Los migrantes que fueron expulsados el pasado viernes del campamento ubicado en el antiguo regimiento Canarias 50, en La Isleta, siguen en la calle. Son 41 chicos magrebíes y han dormido en la parroquia de San Pedro y reciben alimentos por los vecinos y la plataforma ciudadana Somos Red. El párroco Jorge Hernández critica la improvisación con la que se está atendiendo a los migrantes y afirma que La Isleta no puede hacer frente sola a esta situación.

Ayer iban a dormir de nuevo en la parroquia de San Pedro, en La Isleta. Los vecinos y la plataforma solidaria Somos Red se encargaron de darles comida y colaboraron en albergarlos. Algunos fueron expulsados el pasado viernes del macrocento Canarias 50 por mal comportamiento y otros se fueron voluntariamente, alegan desde Cruz Roja, la ONG que gestiona este recinto. El Ministerio de Migraciones es taxativo: “Los que son expulsados o se van se quedan fuera de la red de acogida”. Pero estos chicos dicen que no todos fueron agresivos, simplemente están en un centro en el que conviven más de 300 personas que no se conocen y es lógico que haya roces. Según el párroco de San Pedro, Jorge Hernández, no se les puede echar así a la calle. Cruz Roja es una organización con solera y debería gestionar estos comportamientos de otra manera con chicos que ven su futuro frustrado y están nerviosos, recalca. Uno de ellos llegó ayer de un centro de salud con un dolor torácico. Un ataque de ansiedad. Tiene 19 años y dice que hay mucho ruido en las carpas donde duerme y no le gusta el ambiente. Solo quiere irse con sus familiares a Almería.

El padre de la parroquia de San Pedro los ha acogido por segundo día, pero atiende a otras 70 personas en su comedor diariamente y están desbordados. “La Isleta no puede hacer frente sola a este problema”, y no se puede tirar a la calle a los migrantes, afirma indignado. ¿Qué va a hacer? “No sabemos”, contesta. Esta preocupado y las administraciones no dan respuesta. Nadie habla, critica la improvisación con la que se está atendiendo a estas personas y evidencia la tensión que se genera en el vecindario porque hay quienes los ayudan pero hay otras personas que no les gusta verlos por allí.

Pero la solidaridad fluye. Y los vecinos se acercan a ayudarles con bocadillos y desde la parroquia se les da comida caliente. De día han estado a las puertas del Canarias 50 y en el Confital, y de noche pudieron pernoctar en la parroquia. Somos Red intentó ayer que Cruz Roja los readmitiera y se han dirigido a la Delegación del Gobierno. Pero no han obtenido respuesta. La plataforma solidaria ha solicitado al delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, que explique los motivos por los que la respuesta de acogida humanitaria aboca a los inmigrantes a vivir en la calle. Pide además que se articulen las acciones necesarias para que los inmigrantes que abandonaron el pasado viernes el campamento Canarias 50 de La Isleta puedan regresar a esta instalación o los reubiquen en otro espacio hasta que puedan seguir su tránsito a la Península. Asimismo, reclama que el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Gran Canaria y los distintos ayuntamientos abandonen su “vergonzosa indiferencia” ante la situación en la que se encuentran los inmigrantes que viven en la calle.

Cruz Roja expuso ayer que el equipo de mediadores y de traductores del campamento de acogida Canarias 50 trató de convencer “uno a uno” a los 64 inmigrantes que abandonaron la instalación el pasado viernes porque perdían su derecho a esta ayuda humanitaria. El subdirector de Inclusión Social de Cruz Roja en España, José Javier Sánchez, asegura esta recomendación se hizo también a los que mantuvieron una actitud violenta, algo que la ONG atribuye a la frustración que sienten por no poder continuar el propósito de su viaje tras haber llegado en patera o cayuco a las islas.

El responsable de Inclusión Social explica que el manual de gestión de asistencia humanitaria establece que ante una renuncia voluntaria a la plaza de acogida ya no se puede optar a ella. Las personas que abandonaron el pasado viernes el Canarias 50 lo hicieron por propia voluntad y en un contexto de “amenaza y agresividad”, por lo que su readmisión no es posible “porque pone en riesgo la gestión del campamento”, donde deben “velar por los 315 que se alojan de momento en el Canarias 50” porque las plazas previstas son para 1.200, así como por los trabajadores que los atienden, señala Cruz Roja.