Comienza el traslado de menores extranjeros no acompañados llegados a la Península. Ayer, tras los acuerdos alcanzados con distintas comunidades autónomas, cogieron el avión los diez primeros. Cinco salieron con destino a León y los otros a Palencia -los primeros del total de 25 que acogerá Castilla y León- . Pero Kamal, Rida o Brahim no serán los últimos. Otras regiones se preparan ya para aliviar el sistema de protección canario. Navarra ha liberado 10 plazas, Cantabria 20, Valencia 18, Cataluña 43, Extremadura 25, Asturias 16 plazas y Galicia 20 más. Faltan por concretar Aragón, Castilla-La Mancha y País Vasco.  

En la habitación que comparten desde hace meses Kamal, Rida, Brahim y su pandilla ha tocado madrugar... y mucho. Las maletas están hechas; los abrigos, preparados, pero alguno de estos niños todavía no se hace a la idea de su nueva vida, así que cuesta explicar a Abdullah que no podrá caminar por Palencia en marzo con esas chanclas que lleva puestas.

Después de meses pidiendo ayuda al resto de comunidades autónomas para compartir la tutela de los casi 2.700 menores inmigrantes no acompañados que han llegado a las Islas desde finales de 2019, el Gobierno de Canarias envió ayer a dos centros de Palencia y León a diez chicos marroquíes de entre doce y catorce años que llegaron en patera hace tiempo.

Son nueve varones y una chica que están plenamente integrados ya en las costumbres de España, llevan meses en centros de Gran Canaria y Lanzarote, donde han aprendido español, han retomado en algunos casos sus estudios de Secundaria y han comprendido que aún les queda un buen trecho por delante para hacer lo primero que viene a la boca de todos cuando les preguntan: trabajar para ayudar a sus familias.

Los acoge Castilla y León, la primera comunidad que se brindó a ayudar a Canarias con la integración de estos menores, y se dirigen a hogares pequeños de un máximo de diez niños, muy diferentes al que han compartido Kamal, Marwan, Rida, Addelhakim, Brahim y Abdallah. Los seis chicos salen del centro de Santa Brígida que hasta ayer tutelaba a 101 menores. “Gracias, Bandama, gracias”. Es casi lo primero que se les escucha decir cuando se levantan de sus literas. Es su agradecimiento al centro que ha cuidado de ellos en los últimos meses.

Sus educadores ya les han explicado a los seis cómo son las ciudades que en unas horas se van a convertir en su nueva casa, pero parece que Abdallah ha entendido Valencia, no Palencia. Sus monitores le toman el pelo con ello, porque el chico se empeña en viajar en chanclas y no hay manera de hacerle cambiar de idea.

Ya se dará cuenta cuando aterrice en Madrid, le dicen. Pero resulta que el chico no es terco. La cosa tendrá su explicación cuando estén a punto de embarcar y confiese que en realidad no tiene zapatos. Los que tenía se los ha regalado a un compañero que se queda en el centro.

Kamal tiene fama de travieso. No se sabe si partió de él la idea de que tres de sus compañeros de viaje lleven el pelo pintado de verde, pero se le nota el liderazgo. Es de los que más tiempo lleva en Canarias, llegó a hace un año, en este momento estaba ya escolarizado y se marcha de las Islas con una pierna escayolada. “Fue esquiando”, bromea. En realidad, se cayó con unos patines.

De los seis, Abdallah es el más veterano en el Archipiélago. Desembarcó hace un año y tres meses en Lanzarote y se maneja bien en español. “Vinimos para tener un futuro mejor, estudiar, trabajar y ayudar a la familia”, dice. “Este es un centro guapo, amigos guapos”.

Los va a echar de menos, pero espera volver a verlos a todos tarde o temprano. Por si alguien tiene dudas, recuerda a los presentes un proverbio de su tierra que, traducido al castellano, dice algo así como “Los hombres pueden volver a reunirse; las montañas, no”.

“Quiero vivir aquí. En España hay futuro, porque en Marruecos... ”, dice este chaval, que dejó en su país a ocho hermanos.

Piensa lo mismo su amigo Rida, que no quería quedarse en Marruecos “a fumar”. Él tiene 14 años y llegó a Lanzarote en una patera con otras 32 personas a bordo. Recuerda que pasó mucho miedo, que fueron cinco días en el mar y que solo una persona sabía manejar la barca, pero de ello no quiere hablar mucho más.

El responsable del centro que ha cuidado de él en Santa Brígida, Enrique Quintana, aclara que es algo común: el viaje por el océano es un trauma difícil de olvidar.

“Tengo chicos que llegaron en 2002 y 2003, que ya son adultos y que hoy me dicen: ni por todo el oro del mundo me subo yo hoy a una patera. Es un viaje en el que pasan muchísimo miedo, no solo por lo que supone la propia travesía, sino por lo que representa para un menor separarse de su familia”, dice Quintana.

La directora de Protección a la Infancia del Gobierno de Canarias, Iratxe Serrano, también está contenta de que, por fin, comiencen a hacerse realidad los ofrecimientos de ayuda por parte de otras comunidades autónomas. Castilla y León asumirá a 25 chicos (diez ahora y 15 más adelante) y otras regiones irán haciéndose cargo de más grupos, hasta sumar unos 200 menores.

Interceptado un camión con 47 migrantes en su interior

La Guardia Civil localizó ayer a 47 personas en el interior de un camión en el Puerto de Las Palmas. Los hechos tuvieron lugar justo a la salida del recinto, donde un agente pudo percatarse de movimientos extraños en el interior de uno de los vehículos, por lo que pidió a su conductor que le dejara proceder a inspeccionarlo. En el interior de este vehículo se encontraban 47 migrantes. Según las primeras investigaciones, estas personas querían trasladarse a la Península ocultándose en uno de los camiones de carga rodada que viajan a bordo de uno de los ferris que realizan la conexión entre Gran Canaria y Huelva, por lo que se dirigieron al muelle desde donde opera habitualmente. Al parecer se equivocaron y acabaron en el interior de otro vehículo que en vez de embarcar se dirigía hacia un destino dentro de la isla de Gran Canaria. Los hechos suceden un día después de que el instituto armado también interceptara a varias personas que trataban de viajar como polizones en un camión en el mismo puerto grancanario. Los inmigrantes fueron encontrados en la tarde del martes en los bajos de camiones y posteriormente identificados, según indicaron fuentes del Cuerpo Nacional de la Policía. Esta práctica de convertirse en ‘polizones’ vuelve a repetirse en la Isla, de hecho cuando Gran Canaria estuvo en nivel 3 por la incidencia del coronavirus en el territorio insular se interceptaron en varias ocasiones a inmigrantes que intentaban salir de la Isla a través de los camiones que embarcan en barcos que tienen como destino la península.