José Antonio Valbuena cree que el nuevo modelo energético de Canarias se presenta como una oportunidad única para una región que “no ha sabido planificar” su presente en la última década y media. “El salto de calidad en el último año ha sido importante, pero nos movemos en un terreno en el que no había nada”, comenta el consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del gabinete que preside Ángel Víctor Torres.

Esta Legislatura se presentó como un ciclo político “sensible con el medioambiente”, ¿qué se ha hecho en el primer año?

Estamos cumpliendo con el calendario que nos habíamos marcado. El objetivo inicial era realizar la declaración de Emergencia Climática y eso se consiguió hace un año. Otras prioridades giran en torno a la aprobación de un marco normativo en materia de sostenibilidad: la Ley de Cambio Climático, Ley de Economía Circular, Ley de Biodiversidad, los planes de Transición Energética y el plan de Acción Climática. A pesar de los problemas derivados de la crisis sanitaria, la actividad en la consejería de Transición Ecológica no se ha parado y podemos decir que todavía estamos en plazo para lograr esos retos.

¿Y qué está por venir?

Si consideramos que nos movemos en un terreno complejo en el que prácticamente no había nada, está claro que quedan cosas por hacer. El marco normativo en materia de biodiversidad lo estamos haciendo desde cero: no había nada sobre el cambio climático, nada respecto a la economía circular y en otras áreas estábamos en unos niveles primarios. La agenda que nos impusimos no era sencilla; estamos hablando de sacar adelante tres leyes y una normativa.

¿Están en los tiempos fijados para ejecutar esos proyectos?

Sí, en algunos casos están a un paso de su tramitación parlamentaria y eso es un avance muy significativo. Incluso, si nos comparamos con otras comunidades autónomas, esta adelantó a todas en el instante en el que publicamos la Ley de Cambio Climático diseñada para Canarias en un Boletín; un modelo ambicioso pero realizable que va a marcar un antes y un después en el territorio nacional. Lo más importante para poder cumplir los plazos es tener las respuestas claras y este Ejecutivo las tiene. No es lo mismo pensar qué es lo que hay que hacer a qué tenemos que hacer.

El Plan de Transición Energética ya era inaplazable, ¿no?

Llevamos 14 años sin hacer una planificación energética y eso es mucho tiempo... Hay que cambiar el modelo porque ya no nos podemos conformar con tener un suministro eléctrico fiable y seguro. Lo que está por venir es la capacidad para generar una energía que se pueda sustentar en las renovables. Además, la pobreza está cada día más asociada con el consumo eléctrico y ahí sí que hay que dar forma a un pacto social que sea capaz de eliminar muchas mermas.

Acaba de usar el concepto de “seguridad”, pero, visto lo visto, no sé si estamos cada vez más cerca de una gran crisis energética.

Toda la sociedad está al borde de una crisis energética. Eso no es algo exclusivo que afecte solo a las Islas. Tenemos un sistema eléctrico aislado que no nos da la posibilidad de que nos auxilien en caso de una avería grave. Esas mismas carencias en el territorio peninsular no tienen la misma relevancia, ya que enseguida puede activarse una ayuda desde el continente. El uso de las renovables, sin eliminar las fuentes energéticas que tenemos en la actualidad, deben marcar el futuro del Archipiélago. Solo en el caso de que las limpias fallesen tendríamos que buscar una alternativa en las tradicionales.

¿Qué se puede hacer para evitar que se sigan acumulando ceros energéticos?

Planificar...

¿Solo planificar?

La utilidad de muchos de los recursos energéticos que existen en Canarias no han llegado en las mejores condiciones a 2020... Vuelvo al inicio de esta conversación en la que advertía que durante muchos años se han dejado de hacer cosas, que unido con la vida útil de los equipamientos y unas incidencias que deben ser aclaradas nos conducen a una situación complicada que debe encontrar respuestas.

¿Hay que ser más exigentes a la hora de reclamar un suministro de calidad?

Evidentemente, nuestro modelo energético no lo van a decidir ni a condicionar unos intereses privados. Al operador y al transportista, hay que plantearle qué es lo que deben hacer para ofrecer el servicio que las Islas le reclaman al Estado. En el futuro plan se van a introducir mecanismos de control que en estos momentos no existen... La intención es que haya inspecciones anuales de las instalaciones y de los materiales necesarios para dar a la ciudadanía la máxima eficacia en materia energética. Las empresas que nos dan el servicio deben ser conscientes de que pueden ser sancionadas no solo cuando se genera un fallo, sino por un mantenimiento inapropiado... Creo que desde un punto de vista racional todos vamos a salir ganando. Estamos ante una futuro prometedor para las energías limpias.

Las renovables son el presente de un modelo energético que sigue sin solucionar sus problemas de almacenaje.

Si no somos capaces de generar infraestructuras para el almacenaje la máxima demanda energética que vamos a poder atender en un año se sitúa entre un 30 y 40%. Para cubrir el cien por cien necesitamos alrededor de 1.800 megawatios de almacenamiento. Están planificados tres grandes plantas en Tenerife, La Palma y Gran Canaria pero, a su vez, unos sistemas con menor capacidad que posibilite aumentar los flujos de distribución que aporten mayor eficacia y seguridad a nuestro sistema eléctrico. Esa es la gran pata todavía debemos desarrollar. El Estado

acaba de firmar un Real Decreto que va a empezar a regular los sistemas de almacenamientos porque estos van a estar incluidos en las subastas. La tecnología nos tiene que acompañar porque si ella no vamos a poder completar ese pleno energético cien por cien natural. El segundo salto en la penetración de las energías renovables en el Archipiélago está más cerca. Se están dando pasos notables en el espacio normativo y esperamos desbloquear lo antes posible los sistemas de almacenamiento.