El presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, y los mandatarios autonómicos están viviendo la etapa más complicada de sus respectivas carreras políticas como gestores como consecuencia de la pandemia sanitaria y la crisis económica y social derivada de ella. Cuando está a punto de cumplirse el año de la llegada del coronavirus que hiciera saltar por los aires las agendas y previsiones de todos los equipos de gobierno de este país, los líderes políticos hacen balance y constatan que en este tiempo han cambiado todos los esquemas sobre los que construyeron sus programas para sus respectivas legislaturas de referencia. Es así incluso en el ámbito de las relaciones entre el Estado y las comunidades autónomas y en el propio ecosistema político que apuntala en estos momentos a Sánchez como líder de una mayoría minoritaria en el Congreso, y como máximo dirigente del principal partido que la sustenta, el PSOE.

La pandemia y otros elementos de la política nacional ha trastocado en este sentido las posiciones de las baronías socialistas y han provocado no pocas tensiones internas en el partido, repercutiendo en las relaciones de las regiones que gobiernan con el Ejecutivo central. Pese a que se mantienen más o menos las posiciones de cada uno de los dirigentes regionales sobre el grado o nivel de apoyo y cercanía a Sánchez respecto a cuando este tomó por segunda vez las riendas del partido, los choques en distintos ámbitos han sido frecuentes y los reproches al presidente por determinadas decisiones de su gobierno se han multiplicado.

En este primer año de Ejecutivo de coalición junto a Unidas Podemos, y cuando el PSOE acaba de oficializar que retrasa su XL Congreso Federal hasta octubre, Sánchez logra mantener el total dominio sobre la escena del partido, pero no evitar movimientos de fichas en el tablero de las baronías socialistas. En este marco, el presidente de Canarias y secretario general de los socialistas canarios, Ángel Víctor Torres, está jugando una partida singular en la que, sin poner en duda que sigue siendo uno de los apoyos firmes de Sánchez, está tenido que hacer movimientos medidos, y más o menos arriesgados, para defender sus propias posiciones como gestor político del territorio que más está sufriendo las consecuencias de la pandemia, con el agravante de la emergencia migratoria que le afecta desde el pasado verano.

El presidente español está apuntalando su liderazgo y acción de Gobierno gracias al ‘eje periférico’

Sánchez está logrando apuntalar su liderazgo y la propia acción del Ejecutivo sobre lo que algunos medios empiezan a denominar el eje periférico, que integra a los presidentes de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig; de Baleares, Francina Armengol; y de Navarra, María Chivite. En el mismo eje, con todos los matices que se le quieran poner, también estaría el propio Torres, así como los dirigentes regionales Idoia Mendía, vicelehendakari Segunda del Gobierno vasco en el pacto de gobierno con el PNV, y el dirigente catalán Miquel Iceta, aunque éste sin la responsabilidad de gobierno que tienen los antes citados y ahora en retirada de la dirección del PSC tras su sustitución como candidato a la Generalitat en las próximas elecciones en Cataluña.

Frente a este bloque, se mantiene un pequeño pero influyente grupo de barones que cuestionan algunas de las lineas estratégicas de Sánchez sobre todo en relación con los acuerdos alcanzados con los soberanistas catalanes (ERC) y vascos (EH Bildu) y que estaría formado por los presidentes de Aragón; Javier Lambán; Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; y Extremadura, Guillermo Fernández Vara.

En un grupo aparte y sin mucho peso en estos momentos del contexto político estatal estarían la dirigente de Andalucía, Susana Díaz, a quien los sanchistas de esa comunidad están tratando de apartar del liderazgo, o el portavoz socialista en la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, que no lidera el partido en la región y cuya estrategia de oposición al Gobierno popular de Isabel Díaz Ayuso, está siendo muy cuestionada por el partido. Posiciones más discretas mantiene el presidente de Asturias, Adrian Barbón, y la presidenta de La Rioja, Concha Andreu. El puzzle socialista está sometido a distintas tensiones tanto por las derivadas regionales de la gestión de la pandemia por parte del Gobierno central, como por asuntos como el acuerdo con Bildu, innecesario según sus críticos, para sacar adelante los Presupuestos estatales de este año; o las negociaciones con el soberanismo para superar las consecuencias del ‘procés’ en Cataluña, incluida la posibilidad de indulto para los dirigentes separatistas encarcelados por sentencia del Tribunal Supremo.

Línea directa con Sánchez

En este complicado escenario, el líder de los socialistas canarios se está moviendo con pies de plomo para no quedar desdibujado en el ámbito interno del partido, pero al mismo tiempo para dejar constancia de que son muchos los asuntos sobre los que cree que el Gobierno central podría hacer mucho más en relación con Canarias. Torres no cuestiona en absoluto las lineas estratégicas de Sánchez sobre las que logró la investidura, que obligó a pactar con el soberanismo catalán y a abrir un diálogo sobre el futuro de Cataluña, pero ha sido de los barones socialistas que más ha pleiteado con el Ejecutivo estatal sobre las medidas a contemplar para su territorio de referencia en relación con la gestión de la pandemia y sus consecuencias, además de otros asuntos bilaterales entre Canarias y el Estado que se arrastran desde hace tiempo.

Aseguran desde el entorno de Torres que este ha tenido a lo largo del año “permanente linea directa” con Sánchez y que ha sido, sin ninguna duda, el presidente regional que más ha hablado con él, siempre para reclamar medidas específicas para el Archipiélago. Fruto de esa insistencia se han logrado cambiar algunas de las posiciones e inercias negativas por parte de los ministerios implicados, como el de la reforma de la RIC, el uso del superávit, mejoras en los Presupuestos estatales (entre ellos 100 millones de deuda en carreteras a través de una enmienda de NC, socio en el Gobierno regional), ayudas al sector turístico, o la activación de los planes para tratar encauzar la emergencia migratoria.

En algunos de estos temas se está lejos, sin embargo, de haber obtenido el resultado buscado, mientras que en varios otros el desacuerdo entre ambos gobiernos ha sido evidente, provocando tensiones que no siempre se han disimulado, como es el caso de las pruebas serológicas necesarias para que los viajeros nacionales e internacionales pudieran entrar en las Islas. Con todo, Torres cree estar jugando bien sus cartas combinando la necesaria presión ante el Estado y el propio Sánchez, empujado en parte por sus socios del ‘pacto de las flores’ ahora debilitado tras la pérdida de uno de los escaños de NC por la baja de su diputada regional Sandra Domínguez, para seguir desarrollando la agenda canaria en el marco de la crisis sanitaria, económica y migratoria, con el alineamiento de fondo a la estrategia nacional del líder socialista para superar la pandemia, tratar de recuperar la normalidad lo antes posible, y dar estabilidad al Gobierno central para lo que resta de legislatura.