La crisis migratoria que viven las Islas también preocupa a la Iglesia. Los obispos de las Diócesis de Canarias y Tenerife, José Mazuelos y Bernardo Álvarez respectivamente, son contundentes al respecto: “Las islas no pueden ser guetos de la UE para los migrantes” y en una carta pastoral exigen al Gobierno español y a Europa que dejen de evadir el problema migratorio con esta filosofía. Ambos representantes de la Iglesia en Canarias se pronuncian así ante la llegada masiva de personas a las costas del Archipiélago –más de 15.700 en lo que va de año– y reclaman más implicación solidaria por parte de la sociedad isleña.

Este domingo la Iglesia Católica celebra la IV Jornada Mundial de los pobres, que en esta ocasión tiene por lema tiende tu mano al pobre. Con motivo de esta jornada, los obispos de las dos diócesis han decidido ofrecer a los canarios algunas reflexiones para tomar conciencia de la situación de pobreza y vulnerabilidad que viven estas personas que arriban a las Islas a bordo de pateras y cayucos. Recuerdan que muchos de los migrantes "no iniciarían un viaje tan incierto" si en sus pueblos y países se vivieran situaciones "más justas". Por ello, consideran que una vez que llegan al destino debe producirse un "equilibrio adecuado" entre la protección de los derechos de los ciudadanos y la garantía de acogida y asistencia a los migrantes.

“Son personas como cualquiera de nosotros, con nombres, historias y familias”; “Hay que saber mirar uno a uno a esos hombres, mujeres y niños y hacer nuestros sus sufrimientos tras haber huido de la guerra, de las persecuciones, del hambre y haber afrontado un largo y peligroso viaje por el desierto y el mar en manos, tantas veces, de traficantes de seres humanos”. De ahí que rechacen “todas las voces que siembran confusión”, tanto desde la política como desde plataformas mediáticas. “La llegada de inmigrantes es una imagen utilizada, en ocasiones, por algunas voces políticas y bulos en plataformas mediáticas para sembrar la confusión y el miedo en la ciudadanía, alertando de que es una invasión, tal vez con el fin de conseguir réditos electorales, o de promover una fobia inaceptable hacia los extranjeros”, subrayan en su pastoral.

Los representantes de la Iglesia en Canarias exigen que se exponga la verdad sobre la situación migratoria y recuerdan que el porcentaje de personas que llegan en pequeñas embarcaciones es mínimo: “solo el 10%, el resto está empadronado y reside en España”.

Los obispos piden a la sociedad que despierte: “no podemos seguir viviendo anestesiados ante el dolor ajeno”, subrayan en referencia a una frase del Papa Francisco sobre la situación que se vive en la isla griega de Lampedusa. “Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llanto”, lamentan.

En el texto recalcan igualmente la importancia de las aportaciones que hacen los inmigrantes en la sociedad. “Además de paliar nuestro envejecimiento, muchas mujeres inmigrantes están siendo la voz y las manos de ternura que nuestros niños, nuestros enfermos o nuestros ancianos necesitan”, apuntan. “Rejuvenecen con sangre nueva nuestra vieja Europa y nos abren al desafío de la diversidad”.

Mazuelos y Álvarez instan además a los gobiernos a favorecer el desarrollo de los países de origen: “Hay que evitar migraciones no necesarias creando en los países de origen posibilidades concretas de vivir con dignidad”.

En la pastotal también hay espacio para agradecer de la labor del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, la Policía Nacional y del personal de Cruz Roja y de la Comisión de Ayuda al Refugiado.

Precisamente, Salvamento Marítimo rescató ayer en Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura a 281 migrantes en cuatro cayucos y dos pateras, doce de los cuales fueron derivados a diversos hospitales, dada su mala situación.

Los obispos se apoyan en reflexiones del Papa Francisco para recordar que la migración se moderará cuando se termine con las injusticias actuales, como el comercio internacional, las guerras inducidas en países con riquezas mineras, o el comercio de armas.

La carta incluye un listado de “respuestas indispensables” para quienes huyen de las graves crisis humanitarias: aumentar y simplificar la concesión de visados; abrir corredores humanitarios; garantizar la vivienda, la seguridad y los servicios esenciales; ofrecer oportunidades de trabajo y formación; y promover la inclusión social.