Los presupuestos canarios quedaron ayer listos para su aprobación definitiva en el pleno del Parlamento el 17 de diciembre, al haber superado el trámite de comisión en un debate sobre las enmiendas parciales marcado por las dudas entre la oposición sobre las previsiones económicas en las que se basan las cuentas.

Para elaborar las cuentas de 8.754 millones de euros (407 millones más, un aumento del 5% con respecto a este año), el Gobierno de Canarias ha calculado un crecimiento del PIB del 17,3% en 2021, con una caída en 2020 de 21,6%, así como un desempleo del 25,07% a final del próximo ejercicio. Sin embargo, el cero turístico, la posible pérdida de la temporada de invierno, las restricciones en Europa y el avance de la pandemia en las Islas hacen dudar de estas previsiones y por tanto de los ingresos en los que se basa este presupuesto, alertó la portavoz de CC-PNC, Socorro Beato. “Es un cuento de presupuesto, es irreal, los ingresos son ficticios y sin ellos no se podrá financiar el gasto”, abundó Fernando Enseñat, del PP.

Pero, según el diputado del PSOE Ignacio Álvaro Lavandera, las previsiones de este presupuesto “están avaladas” por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), así que no se pude aceptar que no responden a la realidad ni a los informes externos independientes.

El representante del PSOE subrayó que este presupuesto pretende fortalecer el estado de bienestar en un momento grave por una pandemia que obliga al acuerdo y al consenso, como a su juicio ha entendido la oposición con la excepción del PP, que se ha abonado al discurso “estridente y populista”. Y subrayó la voluntad de acuerdo de los grupos del pacto, muy alejado de las posiciones de “rodillo” denunciadas por el PP, como demuestra que se han apoyado o transado 89 enmiendas de la oposición (de las 966 presentadas) y que las enmiendas del PP se han estudiado una por una.

Enseñat se quejó en cambio de que de las 287 enmiendas de su partido solo se han aceptado nueve, además de que muchas fueron vetadas, en su opinión para evitar que la opinión pública perciba que “hay un plan b”, otra manera de salir de la crisis basada en rebajas fiscales, apoyo a los sectores productivos y a las familias.