Los primeros cien migrantes subsaharianos llegaron en la mañana de ayer al campamento de acogida de Las Canteras, en La Laguna, que es el segundo de estas características que se abre en dicho municipio. Frente a lo ocurrido en Las Raíces hace tres semanas, esta vez los ciudadanos africanos no se opusieron a quedarse en el lugar. En el nuevo recinto, el alojamiento de las personas en situación irregular está en edificaciones ya existentes que se han acondicionado para la ocasión, mientras que en Las Raíces se halla en decenas de carpas sin calefacción.

Las fuentes consultadas explican que este recinto está en mejores condiciones que el ubicado en el camino del Rodeo Alto, donde ha habido varios altercados y protestas. En Las Canteras tienen regletas con diferentes enchufes para cargar sus móviles en las paredes cada dos o tres literas. De hecho, la inexistencia de esta opción para cargar sus teléfonos ha sido una de las quejas reiteradas por los acogidos en Las Raíces.

Residentes en la zona recibieron la medida con incertidumbre, ya que desconocen cómo será el comportamiento de los usuarios. El vicepresidente de la Asociación de Vecinos, José Francisco Expósito, afirmó: “no tenemos nada que decir”; “está el compromiso del Ayuntamiento de que habrá más seguridad en el entorno”.

Reconoció que hay incertidumbre y “estamos a la expectativa” de lo que ocurrirá en las próximas semanas. Para él, las instalaciones son “un poco diferentes” a las de Las Raíces, entre otras cosas porque el número de plazas es inferior. Hasta ahora, ha tenido contacto con el alcalde, Luis Yeray Gutiérrez, con quien ha hablado por teléfono y de forma telemática. En cambio, califica de “fatal” el trato del Gobierno estatal, “que no ha informado de nada”. Opina que “la Delegación del Gobierno lo ha hecho mal; podía haber mandado al subdelegado a hablar con los vecinos, pues sentimos que nos han impuesto el centro, sin informarnos”. Expósito se pregunta si el campamento va a ser algo temporal o permanente para migrantes, o bien un recinto que en el futuro podrá ser usado por vecinos. Recordó que el anterior gobierno municipal se planteó que podía ser usado como centro de día o residencia geriátrica. Estima que en Las Canteras pueden residir entre 2.500 y 3.000 personas.

Algunos ciudadanos consideran que es un núcleo “de paso” hacia Tegueste, Tejina, Bajamar o Punta del Hidalgo. La presencia de agentes de los cuerpos de seguridad y la apertura de las puertas del antiguo acuartelamiento militar generó curiosidad entre miles de conductores que pasaron por la carretera insular.

Una pareja de vecinos que camina por el lugar refiere que no es el entorno adecuado para acoger a migrantes. Para la mujer, “es muy difícil arreglar un espacio de este tipo y que posea las condiciones mínimas exigibles para tener a estas personas”. A su juicio, “cuando se toman soluciones de emergencia, se les puede ir de las manos, porque no se controlan todos los factores”. El hombre opina que los migrantes “dan pena”, pero las autoridades generan “un conflicto y un problema para la zona”.

Advierten de que no es lo mismo contar con un centro de acogida de 80 o 100 personas, que uno con más de 1.500. Consideran que los ciudadanos canarios se han quedado “desolados” ante las decisiones adoptadas por Europa en materia migratoria. Lamentan que “las autoridades locales han protestado, pero no lo suficiente”.

Otro matrimonio confiesa que prefiere no opinar, “porque todo sería negativo”. Una mujer observa desde su todoterreno el interior del recinto. “No me molestan los inmigrantes, si se portan bien”, aclara. Pero advierte de que “no todo el pueblo está a favor” de su presencia en el lugar y matiza que hay “incertidumbre” entre la gente que tiene negocios por la zona. Estima que las autoridades deberían haber arreglado dicho recinto hace muchos años para acoger “a las personas sin hogar de la zona, que les hace mucha falta”.

Una mujer joven que pasea con su perro manifiesta que los migrantes “tienen que estar en algún lugar y, de que el recinto esté cerrado y no se use, pues que estén aquí, mientras no se les pueda ofrecer otro lugar”. Sin embargo, dos jóvenes reconocen que “tenemos reticencias”, sobre todo a raíz de los altercados que algunos migrantes han protagonizado entre ellos en el interior del campamento de Las Raíces en las últimas tres semanas. Manifiestan que “esta es una zona tranquila, en la que viven muchas familias y donde hay numerosas personas mayores”. Desde su punto de vista, “hay mucha incertidumbre” sobre cómo se van a comportar los usuarios.