El delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, anunció ayer que se va a abrir una investigación para determinar cuántas personas pudieron morir en total en el cayuco hallado el pasado domingo a 120 millas al Sur de El Hierro, según afirmó en declaraciones a Canarias Radio recogidas. Según Pestana, es posible que vinieran más personas en dicho barco. Se baraja la hipótesis de que la embarcación saliera de Nuakchot (Mauritania) el pasado 24 de marzo con 56 personas a bordo, en base a una alerta que manejaban hace tiempo Salvamento Marítimo y la Guardia Civil. Si se confirma esta línea de trabajo, unos 33 subsaharianos pudieron morir en el viaje antes de que se hallara el cayuco.

El grave estado de salud de los migrantes y la considerable distancia de las islas a la que se les encontró fueron elementos importantes de un cóctel para que la tragedia pudiese haber sido todavía peor. La suerte contribuyó a que un pesquero detectara la embarcación cuando estaba a punto de que su rastro se perdiera en medio del Atlántico. “La realidad nos supera; esto es una catástrofe humanitaria con unas dimensiones tremendas”, afirmó el director insular del Gobierno del Estado en El Hierro, José Carlos Hernández Santana, a raíz del rescate de 19 migrantes, que estaban junto a cuatro cadáveres.

Desde que se produjo la activación del servicio hasta que aterrizó el último de los helicópteros del Salvamento Marítimo y del Servicio Aéreo de Rescate (SAR) en el aeropuerto Tenerife Sur, transcurrieron alrededor de seis horas. Y la tripulación de la Salvamar Adhara, encargada de remolcar la barquilla de fibra en la que iban los cuerpos sin vida, desarrolló una intervención “al límite”, en la que pudo invertir cerca de 18 horas de navegación consecutivas en el trayecto hacia el punto donde se hallaban los náufragos sin vida, la recogida del cayuco y el regreso al puerto herreño de La Restinga. El patrón, el marinero y el mecánico de la Adhara arribaron al Sur de El Hierro a las 02:45 horas de ayer, explicó el director insular del Gobierno. De hecho, estos profesionales llegaron “reventados” a tierra, según varias de las fuentes consultadas, debido a la prolongada jornada.

Dieciocho días en el mar

Si un cayuco que parte de Mauritania puede tardar, de media, entre siete y nueve días en llegar a las costas de El Hierro sin tener problemas graves, en esta ocasión se estima que dichos subsaharianos pudieron estar el doble de jornadas en el océano.

A juicio de Hernández Santana, “dentro de la tragedia que han vivido, han tenido mucha suerte”, en el sentido de que, gracias a los trabajadores de un pesquero, se les consiguió localizar a unas 120 millas náuticas al Sur de la Isla del Meridiano (unos 222 kilómetros), cuando estaban “totalmente a la deriva”. “Es una distancia tremenda”, apunta el director insular.

Pero, gracias a la movilización y coordinación de diferentes recursos, se logró salvar 19 vidas en total. Y esta vez faltó muy poco para que el cayuco siguiera navegando en dirección al Oeste y desapareciera en medio del Atlántico, “donde no hay nada que hacer si se pierde el rumbo” hacia el Archipiélago, dijo Hernández. El pesquero los halló a la deriva y en la longitud de El Hierro, mucho más al Oeste de lo habitual y a punto de adentrarse en un punto del océano que queda ya fuera del tráfico marítimo más frecuente generado por las islas y, por tanto, con escasas probabilidades de ser encontrados.

Desde el citado pesquero, a los hombres subsaharianos les lanzaron agua y galletas. Muchos estaban inmóviles y daban la impresión de carecer de signos vitales. Por eso, en las primeras informaciones se habló de 11 fallecidos dentro del referido cayuco. Un rescate de este tipo nunca es sencillo, en primer lugar, por la situación en la que se hallaban los subsaharianos, y, en segundo, por la lejanía del punto en el que se debió rescatar a los náufragos. Los rescatadores de Salvamento Marítimo y del SAR se descolgaron sobre el cayuco e izaron, uno a uno, a los supervivientes, gracias a las grúas que poseen los tres helicópteros. El sindicato CGT (Confederación General del Trabajo), mayoritario en Salvamento Marítimo, comentó que la salida del pasado domingo de la Salvamar Adhara fue “muy extrema”, por la distancia que debió recorrer y por contar con tan solo tres tripulantes, por lo que el patrón no pudo ser relevado al mando del barco mientras duró el servicio.

Para un delegado de dicha organización sindical, Ismael Furió, la autonomía de combustible de este tipo de embarcaciones está casi al límite para un desplazamiento a un punto tan lejano. “Si la búsqueda del cayuco se prolonga más de la cuenta o al navegar existe viento o mar de proa”, los tripulantes pueden verse en una situación comprometida, apuntó Furió.

Dos migrantes siguen en la UCI

Tras llegar al aeropuerto Tenerife Sur y ser atendidos por personal sanitario de ambulancias del Servicio de Urgencias Canario (SUC), y de Cruz Roja Española, así como por profesionales de Atención Primaria, los 19 migrantes fueron trasladados al Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria (Hunsc), al Hospital Universitario de Canarias (HUC) y el Hospital del Sur, que depende del primero en el plano organizativo. Durante la tarde de ayer, dieciséis hombres subsaharianos seguían hospitalizados en los dos centros de referencia de Tenerife y tres habían sido dados de alta en el Hospital del Sur. Dos varones, uno en La Candelaria y otro en el HUC, permanecían en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), ya que, en principio, son los que se hallan en estado más grave. En las instalaciones del centro Nuestra Señora de La Candelaria había cinco ingresados en planta y otros tantos en observación; mientras que en el Hospital Universitario de Canarias seguían dos en las dependencias de Urgencias y otros tantos en la unidad de Medicina Interna, según la información ofrecida por fuentes oficiales.