Los reyes realizaron ayer una visita a una plantación de plátano canario en la que han resaltado el valor del sector primario como una pieza fundamental durante la crisis provocada por el pandemia.

Felipe VI y doña Letizia se desplazaron por la tarde de ayer desde Gran Canaria a Tenerife para completar su visita de un día al Archipiélago con la que han iniciado una gira por todas las comunidades autónomas una vez concluido el estado de alarma.

A su llegada al aeropuerto de Tenerife Sur se interesaron por las medidas puestas en marcha por AENA para garantizar la seguridad ante la crisis sanitaria, entre ellas los controles que se realizan con cámaras termográficas para tomar la temperatura de los viajeros.

Desde el aeródromo se trasladaron a una explotación agraria al sur de la Isla de dos millones de metros cuadrados en la que se cultiva principalmente plátano pero también papaya, tomate y pepino.

La consejera de Agricultura de Canarias, Alicia Vanoostende, enumeró a don Felipe y doña Letizia las bondades de los principales productos agrícolas de las Islas, unas explicaciones en las que estuvieron también presentes el presidente de la comunidad, Ángel Víctor Torres, y la ministra de Política Territorial, Carolina Darias.

Al término de esa intervención, los Reyes conversaron con ella y con los dueños de la explotación, quienes les expusieron las dificultades que han ido surgiendo en los últimos años para algunos de sus productos y la necesidad de ir reconvirtiéndose.

En esa charla fue donde el Rey resaltó el valor demostrado por el sector primario durante la crisis por el coronavirus y donde, junto a la Reina, se interesó por detalles de la producción.

El responsable de la empresa a la que pertenece la plantación, Jorge Brotons, detalló a los monarcas los problemas de los productos canarios ante la competencia de Marruecos, país que lamentó que, a su juicio, no haya cumplido los acuerdos en materia agraria a los que llegó con la Unión Europea. A renglón seguido, los invitados visitaron una parte de la explotación y posaron para los reporteros gráficos ante algunas de las plataneras con sus piñas.

Por la mañana, los monarcas visitaron la Casa-Museo de Benito Pérez Galdós (1843-1920), en Las Palmas de Gran Canaria, coincidiendo con el centenario de su muerte. Entre gritos de "¡Vivan los Reyes!", don Felipe accedió a estampar su firma en el balón que mantenía un aficionado enfundado en una camiseta del Betis en la tierra de la UD Las Palmas. Luego comenzó un paseo de 300 metros por Las Canteras que dio lugar a la anécdota del viaje de la mano precisamente de doña Letizia, que en varias ocasiones pidió a su esposo que se apoyara en una barra mientras mantenía una conversación distendida con unas camareras que los invitaron a jamón ibérico. De nuevo salió a relucir el carácter de la reina.

La pareja siguió su paseo, con don Felipe con camisa remangada y sin chaqueta, y la reina con un vestido de Zara, saludando hasta a los bañistas en la primera salida que hacen de Madrid desde la cuarentena y que por la tarde los trajo a Tenerife, en su visita fugaz.