El Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil (CHUIMI) atiende a 19 migrantes que llegaron a Gran Canaria la semana pasada y que permanecen ingresados debido a las secuelas de la dura travesía en patera. Uno de ellos es una mujer cuyo pronóstico es reservado y está hospitalizada en la Unidad de Medicina Intensiva (UMI), debido a que su estado de salud es crítico. En planta hay 11 menores hospitalizados, que están en buen estado de salud y evolucionan favorablemente; y otros siete adultos -seis mujeres, madres de los niños ingresados, y un varón-, también con una evolución positiva.

La directora gerente del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil, Alejandra Torres, detalló que en el centro han tenido ingresados a 23 migrantes. “No es habitual que tengamos llegada de personas en tan mal estado de salud y, sobre todo, tantos menores y tantas mujeres”, explicó Torres, quien aseguró que es una circunstancia que “se ha vivido con preocupación y consternación por parte de los profesionales sanitarios”. La directora gerente detalló que sí es habitual que el Servicio de Urgencias del Hospital reciba a migrantes en mal estado de salud, pero esta es la primera vez que el centro atiende a tantos menores.

Los migrantes que llegan en mal estado de salud después de pasar días en altamar, según precisó la directora gerente del CHUIMI, padecen una deshidratación muy severa, con alteraciones de los iones, porque llegan a beber agua del mar. “Debido al tiempo que pasan sin la adecuada movilización dentro de la patera, es frecuente que lleguen con cuadros de úlceras y con cuadros infecciosos”.

Según declaró Torres, la niña maliense de dos años que falleció el pasado domingo estuvo acompañada por su madre, desde que esta fue localizada entre los migrantes llegados en la misma embarcación. El protocolo hospitalario establece que las personas que están en “situación de últimos días” pueden estar junto a sus familiares, siguiendo las normas de acompañamiento que hay en la UMI. Desde el hospital indican que la menor llegó en muy mal estado de salud, en una situación muy grave, con una deshidratación muy severa y su evolución fue empeorando hasta que falleció.

Cuando llega un menor al centro, son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado las que se encargan de la identificación de los niños y de la localización de sus progenitores, que después trasladan hasta el centro para que puedan acompañar a sus hijos. Según Torres, este es un trabajo que se prolonga “unas horas”, en las que los menores permanecen solos en el hospital.

Junto a la niña conocida como Nabody inicialmente, aunque se ha confirmado que ese no era su nombre, llegó otro menor que también precisó atención hospitalaria y al empeorar fue trasladado a la UMI. Torres señala que su paso por críticos fue muy breve y ya está en planta.

La policía está investigando qué sucedió en la patera en la que viajaba la niña maliense, junto a 29 mujeres (una de ellas embarazada), 14 hombres adultos y nueve niños, que fueron hospitalizados en el Materno. Entre las hipótesis de lo que pasó en esta embarcación se baraja que algunos adultos pudieron acaparar la comida, porque no es normal que en cuatro días de travesía llegaran tantas personas en tan mal estado de salud.

La reactivación de la ruta atlántica comenzó a notarse con fuerza en agosto de 2019. Desde entonces, el número de mujeres y niños que va llegando en patera a las costas canarias se ha ido incrementando. Un fenómeno que no se vivió en las Islas durante la anterior crisis migratoria. Según datos de Cruz Roja, el 15% de los que desembarcaron en el Archipiélago en una patera en 2020 eran menores y el 5% mujeres. Las ONG apuntan que esta situación se debe a varios factores como la escalada de conflictos en los países de origen o los efectos de la pandemia.