Badr llama, uno por uno, a todos sus compañeros de protesta para repartirles café con leche, galletas, fruta o zumos. Lo que se puede dar, claro. La mayoría solo recibe un pequeño vaso de plástico con leche y café caliente pasadas las 13:00 horas. Badr es marroquí y uno de los líderes organizadores de las quejas contra el funcionamiento y la atención en el campamento de acogida de Las Raíces, en el municipio de La Laguna. Tiene apuntado en un papel los nombres de todos aquellos migrantes que se han sumado a la acampada alternativa que se ha formado en un aparcamiento de tierra frente al centro. Hasta mediodía de ayer, alrededor de 45 usuarios del mencionado recinto habían decidido sacar sus sacos de dormir, mantas y ropa para reivindicar que quieren salir de Tenerife hacia la Península u otros países europeos, además de que les den más comida y tener agua en los baños, calefacción en las carpas y mejor conectividad para hablar con sus familias. Una veintena de ellos durmieron al raso la noche del lunes, y anoche cerca de unos 40.

Los alimentos son traídos por activistas de la Asamblea de Apoyo a los Migrantes en Tenerife, así como por ciudadanos que quieren ayudar porque les parece sorprendente la realidad que viven magrebíes y subsaharianos en Las Raíces.

Una de las personas que aporta su vital granito de arena es María, una vecina del Rodeo Alto, que conoce de cerca el proceso migratorio. Ha traído café, leche, galletas, mascarillas y analgésicos. Durante varios años, entre el 2006 y el 2012, esta mujer trabajó con la ONG Mundo Nuevo como cocinera. Tuvo que aprender cocina internacional para atender a los migrantes atendidos por dicha entidad. Preparaba alimentos para los menores del centro de acogida situado en el municipio de Tegueste, por donde llegaron a pasar 1.700 adolescentes llegados en embarcaciones desde África.

Otra ciudadana llega en un coche de alta gama. Y, tras preguntar qué hace falta, señala que les traerá agua y bocadillos. Además, explica que un colectivo de mujeres estaba preparando tortillas para llevarles a los acampados. También se muestra dispuesta a publicar en redes sociales las carencias de los migrantes, con el objetivo de que se les aporte “leche, café, té o algo caliente”. Además, llegan cajas de fruta y otros productos sólidos minutos después.

Uno de los jóvenes que les presta apoyo trajo una tarjeta de móvil para que uno de los magrebíes pueda llamar a su familia durante algún tiempo. Entre las comidas que les dan en el campamento, en pequeños grupos se desplazan a La Laguna, o bien a la gasolinera Pcan La Mina y un supermercado anexo. Algunos caminan solos por los alrededores. Otros descansan y hablan entre ellos tumbados en el lugar que encuentran más cómodo. La inmensa mayoría de los que forman la acampada alternativa son magrebíes y, hasta la mañana de ayer, tan solo dos eran de origen mauritano, según señalaban Badr y Mohamed.

Un subsahariano con una sudadera naranja decidió grabar en vídeo con su móvil las pancartas colocadas junto a la improvisada base de la protesta. Pero cuando empezó a captar los bártulos y a los magrebíes, algunos de estos últimos empezaron a gritarle e increparle para que dejara de hacerlo. Mohamed aclara que los protagonistas de las denuncias aceptan que los periodistas les hagan fotos o los graben en vídeo, pero no así otros migrantes. Critica que hay personas en el campamento de Las Raíces que aceptan estar allí sin protestar. Pero él considera que hay que actuar “paso a paso, luchar, buscar soluciones, no solo dormir y comer”. Un varón llamado Ibrahim, llegado desde Mauritania, confirma que hay poca comida en el campamento y advierte de que los problemas surgen “porque hay mucha gente” en el recinto. Badr y sus compañeros agradecen mucho la acción solidaria “de la gente de Tenerife”. Señala que “quiero enviar dinero a la mujer y mi padre ha muerto”. Tanto él como otros magrebíes lamentan que el personal de Accem solo les diga “espera, espera, mañana, mañana”. Algunos saben que, si permanecen más de 72 horas fuera del recinto del Ministerio de Migraciones, ya no podrán volver a beneficiarse de sus servicios.

Sin agua en los baños

Uno de los problemas a los que deben enfrentarse los usuarios de Las Raíces es la falta de agua en los baños, ni en las cisternas ni en los lavabos. Tampoco sale agua en las pequeñas pilas habilitadas para lavar la ropa. Fuentes autorizadas de Accem explicaron en la mañana de ayer que “tenemos constancia de que ha habido un problema relacionado con la presión del agua”. Ante esta circunstancia, explican desde dicha ONG que, “en cuanto se ha detectado, se ha dado aviso para que se pueda solucionar lo antes posible”.

Una de las personas de la Asamblea de Apoyo a los Migrantes, J.C., comenta que “nos coordinamos para abarcar las diferentes necesidades de estas personas”, a nivel legal, de recursos materiales, acompañamiento o de comunicación. “Están cansados del trato que reciben, de que no haya soluciones, ni agua caliente y tampoco atención médica”, indica J.C.

Intereses distintos

Otros miembros de la citada plataforma advierten de que en el interior del antiguo acuartelamiento militar hay mucha tensión, entre otras cosas, porque existen personas de muy diferentes procedencias y con intereses distintos. Otro de los obstáculos que detectan desde la Asamblea es que los migrantes “están completamente desinformados”, pues hay “muy pocos traductores y pocos abogados” para asistirlos. “Su incertidumbre es peor que una realidad que no quieren”, aclara J.C.

Exigen un informe de Sanidad

La Plataforma Canarias Libre de CIE volvió a exigir ayer el cierre definitivo del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Hoya Fría y la puesta en libertad de las personas migrantes que están en el mismo, pues las medidas adoptadas conllevan “mayores restricciones y sufrimiento para los internos y se han demostrado ineficaces para evitar los contagios de covid-19 y garantizar su salud”. El colectivo también pide que las autoridades sanitarias del Gobierno canario paralicen el envío de migrantes a los campamentos hasta que se garantice que estos cumplen la normativa de prevención del coronavirus y, sobre todo, para que los posibles brotes de dicha enfermedad no vulneren aún más la libertad de movimiento de tales personas. Para la Plataforma, Sanidad debe emitir, con urgencia, un informe sobre la idoneidad de los espacios “de acogida de migrantes” en el contexto de la pandemia, para saber si los aforos previstos para Las Canteras y Las Raíces resultan idóneos o si es apropiado tener entre 30 y 50 migrantes por carpa. También demanda que todos los menores migrantes sean tratados según la Ley, mientras se determina su edad y que el proceso para conocer la misma se lleve a cabo con respeto a su dignidad.