Reino Unido no cede. No, al menos, hasta ahora. Pese a que las autoridades británicas reconocen que Canarias y Baleares presentan una situación epidemiológica más favorable que el resto del país, mantiene la imposición de cuarentena de dos semanas para todos los pasajeros que procedan de España e incluye a los dos archipiélagos entre los destinos a los que desaconseja viajar. La decisión del Gobierno de Boris Johnson pone en peligro el mantenimiento de 250 vuelos con las islas británicas, lo que representa un 28% -casi un tercio- de la conectividad con el exterior recuperada por el Archipiélago tras la irrupción de la pandemia.

Los contactos iniciados por el Gobierno central para tratar de levantar el aislamiento impuesto a los viajeros que partan de las islas no solo no han fructificado, sino que han obtenido como primera respuesta de Reino Unido un endurecimiento de las medidas al incluir a Canarias y a Baleares en el mismo saco que al resto del país para recomendar que también se eviten los desplazamientos a estas regiones. Una decisión más que amenaza con dar la puntilla a un sector muy afectado por la pandemia. En el caso de Canarias, que tiene en Reino Unido su principal mercado emisor de turistas, existe temor a que se pierda una buena porción de la capacidad aérea recuperada. En concreto están en peligro 250 vuelos semanales con las islas británicas -de los 891 que hay en total- o, lo que es lo mismo, unas 50.000 plazas. De estas, 18.900 las aporta la aerolínea británica Jet2, que ayer anunció que cancelaba todas sus conexiones con Almería, Alicante, Málaga y Murcia hasta el próximo 16 de agosto. Los enlaces con Canarias y Baleares los mantiene, si bien comunicó tal medida antes de que el Gobierno británico actualizara sus recomendaciones, desaconsejando ahora los viajes no imprescindibles a estas dos regiones. Ryanair, con 75 vuelos y 13.500 plazas a la semana es la segunda compañía que más operaciones suma con Reino Unido. TUI, que decidió el sábado cancelar hasta el 9 de agosto todas sus conexiones con España, incluida Canarias y Baleares, dio marcha atrás el domingo y retomó ayer sus conexiones con los dos archipiélagos.

Complicado futuro

La consejera de Turismo del Ejecutivo regional, Yaiza Castilla, apuntó ayer a que si bien la previsiones no eran las de 2019, sí eran positivas. Castilla confía en que las relaciones entre ambos estados avancen porque al complicado contexto actual se suma que los principales turoperadores y compañías que traen británicos a Canarias están en una situación de "liquidez delicada". Como "caigan los grandes", advierte, costará recuperar lo que aportan y el escenario podría "agravarse mucho". El propio presidente del Ejecutivo regional, Ángel Víctor Torres, afirmó ante los micrófonos de Onda Cero que de no contar con turismo en las Islas, "el hambre se comerá a Canarias". Torres se refirió a la necesidad de encontrar una solución dada la dependencia del Archipiélago al sector turístico y al hecho de que la región canaria sea la comunidad con más personas afectadas por un ERTE (156.121 en junio). La realización de las pruebas PCR antes de viajar y la creación de un corredor sanitario seguro y directo son dos de las medidas por las que apuesta.

Los expertos epidemiológicos de Reino Unido y España se reunieron ayer para aclarar la evolución del Covid-19 en el país y, en especial, en Canarias y Baleares. La ministra de Asuntos Exteriores, ?Arancha González Laya, confió en que el diálogo diese sus frutos, en especial en lo que respecta a los territorios insulares por su "especificidad". "El diálogo continúa y confío en que la solidez de los datos y explicaciones españolas den sus frutos en breve", afirmó, antes de que el Gobierno británico decidiera desaconsejar también los desplazamientos a los dos archipiélagos.

La secretaria de Estado de Sanidad del Gobierno británico, Helen Whately, reconoció, por su parte, que la incidencia del Covid-19 es menor en Canarias y Baleares, según recoge Efe, pero advirtió que "los casos están aumentado muy rápidamente" en "otros lugares". Pese a esa mejor posición de las dos comunidades insulares, las negociaciones han caído, de momento, en saco roto. Whately justificó que se haya actuado de forma "rápida" con España porque el objetivo es evitar una "segunda ola" de coronavirus, si bien los sectores británicos afectados también han criticado la medida. El embajador del Reino Unido en España, Hugh Elliot, insistió, a su vez, en que la cuarentena impuesta atiende a razones de salud pública y que su suspensión dependerá de cómo evolucionen las cifras.