Sin información y sin ningún tipo de coordinación, en una situación que no se vivía desde hace años. Pilotos, controladores y el conjunto del mundo aéreo español se toparon sin un aviso previo que pudiera garantizar una mayor seguridad para el tráfico (que tampoco es obligatorio en estos casos) la semana pasada con las maniobras militares aéreas y marítimas conjuntas entre Estados Unidos y Marruecos en la costa africana y el norte de Canarias, que contó con la presencia de la Sexta Flota norteamericana, liderada por el portaeronaves ‘USS Dwight D. Eisenhower’ (y su grupo de combate ‘Ike’ Carrier),

La operación denominada Lightning Handshake (apretón de manos relámpago) concentró en el océano Atlántico a decenas de aviones, helicópteros y barcos de combate, con miles de militares. Todo ello, con el objetivo de mejorar la coordinación defensiva, incluidos los ataques de superficie, la guerra antisubmarina, los ataques aire-mar, el apoyo logístico combinado y las operaciones de intersección marítima, para hacer frente a a los desafíos de seguridad y la estabilidad en la región.

El despliegue coincide con la crisis de las pateras a flor de pie, el conflicto del Sáhara, que está latente tras la declaración del estado de guerra por parte del Frente Polisario contra Marruecos en noviembre, y el reconocimiento del expresidente Donald Trump de la soberanía marroquí del territorio autónomo. Pero, al margen de la geoestrategia y la política internacional, el abundante trasiego de aviones y buques a unas 50 millas al norte de la Graciosa (92,6 kilómetros) de La Graciosa, apareció de sopetón para el tráfico aéreo en Canarias.

Los controladores aéreos de Canarias han reconocido que se han visto “sorprendidos por el vuelo de los aviones militares norteamericanos sobre el espacio aéreo español”.

El portavoz de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) Canarias, José Luis Feliú, señalaba ayer que las maniobras no han causado incidencias, ni los aviones comerciales han tenido que cambiar sus rutas, siempre dependiendo de la situación de los distintos aviones, ni ha afectado a las entradas y salidas de los aeropuertos canarios. Eso sí, admite que hacía muchos años que no se registraba una operación similar e imprevista, que han ido solventando sin problemas.