Varios expertos en los procesos de migraciones hacia la Unión Europea consideran que el modelo de centro de acogida que el Gobierno del Estado ha aplicado en el Archipiélago como vía para contener los desplazamientos de migrantes hacia la Península y otros países de la Unión Europea no es el adecuado. Así lo plantean los profesores Vicente Zapata, de la Universidad de La Laguna y presidente del Observatorio de la Inmigración de Tenerife (Obiten), y Daniel Buraschi, analista de la Red de Acción e Investigación Social (RAIS) y docente en la Universidad de Castilla-La Mancha, a raíz de la próxima apertura del recurso de Las Raíces, en las proximidades del aeropuerto de Los Rodeos, y en el antiguo acuartelamiento de Las Canteras, ambos en el municipio de La Laguna. Según los datos que han trascendido, en el primero habrá una capacidad máxima para 2.400 personas y en el segundo, para otras 1.500; es decir, unas 3.900 en total.

Para Buraschi, lo primero que se debe tener en cuenta es que en dichas dependencias se va a acoger a personas “que no quieren quedarse en Canarias”. Desde ese punto de vista, defiende la idea que lo más apropiado es su traslado a la Península. En segundo lugar, pregunta Buraschi quiénes serán los usuarios de ambos recintos. Apunta que, con toda probabilidad, se trata de aquellos migrantes que no han pedido protección internacional, desconocen si pueden solicitarla o no reúnen los requisitos necesarios. Por ese motivo considera probable que algunos o muchos de ellos serán devueltos a sus regiones de origen.

Para este investigador, conviene recordar las experiencias vividas en Italia o Grecia tras la puesta en marcha de macrocentros. Opina que si no se cuenta con las administraciones y autoridades locales, a la vez que se informa y se prepara a los vecinos de las comunidades donde se implantan, se puede generar un efecto de profundo rechazo, porque representantes públicos y ciudadanos estiman que los inmigrantes se les están imponiendo por la fuerza. Y este es un asunto “complejo” para evitar manipulaciones, así como discursos o acciones abiertamente xenófobas o racistas, comenta.

Reparto adecuado

Según Buraschi, “es mejor tener una decena de centros de 100 usuarios cada uno, que un único espacio de un millar de migrantes”. Por eso, aboga por un mayor reparto de estas instalaciones en el territorio, por ejemplo, en diferentes comunidades autónomas. O bien, su distribución por varios países de la Unión Europea. En este punto recuerda cuando hace apenas un lustro Italia o Grecia solicitaron solidaridad a la UE en esta materia. A su juicio, plantear que Canarias sea la nueva Lesbos o Lampedusa, “es muy cortoplacista y poco eficaz”.

En cualquier caso, afirma que cinco elementos pueden marcar la diferencia en estos casos. Defiende que el primero, y más importante, es saber cuál es el proyecto de quienes llegan en pateras o cayucos, ya que lo más probable es que quieran llegar a países como Francia o Bélgica, por ejemplo. Considera que el segundo aspecto es que haya una gestión basada en los derechos humanos y la participación de los usuarios. En tercer lugar destaca la importancia de ofrecer una información clara y hacer una administración transparente. El cuarto punto pasa por la establecer una estrecha colaboración con administraciones locales, ong, asociaciones y movimientos sociales que llevan muchos años de labor con personas migrantes. Y el quinto aspecto pasa por implicar a los vecinos en un proceso participativo de acogida.

Zapata coincide en que la fórmula planteada para Las Raíces y Las Canteras “no es el mejor modelo”. No obstante, piensa que “lo vemos como una oportunidad para avanzar hacia un concepto de acogida más comunitaria”. Se refiere a la idoneidad de que crear en el futuro “centros más pequeños, en el interior del tejido urbano, en varios municipios”. Y, por ahora, La Laguna asumirá casi toda la capacidad de acogida prevista para la provincia de Santa Cruz de Tenerife. El Gobierno ha hablado de 7.000 plazas y en los citados antiguos cuarteles habrá unas 3.900.

Para el profesor del departamento de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna, resulta muy importante que exista un diálogo entre el Gobierno del Estado, el ayuntamiento y las diversas ong que intervienen con los migrantes. Y, desde su puesto como máximo responsable del Observatorio de la Inmigración de Tenerife, se ofrece a colaborar y a efectuar todas las aportaciones posibles para que se desarrolle una experiencia válida.

Sobre la ubicación del antiguo acuartelamiento de Las Raíces, recuerda Zapata que se halla entre El Rodeo Alto y El Ortigal Bajo, en el espacio que denomina “periurbano”, en una zona de marcado carácter agropecuario. Ese recinto ya se utilizó en el año 2006 para el internamiento de migrantes. Cabe recordar que dichas personas estarán en régimen abierto, pues no están detenidas.

Este profesor canario aclara que, “si se hacen bien las cosas, desde La Laguna se podrá cambiar el actual modelo de acogida temporal” de estos ciudadanos que buscan una vida mejor. Cree que el Gobierno “debe responder a la situación de urgencia, pero el escenario futuro deberá ser distinto”. Explica que ya han empezado a movilizarse para la recogida de ropa destinada a dichas personas llegadas en pateras o cayucos, así como para parar situaciones de incomprensión, falta de información e, incluso, de oposición hacia los migrantes.

Sobre la actual política migratoria de la Unión Europea, que consiste en frenar los movimientos de personas en las islas (Lesbos, Lampedusa o Canarias) a donde llegan, Vicente Zapata afirma que “no nos parece acertada, ya que las islas no tienen capacidad para hacer frente por sí solas a la atención y acogida” de quienes salen de África para buscar una vida más próspera. Sobre todo porque no es un fenómeno coyuntural, sino un “proceso estructural”, en el que “ya tenemos una experiencia de 27 años en el Archipiélago”. Por eso, el profesor anima a “asumir el reto”.