Los primeros traslados de menores migrantes a otras comunidades autónomas se producirán después de Navidad, ante las demandas del Gobierno canario por el desbordamiento que sufren las Islas en la acogida de estos chicos. Cinco regiones se mostraron dispuestas el pasado viernes, en la Comisión delegada de Servicios Sociales -donde están presentes comunidades autónomas y el Estado- a albergar en total a 95 menores no acompañados, que pasan a ser tutelados por el Gobierno de Canarias una vez arriban a las costas isleñas de forma irregular.

La consejera de Derechos Sociales, Noemí Santana, hizo un llamamiento de solidaridad interterritorial dada la saturación del Archipiélago. En estos momentos, Canarias tiene 2.362 chicos bajo su tutela. Esto supone un crecimiento superior al 310% en 2020. Para albergar a todos estos jóvenes se ha tenido que recurrir a 24 infraestructuras de emergencia -14 en Gran Canaria, ocho en Tenerife y dos en Fuerteventura-, entre ellos apartamentos turísticos.

Cataluña es la que más jóvenes se ha ofrecido a acoger: 40; Valencia 20; 10 Navarra; otros 10 Extremadura; y 15 Aragón, que suman un total de 95 plazas. Una cifra inferior a la que pretende llegar el Gobierno canario, que calcula que debe haber derivaciones de, al menos, 500 menores a otras comunidades.

No obstante, el compromiso de estas autonomías supone un primer paso para ayudar a Canarias en el cuidado de estos chicos. Otras cinco regiones, Castilla y León, Castilla La Mancha, País Vasco, Asturias y Galicia también mostraron su voluntad de albergar a menores tutelados en las Islas, pero no concretaron el número de plazas. Andalucía, Ceuta y Melilla no están en disposición de acogerlos porque son comunidades que ya están saturadas.

Todas las autonomías piden un plan para la atención integral de estos menores con una financiación estable. El ministerio de Derechos Sociales propone elaborar en un primer momento un modelo básico de derivaciones y después, en coordinación con la Comunidad Autónoma, se hará un documento que defina el mecanismo de cooperación y derivación.

En cuanto a la financiación para las Islas, a finales de noviembre el Gobierno central accedió a dar un fondo extraordinario de 10 millones de euros para los gastos que supone la atención a los menores que han llegado a Canarias.

Esta no es la primera vez que el Archipiélago se encuentra en esta situación de congestión. Tras la crisis de los cayucos de 2006 se empezó a diseñar un plan en el Observatorio de la Infancia, un grupo de trabajo del Ministerio de Sanidad, con las comunidades, ministerios con competencias migratorias, la Fiscalía y las ONG que atienden a menores extranjeros. El último borrador, de octubre de 2019, proponía la creación de centros de financiación estatal en los principales puntos de llegada para, desde estos lugares, derivarlos a otras comunidades en función de su población, ingresos fiscales o su índice de desempleo, pero este documento está parado.

La presión migratoria que soportan las Islas, con 20.000 personas llegadas en pateras y cayucos en este año, incluidos menores, centró ayer también la reunión del Consejo Rector de Casa África, que presidió la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya, por videoconferencia, y el presidente canario, Ángel Víctor Torres. En este encuentro, se acordó por unanimidad encargar a Casa África que en 2021 genere espacios de debate sobre el fenómeno migratorio, a fin de obtener análisis y puntos de vista que puedan servir al conjunto de la Unión Europea.

Torres insistió en el llamamiento a la solidaridad entre las diferentes comunidades autónomas para no dejar en soledad al Archipiélago ante el fenómeno migratorio El presidente canario hizo suyas las palabras de Pedro Sánchez de solidaridad y apeló a que otras comunidades “no digan cosas para quedar bien ante sus ciudadanos”. Por ello, pidió a presidentes de algunas autonomías, que se han “revirado” ante el hecho de que pueda haber migrantes que lleguen a Canarias en sus territorios, que “digan lo que sienten” pero también que “sientan lo que dicen”.