sensibilizada «con todo lo que está pasando con la inmigración». También asistieron dos representantes de la comunidad de Mali en Tenerife y un magrebí, que rezaron por los fallecidos.

El presidente de dicha asociación, Abubakar «Buba» Konate, explicó que un amigo lo informó el viernes del sepelio y por eso no lo pudo organizar mejor para que acudieran más personas de su entidad. «Dios los bendiga; esa es la vida», comenta triste. Él llegó en cayuco a Tenerife hace 16 años. Y se muestra agradecido: «Nosotros tuvimos suerte y gracias a Dios estamos aquí».

«Buba» y su amigo Biagui Badiak, junto al otro hombre magrebí, formaron un triángulo para despedirse de los fallecidos.

El lugar elegido para la inhumación fue la zona de Los Menceyes, en la parte más alta del camposanto. Las estructuras de dichos nichos fueron levantadas hace más de dos décadas, pero todavía no se han ocupado diferentes módulos. Este es un signo de que, cada vez más, las familias optan por la incineración.

Los 24 migrantes, los 9 enterrados el viernes en Igueste de Candelaria y los 15 de ayer, no han sido identificados. Solo un senegalés que reside en el País Vasco pidió que se cotejara su ADN con el de alguno de los fallecidos, por si era su hermano por vía materna. Y, según fuentes del entorno de dicho hombre subsahariano, esa realidad familiar ha bloqueado la búsqueda de coincidencias. Ante tal circunstancia, el Juzgado de Instrucción número 2 de Arona les identificó con un código. Los féretros fueron introducidos en los nichos comprendidos entre el número 40 y el 26. El traslado desde el Instituto de Medicina Legal y Santa Lastenia se prolongó hasta poco antes de las 14:00 horas.

Tras la introducción en cada nicho, los trabajadores realizaban en pocos minutos el sellado, mediante la colocación de un trozo de poliestireno, una capa de escayola y la lápida exterior.

Los operarios compaginaron las inhumaciones de los 15 migrantes con las de otros tres ciudadanos. Desde ayer, las dependencias del Instituto de Medicina Legal vuelven a recuperar la normalidad, después de que, durante tres semanas, sufrieran problemas de espacio y descomposición de los cuerpos.