El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, volvió a recordar ayer al Gobierno de España que debe tomar de inmediato las riendas en la atención a los migrantes que llegan a las Islas. Hasta el momento la brindan las administraciones del Archipiélago. Además, solicitó que el Frontex "intensifique la vigilancia" ante lo que calificó como "repunte evidente" del arribo de frágiles embarcaciones en las que desplazados del continente vecino se juegan la vida por un futuro mejor.

"Hay una sequía espectacular en el Sahel", señaló el director general de Casa África, José Segura, precisamente delegado del Gobierno central en Canarias cuando se alcanzaron los máximos niveles de llegada de migrantes durante la segunda mitad de la década pasada. Es decir, no cesarán de partir cayucos de las costas del continente vecino mientras persistan condiciones que hacen imposible tener un proyecto de vida.

Torres, que desde ayer es presidente del órgano de diplomacia con sede en la capital grancanaria -rotatorio cada dos años entre las administraciones central y autonómica-, ha mantenido comunicación al respecto durante los últimos días con la ministra de Defensa, Margarita Robles; el de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la de Política Territorial, Carolina Darias. "Hoy mismo" (por ayer lunes), "he hablado con la vicepresidenta primera, Carmen Calvo", desveló el jefe del Ejecutivo autonómico.

Todas las conversaciones tuvieron como eje central ese incremento de las llegadas del "600%", calculó Ángel Víctor Torres. Sensible crecimiento, pero con números absolutos muy alejados de los que llegaron a darse en Canarias. En cualquier caso, de esos movimientos se derivan unas necesidades que no está atendiéndose.

El objetivo referido por Torres es que los llegados "cuenten con espacios en los que ser tratados dignamente". Mientras eso sucede, Gobierno regional, cabildos y ayuntamientos parchean la situación y las carencias hacen saltar las costuras de una situación indeseable. "Vamos a seguir brindando esa solidaridad", explicó el presidente canario, quien no obstante insistió en que le toca mover ficha a Madrid para garantizar la atención.

Volvió a reiterar el mensaje también en la mañana de ayer ante la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya, durante la reunión del Consejo Rector de Casa África. En dicho encuentro, José Segura, puso sobre la mesa la creación de una oficina iberoamericana para la lucha contra el cambio climático. Es decir, un centro que recoja todos los estudios e información sobre el problema para ponerlos a disposición de España, Portugal y, sobre todo, los países del continente africano.

"Hay que aportar medios a los países limítrofes para que puedan avanzar", expuso Segura, que en septiembre expondrá el proyecto en detalle al secretario de Estado para España Global, Manuel Muñiz. La sequía del Sahel a la que se refirió el director general del órgano de diplomacia es solo uno de los problemas que, derivados de la acción del hombre contra el medio ambiente, genera movimientos migratorios. Desde luego, no es el único factor, los económicos y políticos son los principales hasta el momento y al menos los primeros de estos dos están amenazados por los vaivenes meteorológicos que provoca la emisión de gases nocivos a la atmósfera.

En la reunión del consejo rector se aprobaron las cuentas del ejercicio 2019, en el que Casa África contó con un presupuestos de 1,87 millones de euros. Para el año vigente se incrementó levemente la partida y se espera concluir en torno a los 1,94 millones de euros. La incógnita es qué ocurrirá cuando las necesidades económicas tienten a las administraciones a segar los presupuestos públicos. A tenor de lo expuesto ayer, Casa África mantendrá la suma actual.