El Gobierno de Canarias tendría para costear todo su presupuesto anual para dependencia y fomento del empleo con el dinero que no ha podido recaudar por culpa del coronavirus. Los ingresos por los impuestos del Régimen Económico y Fiscal (REF) se redujeron en 2020, el Año I de la pandemia, en 356,7 millones de euros, según los primeros cálculos de la Agencia Tributaria Canaria. Se trata de la mayor caída interanual –en solo un año– registrada hasta la fecha. Los 1.389,2 millones recaudados en el último ejercicio por el llamado Bloque de Financiación Canario o Bloque del REF son la cuantía más baja desde 2013. Es decir, la más baja de los últimos siete años. Con todo, y aunque a tenor de lo dicho pueda parecer paradójico, los ingresos no se han aminorado tanto como previó la Consejería de Hacienda para el peor de los escenarios. En el Departamento que dirige Román Rodríguez calcularon que el virus y las medidas para contener su avance amenazaban con hundir la recaudación en hasta 500 millones de euros. Al final se han perdido unos 140 millones menos. En otras palabras: el hundimiento se ha producido pero podría haber sido peor.

2020 llevaba camino de ser un ejercicio positivo para la Hacienda canaria hasta la irrupción de la Covid-19. De hecho, la recaudación de la Comunidad Autónoma en los dos primeros meses del año –fue a mediados de marzo cuando el Gobierno central decretó el estado de alarma– llegó a 421,1 millones de euros. Eran 139,5 millones más de lo ingresado en enero y febrero de 2019, la friolera de un 49,5% más. En definitiva, y hasta que comenzó la pandemia, la Hacienda pública isleña estaba recaudando 1,5 euros por cada euro ingresado en 2019. Si la Covid-19 no hubiese sacudido al mundo, la recaudación por el Bloque de Financiación Canario habría sumado al cabo de 2020 la primera o, en el peor de los casos, la segunda cuantía más alta de la historia –el récord está en los casi 1.863,3 millones de euros de 2018–. Pero no fue así. En los siguientes diez meses, de marzo a diciembre, los ingresos por los tributos del REF –con el IGIC en primer lugar– se quedaron en poco más de 968 millones. Las restricciones de movilidad para frenar el avance del coronavirus, el cero turístico y, en última instancia, los cierres de empresas –temporales o definitivos– le han hurtado así a la recaudación autonómica hasta 496,3 millones de euros. Así pues, si los meses de enero y febrero no hubiesen sido tan positivos para la Hacienda canaria –con ese aumento de la recaudación de 139,5 millones que compensó en parte la caída que se produjo a partir de marzo–, las pérdidas incluso habrían superado los 500 millones de euros que calculó el Gobierno para el peor escenario. Ese buen arranque de año es el que finalmente ha limitado el agujero en los ingresos públicos del Archipiélago a solamente 356,7 millones. Un agujero que en todo caso es enorme.

Para hacerse una idea de hasta qué punto la pandemia ha acabado con las previsiones precrisis de la Consejería de Hacienda basta con echar un vistazo a los presupuestos de la Comunidad Autónoma. En las cuentas públicas para el actual ejercicio hay consignados 358,1 millones de euros para todo el capítulo II de gastos. En consecuencia, con los ingresos que se perdieron en 2020 por la crisis del coronavirus se podría haber sufragado todo el desembolso anual en los alquileres de edificios públicos, en los recibos de la luz y el agua o en suministros necesarios para que los funcionarios puedan hacer su trabajo, desde el papel de las fotocopiadoras hasta cualquier otro material de oficina, por ejemplo. Los prácticamente 357 millones que se comió la Covid-19 también habrían sido suficientes, o casi, para cubrir el presupuesto para infraestructuras –371,3 millones– e incluso para cubrir la suma de lo destinado para justicia –168,5 millones– y comercio, turismo y pymes –149,5–. En este último caso hasta sobrarían 39 millones para, por ejemplo, seguridad e instituciones penitenciarias –37,4–.

Desde una perspectiva más social, la recaudación perdida equivale a la suma de lo consignado en las cuentas autonómicas para la “Atención a las personas en situación de dependencia”, un total de 221,1 millones de euros, y para la “Atención a personas con discapacidad”, 56,8 millones. Es más, casi que daría también para garantizar el presupuesto para “fomento del empleo”, que llega a 85,8 millones de euros.

De los poco más de 1.389 millones recaudados en 2020 por los impuestos del fuero regional, la mayor parte corresponde al Impuesto General Indirecto Canario (IGIC), con diferencia la principal fuente de recursos del REF. Los ingresos por este tributo, el gemelo isleño del IVA peninsular, se quedaron el año pasado en 1.234,1 millones de euros. Son 351,4 millones menos que en 2019. El otro impuesto del REF, el de matriculación, dejó el año pasado en las arcas de la Hacienda regional 14,2 millones de euros, 8,5 millones menos que en el ejercicio anterior. La excepción fue el Arbitrio sobre Importaciones y Entregas de Mercancías, el polémico AIEM, que le reportó al fisco isleño un total de 140,8 millones de euros, 3,2 millones de incremento. Una leve subida que apenas compensa una mínima parte de la caída del Impuesto de Matriculación y, sobre todo, del IGIC. Es este último tributo el que evidencia la restricción del consumo causada por los confinamientos y la parálisis económica.

El efecto de la subida del IGIC dura dos meses

Las consecuencias del coronavirus en la recaudación de la Comunidad Autónoma se cuantifican en 357 millones de euros menos en el Año I de la pandemia. Hasta 496,3 millones menos si se excluyen del cálculo los ingresos de enero y febrero, cuando la Covid-19 aún no había arrasado la economía regional. En esos dos primeros meses de 2020, la recaudación por el Bloque de Financiación Canario creció de manera sensible –en casi 140 millones de euros– por la aparente buena salud de las cajas de las empresas y los bolsillos de las familias, pero no solo por eso. Hay que recordar que el Gobierno de Ángel Víctor Torres decidió subir los impuestos el pasado ejercicio, en concreto en medio punto en el caso del tipo general del IGIC. Esta subida, que el Ejecutivo regional justificó diciendo que en realidad solo se trataba de recuperar el medio punto del tipo general del IGIC –del 6,5 al 7%– que había bajado el anterior Gobierno de Coalición Canaria –a regañadientes y forzado por el PP a cambio de su apoyo a los presupuestos autonómicos–, se notó en esos dos primeros meses del año, pero hasta ahí. La magnitud de la crisis es tal que la subida no evitó que la recaudación por el Impuesto General Indirecto Canario se hundiera en 351,4 millones de euros. Es decir, se ingresaron 351,4 millones menos en 2020 con el tipo general en el 7% que en 2019 con el 6,5%. Además, hay que tener en cuenta que la recaudación, a falta de cifras oficiales, no ha mejorado, ni mucho menos, en lo que va de 2021, con el turismo aún en coma.