Una proyección de la Dirección General de la Policía calcula que España se expone a una llegada de inmigrantes procedentes del noroeste africano sin precedentes. Según esos cálculos, teniendo cuenta la media diaria de arribada de migrates durante este mes –alrededor de 400 a las Islas– la cifra anual en los próximos años alcanzaría los 140.000 en Canarias, 180.000 en toda España. Un tercio llegarán desde Marruecos. Un país que, apunta el documento hecho público ayer por la Cadena Ser, estaría enviando un mensaje claro al Estado de demanda de contraprestaciones a cambio ampliar la vigilancia en los frentes mediterráneo y atlántico e impedir los movimientos de las mafias de tráfico de personas.

El análisis de la Policía, que lleva por título Crisis inmigración irregular Canarias noviembre de 2020, está fechado el 10 de noviembre, el martes después del fin de semana en el que se registró el mayor número de llegadas de la historia de las Islas en un solo día, 1.269. El muelle de Arguineguín sobrepasó en esa ocasión toda capacidad de acogida en sus 400 metros lineales. Se hacinaron en él alrededor de 2.500 personas, tres de cada cuatro dormía a la interperie con sólo dos mantas, una para separarse del duro asfalto y otra para taparse.

Con esa proyección, el informe de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras avisa que “resulta urgente articular una política integrada de la AGE (Administración General del Estado) española, al más alto nivel, dirigida a dos objetivos principales de carácter internacional: impedir la salida desde Gambia, Senegal y Mauritania” y “conseguir que Marruecos y Argelia acepten, de vuelta, las devoluciones de sus propios nacionales”.

Fuentes del Ministerio de Interior consultadas por la Ser tildan el informe de mero documento de trabajo del que no comparten su contenido. ¿Porqué? Básicamente por que consideran la cifra excesiva. No se puede tomar por real, subrayan los portavoces ministeriales, una proyección basada únicamente en multiplicar por los 365 día del año la media de los migrantes que alcanzaron las costas canarias a principios de noviembre. No todos días son iguales, vienen a concluir.

En el ministerio que capitanea Fernando Grande-Marlaska reconocen, eso sí, que ese documento se utilizó internamente para subrayar la importancia de la actual crisis migratoria y la gravedad del flujo hacia Canarias, pero la proyección de cara a los próximos años estaría muy lejos de la que el propio Ministerio y Moncloa barajan como más probable.

No obstante fue el inquilino del palacio presidencial, Pedro Sánchez, quien este pasado fin de semana aseguró, al contestar una pregunta sobre la presión en el Archipiélago, que la “inmigración será muchísimo más grande”.

Lo cierto es que a las Islas han llegado más de 900 africanos desde que desde el viernes al domingo cuatro ministros –José Luis Ábalos, Fernando Grande Marlaska, José Luis Escrivá y Arancha González Laya– redoblaron sus esfuerzos para tratar de calmar los ánimos de los canarios que reclaman, principalmente, que el Archipiélago no se convierta en una suerte de cárcel en la que se retenga a los inmigrantes sin posibilidad de seguir su camino hacia el continente europeo y desde la que, de momento, tampoco pueden dar marcha atrás, en tanto no se reactiven los convenios de repatriación con los países de origen. Principalmente con Marruecos, adonde viajó Grande-Marlaska el viernes, y Senegal, donde hizo el domingo lo propio la titular de la cartera de Asuntos Exteriores, González Laya.

Interior fía a la capacidad de la diplomacia española y al apoyo en forma de contrapartidas de Europa, el freno a la salida de barquillas desde la costa africana. Sólo en el mes de noviembre habrían llegado al Archipiélago 6.853 personas –desde Marruecos, Mauritania y Senegal–, más de 12.000 si se contabiliza desde septiembre, según cálculos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) recabados por Europa Press.

Según esta ONG, 18.496 migrantes han accedido a Canarias en lo que va de año. El dato del último fin de semana –143 el domingo, 170 el lunes, 296 el martes y 300 ayer– coincide con el de Cruz Roja, que asegura que ha atendido a más de 800 personas.

Interior pondría en cuestión también que el centro de sus preocupaciones al respecto sea Marruecos, como se señala en el documento interno de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras. Hay conversaciones abiertas también con Mauritania, Argelia o Senegal. Todos ellos son considerados por España socios prioritarios dado que la cooperación con ellos en el pasado ha demostrado su efectividad en muchos ámbitos, incluido el control de la migración a través de la vigilancia de sus fronteras y las deportaciones.

Todo el Gobierno central insiste en esa misma vía. "El mensajes es claro, todo el que intente venir de forma irregular tiene que saber que tiene que ser repatriado", subrayaba ayer Ábalos. "Si introducimos matizaciones, se nos quiebra la política, se nos quiebra también el llamamiento", añadió el ministro antes de apostillar que "por supuesto que siempre habrá excepciones de carácter humanitario y personales, pero eso no constituye la regla".

La regla “tiene que ser ésta, y tiene que llegar bien a quienes se dedican a traficar y a quienes también tienen el deseo, la necesidad, la urgencia, lo que sea, para buscar otro destino fuera del que se encuentran en sus países”, continuó el ministro. “Todo eso es razonable, pero tienen que saber que no se llega a España así”.

La información adelantada por la Cadena Ser llama también la atención sobre que la nota policial contiene además críticas veladas a otros ministerios como el de Inclusión y Migraciones, encargado de la acogida de los inmigrantes, o al de Defensa, que tardó al menos dos meses en acceder a la solicitud tanto de Migraciones como de Interior y del propio Gobierno de Canarias para la cesión de instalaciones en los que dar a los africanos alojamiento digno. “La falta de espacios para ingreso de dichos inmigrantes resta efectividad a las labores de investigación iniciales y ofrece una imagen negativa de improvisación de nuestro país”, se señala literalmente en el documento.