Una semana dura.

Sí, desgraciadamente ha sido así. Aparte de por la situación que estamos viviendo, la semana ha sido intensa también en lo político. Éramos conscientes de que una vez fuera desapareciendo de las portadas de los medios la crisis sanitaria, irrumpirían con fuerza la crisis económica y especialmente la política. A nivel nacional atravesamos momentos muy complicados, porque en gobiernos en minoría hay que hacer un enorme esfuerzo por el diálogo, la colaboración, por tratar de que todo el mundo sea consciente del contexto político, económico y social en que nos movemos. Y en fin, se habla mucho de la nueva normalidad, pero estamos viendo que, en política, esa nueva normalidad no existe, porque los comportamientos son exactamente los mismos que antes de la pandemia. Hemos comprobado cómo se priorizan otras cuestiones más que afrontar la crisis que se nos viene encima.

Más allá de esa necesidad de diálogo, para un socialista debe de ser difícil metabolizar determinados pactos, como el que se ha firmado con Bildu.

Efectivamente. El momento no era el apropiado y el asunto que se plantea o que se planteaba tampoco lo es, porque aún estamos en medio de un estado de alarma, de modo que hablar de la reforma laboral en estos momentos pues lógicamente no es la prioridad. Dicho esto, el Gobierno ha hecho un enorme esfuerzo por centrar el acuerdo, que no busca nada más allá de conseguir una prórroga para seguir arrinconando al virus. Lo que ocurre es que un Gobierno en minoría debe conseguir apoyos en el Parlamento, y la estrategia de siempre, y la hemos visto en esta crisis especialmente en las fuerzas políticas de la derecha y la ultraderecha, es arrinconar al Gobierno. Han equivocado el objetivo, han centrado su estrategia en arrinconar al Gobierno en lugar de en arrinconar al virus, que es lo que se pretendía. El Gobierno ha insistido en colocar sobre la mesa aquellos asuntos que había que aprobar en el día de ayer [por el jueves], mientras que otros han colocado sobre la mesa, para pactarlos a costa del estado de alarma, asuntos que no tienen nada que ver con lo que se votaba. Todo el mundo es consciente de que el Gobierno tiene en su agenda la reforma laboral, que es un compromiso del PSOE, y los acuerdos en que se ha ido avanzando para el uso del superávit, de los remanentes y demás no son asuntos nuevos, son asuntos conocidos.

En cualquier caso, el acuerdo sorprendió.

El Gobierno ha rectificado y ha aclarado ya el alcance de ese acuerdo, y el alcance es el del discurso de investidura. No va más allá. Lo que lo saca de contexto es que en el debate para prorrogar el estado de alarma estemos hablando de la reforma laboral, que insisto en que es un objetivo del Gobierno, y se introduzcan asuntos que no corresponden en este momento político, económico y social. Y en esto también tiene que ver el resto de las fuerzas políticas, porque para llegar a acuerdos hace falta la voluntad de dos partes, y si para ello se ponen sobre la mesa asuntos que poco o nada tienen que ver con la salida de esta crisis, pues lógicamente se está intentando arrinconar al Gobierno. Esta ha sido la estrategia especialmente del PP y de Vox, y afortunadamente no de Ciudadanos.

Con independencia de esto último, ¿cabe por tanto calificar de error el pacto con los aberzales?

Yo intento entender, especialmente en las actuales circunstancias, la posición de cada uno. Por lo tanto, trato de comprender la posición del Gobierno, que estaba en una situación de desesperación por conseguir una mayoría con la que sacar adelante el estado de alarma. Ese acuerdo [con Bildu] se produce antes del que se alcanza con Ciudadanos, es decir, en un momento en el que no había mayoría en el Parlamento. En ese contexto, en esa situación tan complicada, con la sensación de que no se iba a aprobar la prolongación del estado de alarma y con el consiguiente perjuicio para la sociedad española, un perjuicio que no podría cuantificarse ni en lo sanitario ni en lo económico, pues intento comprender a los compañeros que asumen esa responsabilidad. Compañeros que sabiendo que no hay mayoría, tienen que sentarse para asuntos que no son los que deberían tratarse en estos momentos. Consciente de esa realidad, insisto: el contexto del acuerdo, de lo que se plantea en el acuerdo, por la crisis que estamos viviendo, y el contexto de con quién haces el acuerdo, desde luego no es el más apropiado para las circunstancias que estamos viviendo en términos de crisis sanitaria ni para el proyecto de país que tiene el Partido Socialista. Pero es a estas situaciones a las que el PP y Vox insistentemente han querido llevar al Gobierno. Por eso hay que subrayar y reconocer el esfuerzo de Ciudadanos para facilitar la continuidad del estado de alarma, precisamente para que el Gobierno no se vea atrincherado ni en asuntos que ahora no tocan.

Para calmar las aguas, ¿no se va entonces a privilegiar al País Vasco y Navarra en el asunto del superávit y el endeudamiento?

En absoluto. En Canarias se ha trabajado para avanzar en esos asuntos. El presidente del Gobierno de Canarias ha hecho un esfuerzo considerable durante esta última semana, y los temas que preocupaban en términos económicos están encaminados. Lo que se dice en ese acuerdo con Bildu es un poco lo que hemos explicado en Canarias a lo largo de esta última semana, aunque es verdad que cuando se intenta circunscribir a una única comunidad autónoma, pues se produce la alarma que se ha producido. Pero es lo que ha estado negociando el Gobierno de Canarias con el Gobierno de España.

Menos mal que los nacionalistas canarios son más sosegados.

Son nacionalistas pero tienen un concepto de Estado en su cultura de actuación política que ayuda a la gobernanza. Son conscientes de la situación, y aunque van a seguir planteando medidas, son también conscientes de las dificultades que atravesamos y de que muchas de esas medidas exigen acuerdos internacionales y, por tanto, no se consiguen de la noche a la mañana. Soy de los que creen que Europa será parte de la solución de esta crisis, y no una de las causas, como en 2008, pero Europa funciona como funciona, es lenta en la toma de decisiones y los recursos llegan a cuentagotas, a medio y largo plazo. Se trata de que construyamos entre todos un enorme muro para proteger los salarios, el tejido productivo y especialmente los servicios públicos. Lo que pasa es que hay mucha gente centrada en cómo construir y fortalecer ese muro y otros más preocupados por el color con que lo vamos a pintar. Si somos capaces de aguantar el impacto en los próximos tres meses y conseguimos proteger los salarios, las empresas, los trabajadores y los servicios públicos, estoy convencido de que saldremos mucho más rápido de esta crisis.

Es paradójico que Nueva Canarias (NC), con quien cogobiernan en las Islas, se abstenga en la votación para prolongar el estado de alarma mientras Coalición Canaria (CC), en la oposición, sí apoya la prórroga. Casi les habría salido más a cuenta pactar con CC, ¿no?

No hombre no, no se olvide de que estamos en la nueva normalidad. Pero mire, creo que esta nueva normalidad también requiere comportamientos políticos que se adapten a la situación. La situación es tan exigente, que lo que le toca demostrar al conjunto de las fuerzas políticas es que lo prioritario es hacer frente a la crisis para que nadie se quede atrás. Ninguna otra cosa. Estoy convencido de que la inmensa mayoría de la gente quiere que los responsables políticos e institucionales se pongan de acuerdo en lo que hay que hacer, y tiempo habrá para investigar y criticar los errores, que lógicamente los ha habido, ya habrá tiempo, pero ahora hay que poner por delante el interés de país, el interés de comunidad, el interés de región. No hagamos política de la crisis. Nueva Canarias tiene, lógicamente, sus posiciones, y hay que ser respetuosos con su planteamiento político, estaría bueno, pero su voto en el Congreso de ninguna forma se traslada al Gobierno de Canarias, donde las relaciones son sólidas. Hay un compromiso de las cuatro fuerzas políticas de no perder el tiempo en asuntos que no tengan nada que ver con cómo afrontar la crisis que se nos avecina. El Gobierno de Canarias goza de buena salud y estamos exclusivamente centrados en la actual situación. Hay fuerzas políticas que tienen otras estrategias y que no se han dado cuenta de que no pueden seguir usándose los mismos argumentarios de antes de la crisis. Creo que es un error estratégico enorme y que deberían estar más pendientes de lo que pasa en Canarias y de la sensibilidad con el pueblo canario que de lo que les digan desde instancias que poco tienen que ver con la realidad de las Islas.

Está hablando, claro, del PP. Por cierto, en contraposición con la buena sintonía que tienen ustedes con CC, lo que de algún modo les ha permitido arrebatarle a NC el monopolio en el diálogo directo con Coalición. Esto último es una clara ventaja para el PSOE desde un punto de vista estrictamente político.

Fíjese, no creo que sea cuestión de a quién le interesa más esa sintonía de la que usted habla; lo que creo es que le interesa mucho más a la sociedad canaria. Que las fuerzas políticas con mayor representatividad en el Parlamento de Canarias sean capaces de hablar y de ponerse de acuerdo en aquellas cuestiones que redundan en beneficio de todos no debería alarmar a nadie en la política canaria. Quizá esta nueva normalidad nos permite esto: hablar e intentar llegar a acuerdos con fuerzas políticas con las que tenemos serias diferencias, en el sentido de proyecto de país y de cómo entender Canarias, pero con las que en estos momentos de emergencia social y económica nos ponemos de acuerdo para construir ese muro que nos proteja a todos. Por eso uno tiene que reconocer el esfuerzo que han hecho no solo Coalición Canaria, sino también Ciudadanos en Canarias y la inmensa mayoría de las fuerzas políticas. El PP es el que se ha salido del guion, aunque era previsible.

Es curioso: nunca el PSOE había tenido tanto poder en Canarias, pero incluso así, no se libran de tener que hacer equilibrios. En algún momento ha pensado que quizá habría sido mejor intentarlo en solitario.

Cualquier responsable político que tenga Canarias en la cabeza sabe que tiene que estar siempre en una política de equilibrios, máxime con gobiernos en minoría. Pero este Gobierno, y sobre todo su presidente, ha hecho un esfuerzo enorme por la cogobernanza en esta crisis, y no en las dos últimas semanas, no, sino desde su inicio. Ángel Víctor Torres ha querido compartir su responsabilidad con el resto de las fuerzas políticas. Se ha estado cogobernando en las grandes decisiones políticas. Esto que algunos decían que podía ser síntoma de debilidad del Gobierno, creo que es un elemento clave de fortaleza, porque se es consciente de que de esta situación saldremos más rápido si estamos todos juntos.

Esa voluntad de consenso, y hablo ahora de puertas adentro del Consejo de Gobierno, les ha costado algún disgusto, como la destitución de la consejera de Sanidad. Pedro Martín ya ha dicho que pedirá explicaciones.

El presidente ha explicado que esa fue su decisión más dolorosa, pero era consciente del momento y de las circunstancias. Una cosa es ofrecer la cogobernanza, y que las decisiones cuenten con el consenso de cabildos, ayuntamientos y partidos, y otra es que el Gobierno tiene que tomar sus propias decisiones, y creo que ambas cosas son compatibles. El partido está demostrando una enorme madurez política, y habrá tiempo para analizar las decisiones que se han adoptado, el partido tiene sus momentos para ello. Pero ahora está centrado en el apoyo al Gobierno. No se destaca el Partido Socialista en los gobiernos por generar inestabilidad, más bien todo lo contrario, creo que somos de las fuerzas políticas que más estabilidad aportamos.

La cohesión del Gobierno no quita que entre sus protagonistas los hay bastante poco comedidos.

Bueno, pero hay que ir acostumbrándose en la vida política de nuestra comunidad a que los partidos puedan tener posiciones distintas. Hay que asumirlo con naturalidad, y más en un Gobierno con cuatro fuerzas políticas y cuatro formas de entender la comunidad misma. Salvo eso, quien conoce el funcionamiento interno del Gobierno sabe que este goza de muy buena salud.

La obra pública va a ser fundamental para resistir hasta que el turismo se recupere.

Somos conscientes. Por eso no solo trabajamos con el plan de carreteras, que está definido, sino también con el plan de vivienda y rehabilitación, que nuestro objetivo es presentarlo próximamente y que estamos retocando y adaptando a las actuales circunstancias. El plan de vivienda debe ser el punto de encuentro de los sectores público y privado para la reactivación económica. Si antes ya era importante, ahora es vital. Además, el Ministerio nos transmite que va a potenciar la obra pública, la vivienda y la rehabilitación. Sabemos que hay que dar ese impulso, y también que hay que proteger el transporte para recuperar la conectividad y con ella el turismo. Tratamos de buscar fórmulas para ello. Entendemos que el transporte público es de las actividades que más tarde se van a recuperar, que no será de la noche a la mañana, pero para nosotros es esencial recuperar el transporte aéreo. Estoy convencido de que el tráfico aéreo empezará a normalizarse en los primeros días de julio, con lo cual estaremos dando pasos para que los turistas puedan volver. Pero ya digo, luego hay que proteger salarios y empresas e impulsar los servicios públicos. Es el momento de que la política le hable de tú a tú a la economía; si todos estamos de acuerdo en esto, si estamos unidos para hablar de tú a tú a la economía, saldremos antes de la crisis.