Venezolanos, italianos y colombianos impulsan el crecimiento de población más elevado de los últimos once años en las Islas. El asentamiento en el Archipiélago de personas llegadas de diferentes países, pero principalmente de América del Sur, el Caribe y Europa, propició un aumento del número de residentes en la región del 1,38%, de tal forma que se alcanzaron los 2.237.309 habitantes. O lo que es lo mismo, Canarias ganó 30.408 ciudadanos con respecto a un año antes por al empuje de la inmigración.

El ritmo de subida de la población de las Islas es el tercero más alto del país, solo por detrás de Baleares (1,9%) y la Comunidad de Madrid (1,59%), según las cifras a 1 de enero de 2020 publicadas esta misma semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Mientras que la media de España se situó en un 0,84%, Canarias marcó un compás más intenso debido a la migración tanto exterior -procedente de otros paises- como interior -con origen en otras comunidades-. El saldo vegetativo fue, de hecho, negativo. Durante el último año se contabilizaron 1.546 fallecimientos más que nacimientos, con lo que una vez más la llegada de inmigrantes se consolida como el factor que impulsa el crecimiento de habitantes en las Islas.

El saldo migratorio exterior arroja que el Archipiélago recibió 31.489 personas más de las que se marcharon al extranjero. Venezuela es, de nuevo, el principal país emisor de inmigrantes, con 5.155 personas más de las que se fueron. La mayoría de ellos, 3.939, decidieron instalarse en Santa Cruz de Tenerife, por lo que los 1.216 restantes hicieron lo propio en Las Palmas. El segundo colectivo en presentar un saldo más abultado fue el protagonizado por los italianos. Desde Italia llegaron 4.812 personas más de las que se marcharon, de las que 2.696 optaron por quedarse a vivir en la provincia occidental y 2.116 en la oriental. Colombia (3.521), Cuba (3.296) y Reino Unido (2.037) son los siguientes países que más población aportaron a la región.

Dinámica migratoria

El profesor de Geografía Humana de la Universidad de La Laguna (ULL) y director del Observatorio de la Inmigración de Tenerife, Vicente Zapata, resalta que la evolución demográfica del Archipiélago sigue la pauta marcada durante los últimos años. La dinámica migratoria, tras el bache que supuso los últimos años de la anterior crisis económica, se recuperó y sigue una tendencia ascendente. Zapata advierte que Canarias se encuentra ante el reto que supone el "frágil equilibrio" de crecer a un ritmo muy elevado o no hacerlo y ahondar en el envejecimiento demográfico, más marcado en unas islas que en otras y más profundo también en unas zonas que en otras aunque pertenezcan a una misma isla.

El incremento de población del último año fue del 1,38%, el más alto desde el registrado en 2009, cuando el número de residentes en las Islas subió un 1,68% en comparación con un año antes, al pasar de 1.991.946 habitantes a 2.025.486. Zapata expone que en situaciones de crecimiento lo importante para un territorio es tener capacidad para incorporar las llegadas al mercado laboral o al de la vivienda. La situación ideal, a su vez, es aquella en la que la inmigración contribuya a rejuvenecer la población debido a la caída de nacimientos.

Las tradicionales corrientes europeas de Canarias no han propiciado tal situación, pues tanto los flujos procedentes de Alemania como de Reino Unido están integrados, en buena medida, por personas mayores que buscan asentarse en las Islas para pasar la última etapa de sus vidas, "lo que refuerza aún más las tendencias de envejecimiento". Pese a que aún son importantes, tanto Alemania y Reino Unido -aunque este último en menor medida- han perdido peso en el envío de población a Canarias a favor de Italia, una corriente que Zapata define como "diversa". En cualquier caso, el flujo que procede desde América Central y del Sur y el Caribe -cuyo saldo migratorio suman 14.026 personas- es el de mayor importancia para el Archipiélago.

El continente vecino se sitúa, asimismo, como el tercero de mayor peso para las Islas. De África llegaron 1.911 ciudadanos más de los que se fueron. La mayoría, además, procede de Marruecos, con quien Canarias mantuvo un saldo migratorio de 1.406 personas.

Si se pone el foco en la emigración con destino al extranjero, llama la atención que el colectivo alemán, tras la ciudadanía con nacionalidad española, sea el que en mayor medida abandonó el Archipiélago. Algo más de 3.580 españoles hicieron las maletas, seguidos de 1.278 germanos, 944 italianos, 889 noruegos y 780 británicos.

En lo que al saldo interautonómico se refiere, las estadísticas arrojan que la población nacional procedente de otras regiones fue la que, en mayor medida, decidió instalarse en el Archipiélago (930). En el polo opuesto se encuentran los ciudadanos venezolanos (-75), ecuatorianos (46) y cubanos (-38).

El impacto demográfico de la pandemia del coronavirus es una de las grandes incógnitas que presenta este año. La crisis sanitaria derivó en otra económica por la declaración del estado de alerta y el obligado confinamiento. Todas las previsiones apuntan a un mayor impacto en las Islas por la elevada dependencia del Archipiélago al turismo, sector que genera un 40% de los puestos de trabajo y representa en torno al 35% del Producto Interior Bruto (PIB) de las Islas. Aunque las estimaciones más catastróficas apuntaban a un retroceso del PIB canario de hasta el 30%, la última previsión del Gobierno canario modera la caída a un descenso del 15%. Si bien aún se trata de un deterioro importante, la marcha de Canarias durante las primeras semanas de la desescalada permitió al Ejecutivo regional mostrar algo más de optimismo.

La evolución económica de un territorio tiene también reflejo en los fenómenos demográficos. Zapata esgrime, en este sentido, que la tendencia que ha marcado la región hasta ahora puede verse rota. La situación del mercado laboral es determinante. En mayo había 261.074 parados y 207.629 afectados por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Desde que se inició el proceso de desescalada, el Archipiélago, incluso, ha sumado 450 procesos de este tipo.

El profesor de Geografía Humana hace hincapié en que la población local, en función de la profundidad que adopte la crisis socioeconómica, puede decidir emigrar en mayor medida ante la falta de oportunidades que pueda encontrar en otros lugares. Remarca, de igual modo, que los migrantes que no hayan afianzado aún sus lazos con la región -ya sea porque carezcan de empleo, porque no hayan conseguido uno con una cierta continuidad o porque sus redes comunitarias sean débiles- pueden optar en este contexto por continuar su periplo migratorio.