La Asamblea de Apoyo a Migrantes de Tenerife celebró ayer una asamblea general frente al campamento de acogida de Las Raíces, en La Laguna, donde una de las integrantes planteó como línea de trabajo futuro superar la etapa en la que han ejercido solo como organización humanitaria e intensificar la presión sobre diferentes instituciones para exigir que los magrebíes y subsaharianos no se queden bloqueados en Canarias y puedan continuar su viaje hacia el continente europeo. La plataforma tiene intención de mantener la actividad de sus diferentes comisiones de acción solidaria y de ayuda inmediata a los africanos en situación irregular que viven en los centros de Las Raíces y Las Canteras. Pero, de forma paralela, elevará las protestas, por un lado, contra las condiciones de vida que se sufren en los citados campamentos y, por otro, frente a las “políticas racistas” del Gobierno español y de la Unión Europea.

Según una de las activistas del colectivo, se ha llegado a producir el caso paradójico que personal de la ong que gestiona Las Raíces, Accem, ha llegado a derivar a personas con problemas de salud o legales para que les resuelvan las necesidades los colaboradores de la Asamblea. La mencionada componente de la Asamblea defendió la idea de que el trabajo humanitario y asistencial debe recaer más en entidades como Cruz Roja, Accem y Organización Internacional de las Migraciones (OIM), mientras que ellos deben afrontar otras funciones de defensa del libre tránsito de estas personas.

Casi todos los magrebíes y subsaharianos recurren a pedir asilo. Todos preguntan por alguien que les oriente en ese sentido. Una de las asistentes informó de que en la Policía Nacional siete agentes deben hacer frente a unas 4.000 solicitudes en total, por lo que no dan abasto. Ya en el cuerpo de seguridad han planteado dotar de más personal a la Brigada de Extranjería y Fronteras, pero no se sabe cuándo llegarán esos refuerzos. Otra de las participantes en la Asamblea General planteó que van a editar una guía informativa sobre los pasos legales a seguir por los migrantes para que sepan qué hacer en cada caso, por ejemplo, a la hora de pedir asilo.

Otro de los asuntos planteados por los usuarios de los dos campamentos de acogida fue la dificultad que ahora tienen muchos migrantes para salir de Tenerife, aunque aporten su pasaporte, el documento como solicitantes de protección internacional y la prueba de que no tienen coronavirus. Uno de los voluntarios que suele estar en la acampada alternativa y que ha hecho varios traslados al aeropuerto Tenerife Norte propuso que los migrantes no intenten viajar hasta que no acabe la Semana Santa y el actual nivel de alerta por la pandemia, “puesto que es una lotería” y que, si no pueden trasladarse los canarios a otras comunidades autónomas, tampoco podrán salir personas en situación irregular. Es decir, que eviten gastarse dinero en comprar billetes o en hacerse la prueba del covid-19, ya que tendrán más trabas de las habituales.

Este activista antifascista también recordó la importancia de que los migrantes mejoren la comunicación entre ellos para ayudarse en el ámbito de la solicitud de asilo, puesto que tiene que repetir el proceso a seguir cada día a decenas de ellos, con la dificultad que implica el desconocimiento del idioma francés o árabe, por ejemplo.

Algunos subsaharianos expresaron que están muy cansados y que, a pesar de tantas noticias, “no hay avances” en su situación. Recordaron que muchos de los que están en los campamentos son padres de familias y necesitan salir de Canarias y trabajar para alimentar a sus parejas e hijos.

Uno de estos migrantes, que llegó a las Islas hace 11 años, advirtió de que el próximo 13 de abril comenzará el Ramadán, lo que supondrá que los musulmanes van a estar sin comer cada jornada hasta las 20:00 horas y que, en las situación actual, puede haber muchos problemas y más peleas en el interior de los diferentes campamentos, si por la noche no pueden comer lo suficiente ni fumar.

En la Asamblea General de ayer tomaron parte cerca de 200 personas, muchas de ellas residentes que prestan algún tipo de ayuda a los migrantes desde el pasado 6 de febrero, cuando se abrieron las instalaciones de Las Raíces, en El Rodeo Alto.