El desalojo del campamento de migrantes del muelle de Arguineguín continuó ayer domingo con el traslado de un centenar de subsaharianos y magrebíes a establecimientos hoteleros y centros de acogida del Sur y la capital, aunque por la tarde llegó una nueva patera con tres varones a bordo. Anoche permanecían retenidas 118 personas, frente a las 403 que había en la mañana del viernes, según los datos de la Cruz Roja.

La Delegación del Gobierno informó de la intención de derivar durante la tarde de ayer a otros 137 inmigrantes irregulares, una vez conocido el resultado negativo en las pruebas PCR realizadas el viernes y el sábado. No obstante, el Gobierno central eludió dar a conocer el destino de esas personas.

Según otras fuentes, finalmente fueron trasladados 104 migrantes al hotel Puerto Calma, del grupo Holiday Club, situado en la localidad turística de Puerto Rico, en el lugar conocido como Agua La Perra. Ayer permanecían otros 169 en el hotel Las Tirajanas de Tunte, con capacidad para acoger a otros 60 más. Los restantes desalojados en los últimos tres días se encuentran en otros establecimientos turísticos o en dependencias del Estado.

Ayer domingo amanecieron 221 personas en el campamento instalado en el dique de Arguineguín, prácticamente la misma cifra que el día anterior, pues casi al mismo tiempo que en la tarde-noche del sábado se trasladaba a 56 personas a un hotel eran desembarcados los 57 ocupantes de un nuevo cayuco, que pasaron la noche en una de las carpas.

Durante la mañana se les tomó la filiación por parte de la Policía Nacional y están a la espera de que se les realicen las pruebas PCR para detectar posibles contagiados a la Covid-19. Entre los 57 subsaharianos, todos varones y en aparente buen estado de salud, viajaba un niño de 10 años, que fue derivado a un centro de menores, según informó la Cruz Roja.

Navegación

Ese último cayuco llegado a las costas del sur de Gran Canaria procedía probablemente de la localidad mauritana de Nuadibú y aprovechó las buenas condiciones meteorológicas para la navegación. "El mar está estos días como un plato", explicó uno de los marineros de la Cofradía de Pescadores de Arguineguín. En efecto, el cielo encapotado y el agua en total calma apenas hacía perceptible la linea del horizonte en alta mar.

El traslado de migrantes a otros lugares y el descenso de las temperaturas rebajó ayer la tensión en el muelle de Arguineguín, según confirmaron fuentes de Cruz Roja. Los retenidos pasan las horas apoyados en las barandillas y en las puertas de las carpas, pues en el interior de las casetas solo disponen de una manta en el suelo y el calor es más intenso.

Según los vigilantes, los magrebíes de las pateras son los que crean más dificultades, mientras que los subsaharianos "son más tranquilos y educados", pese a que llegan más cansados y lesionados por la larga travesía en los cayucos.

El desalojo de la tarde de ayer, primero con la salida de 104 subsaharianos hacia el hotel Puerto Calma, se vio interrumpido por la llegada de una nueva patera. La Salvamar Menkalinán, de Salvamento Marítimo, fue activada para localizar y rescatar la embarcación, que navegaba con rumbo al sur de Gran Canaria con tres personas a bordo.

Pasadas las 17.00 horas, un barco pesquero que se encontraba en esa zona, el Montes y Sabina, avistó la patera y a sus tripulantes y lo comunicó a la Guardia Civil, que a su vez movilizó a Salvamento Marítimo. La embarcación se encontraba a 22 millas náuticas de la isla (40,7 kilómetros), y tras ser rescatada por la Salvamar Menkalinán fue remolcada hacía el muelle de Arguineguín, adonde llegó a las 18.30 horas.

Tras el anuncio del desalojo por parte del presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, y del delegado del Gobierno central, Anselmo Pestana, durante su visita a Arguineguín la noche del viernes, el Ayuntamiento de Mogán espera que el campamento sea totalmente desmontado a lo largo de esta semana. O al menos que quede reducido al espacio necesario para atender a los migrantes en las primeras horas tras el desembarco, pero no quedar retenidos durante varios días o semanas, como ha ocurrido hasta ahora.

La alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno, insistió ayer en que "el campamento debe desaparecer, y si no es posible desmantelarlo en su totalidad por la crisis sanitaria de la Covid, que se mantenga un pequeño reducto, pero lo ideal es que lo desmantelen porque la gente no puede estar ahí tirada como si fueran animales".

La regidora no quiso pronunciarse sobre la propuesta de la Cofradía de Pescadores de Arguineguín en el sentido de trasladar la base de las embarcaciones Salvamar hacia el puerto de Arinaga, pues consideró que el problema no es de ubicación, sino de "diligencia y buena gestión", pues recordó que en la crisis de los cayucos de 2006 también llegaron miles de subsaharianos a Arguineguín y no se produjo "el colapso" de las últimas semanas.

"Durante aquel año", relató, "los migrantes también llegaban a este puerto de Arguineguín, pero los subían a una guagua y se los llevaban a centros de acogida que estaban preparados para darles una atención digna, como uno bastante grande que había en La Isleta".

A su juicio, desde la visita del ministro Grande-Marlaska por el repunte de las pateras, en el mes de octubre de 2019, "ha habido tiempo suficiente para buscar nuevos centros de acogida, porque ahora el aumento de la inmigración es aún mayor y no había nada preparado".

Al respecto, señaló que el juez Arcadio Díaz Tejera, que tutela el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Barranco Seco, "lleva 11 meses reclamando que se terminen las obras en ese edificio y que se acondicionen otros emplazamientos militares que están ociosos".

Desmantelamiento

A modo de ejemplo, la alcaldesa dijo que el Gobierno central ha dejado que se acumulen hasta cerca de treinta pateras y cayucos en el dique pesquero de Arguineguín, lo que supone un problema sanitario. Ahora ya existe un protocolo para destruirlas, pero no se podrá hacer hasta que se desmantele el campamento, pues no hay sitio para colocar un camión-grúa que las saque del agua.

"Mientras esté operativo el campamento no se pueden levantar esas embarcaciones de madera porque no hay margen de maniobra en el dique. El 29 de octubre del 2019 enviamos una solicitud a la Delegación del Gobierno para reiterarle que se debe hacer cargo de las pateras y llevárselas de aquí, pues generan mal olor y puede ser un foco de infección porque en su interior de mezclan el gasoil, la ropa y otro enseres, incluso en una estaba la placenta de una embarazada que dio a luz en alta mar".

Según Bueno, a esa solicitud siguieron otros tres escritos, el 2 de enero, el 29 de mayo y el pasado 27 de agosto. Solo esta última vez, tras la llegada de Pestana, se ha afrontado la eliminación de las pateras. "Si no hay muertos o drogas, lo que nos dicen es que se pueden retirar y destruir con un solo informe y un reportaje fotográfico de la Guardia Civil", precisó.

La situación del campamento de Arguineguín también se ha colado en el debate político, después de los anuncios del desalojo por parte del presidente Torres y de que tanto el presidente del Cabildo, Antonio Morales, como la propia alcaldesa de Mogán reclamaran el sábado a Madrid que se facilite el traslado de los migrantes a la Península para que desde allí sigan hasta los otros países de la Unión Europea, pues ese es su destino.

En respuesta, la presidenta del Partido Popular de Canarias, Australia Navarro, afirmó que la decisión de los gobiernos de España y Canarias de trasladar a los más de 400 migrantes que permanecían en el muelle de Arguineguín a diversos complejos turísticos y apartamentos de la Isla "no soluciona el grave problema que padece el Archipiélago con la migración irregular y tampoco el drama humano que representa para las miles de personas que han llegado en patera en los últimos meses a nuestras costas en busca de un futuro mejor".

A su juicio, "se trata de un parche que ni pone freno ni soluciona una situación caótica que se les ha escapado de las manos, tanto a Pedro Sánchez como a Torres, que intentan maquillar una delicada situación debido a las fuertes presiones de la sociedad canaria en su conjunto".