¿Ha mejorado la coordinación entre el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas?

Las preocupaciones son similares en todas las comunidades autónomas. Una preocupación principal son las residencias de mayores, el colectivo de mayores ingresados y también el personal sanitario. También hay coincidencia en que si bien los números pudieran albergar ciertas esperanzas, es imprescindible mantener el dispositivo con las mismas capacidades que tenemos hoy y seguir con el confinamiento a la espera de que el Gobierno decida las fechas y las circunstancias, que podrán ser acomodadas a las singularidades de cada territorio.

¿No es contradictorio que se haya hablado de un desconfinamiento gradual adaptado a Canarias y ahora se insinúe lo contrario?

Lo que nos ha trasladado el Ministerio es que el plan de desescalada se acomodará a las peculiaridades de cada territorio y hay comunidades que entienden que sus circunstancias les permitirían adelantarse. Canarias tiene una buena situación pero está claro que por la misma razón por la cual estamos teniendo esta epidemia que afecta a todos y no tiene una solución singular, por eso el desconfinamiento deberá hacerse de manera coordinada. Claro que habrá peculiaridades. Es posible que en algún momento hayamos transmitido un exceso de optimismo sobre una salida inmediata o por partes pero, aunque lo estemos preparando, hay que hacerlo a partir de las decisiones del conjunto del sistema.

¿Hay que adaptar el desconfinamiento a la situación de cada Isla?

Desde el principio hemos tenido el doble de casos positivos en Tenerife que en Gran Canaria y eso sigue ocurriendo. También tenemos islas donde la incidencia es pequeña o nula como es el caso de La Graciosa o El Hierro. Eso significa que la recuperación se tendrá que acomodar y el que pueda liberarse de más impedimentos lo hará. Pero lo que tenemos que transmitir es que el desconfinamiento es un proceso complejo que irá permitiendo que se desarrollen algunas actividades empresariales, trabajos y habrá otras medidas de apertura, pero no es posible imaginar una apertura de puertas para que todo el mundo salga. Hay dos principios que tenemos que conjugar: el confinamiento no puede ser para siempre pero no podemos perder las ventajas que nos ha proporcionado el confinamiento. Hay que encontrar un equilibrio entre las dos cosas.

¿Cuál cree que es la principal vulnerabilidad que tiene Canarias cuando se empiece a tomar medidas para el desconfinamiento?

Desde el punto de vista sanitario nuestra principal vulnerabilidad ha sido las dificultades para el aprovisionamiento. Hemos tenido que organizar vuelos y compras, que son más fáciles en los territorios continentales porque la comunicación entre territorios es más rápida. Como ocurre con la energía eléctrica o los combustibles lo nuestro depende del exterior y esas dificultades hemos tenido de ir venciéndolas. Fuera de la sanidad la mayor vulnerabilidad es la económica porque nuestra economía depende de un sector que, a su vez, depende de las comunicaciones y también del estado de las poblaciones que vienen a pasar sus vacaciones en Canarias.

¿Cuáles han sido los errores y fallos que se han cometido en la compra y reparto del material sanitario y de protección?

Ha ocurrido un poco de todo pero no me gusta utilizar la palabra error porque el mercado mundial de productos para afrontar esta crisis no da abasto y eso ha provocado que los que tienen que surtirse se encuentren en una sensación de moverse en la jungla porque hay mucha gente y países compitiendo, por ejemplo, por las mascarillas y también hay muchos que las quieren colocar en el mercado. Creo que las causas son conjuntas: el deseo de centralizar en un momento determinado, después se volvió a descentralizar, las necesidades apremiantes de los compradores han chocado con un mercado difícil, complicado y hostil y, poco a poco, hemos cogido las riendas de esta situación. Ahora llega un nuevo suministro que nos dará un cierto respiro pero no definitivo porque seguiremos necesitando proveernos de material.

Había malestar entre el personal sanitario por la escasez de material de protección y la elevada cifra de contagios. ¿Ha ido remitiendo esta problemática?

Nos faltó material sanitario y de protección en los primeros momentos. Es verdad que hubo malestar y que las cifras de contagios eran de las más altas del país. Pero la realidad es que en estos momentos los contagiados entre el personal sanitario son de poco más de 300 de 30.000. Que sean más de 300 parece mucho pero si se compara con el total, creo que el impacto es relativamente bajo. Vamos a tratar de reducir este impacto mejorando la protección. También le digo que se ha hecho más pruebas a personal sanitario que a otros grupos de población y por eso es natural que haya más contagiados en ese colectivo. Cuando aumentemos las pruebas en las próximas semanas vamos a tener un aumento de cifras de positivos pero en lo que habrá que fijarse es en el número de hospitalizados, en el número de pacientes ingresados en las UCI y en los pacientes recuperados. Se han hecho poco más de 20.000 pruebas, si las duplicamos en las próximas semanas pues aumentarán los positivos.

Hay cuestiones como el internamiento de positivos asintomáticos en instalaciones o el uso generalizado de mascarillas en toda la población que causan cierta preocupación. ¿Cómo se van a gestionar estos asuntos?

Por lo que le he oído al ministro y a otros consejeros no creo que se vaya a obligar al internamiento sino que será una medida recomendada o voluntaria. La cuestión es más bien si para una medida de estas características tenemos capacidad de alojamiento, algo que ya hemos hecho con los sanitarios. Si se llegara a recomendar que las personas con síntomas y positivos estén en un alojamiento separados de sus familias tendríamos capacidad suficiente porque ya alojamos a 300.000 personas diarias cuando el turismo está a pleno rendimiento. Esto a día de hoy es una hipótesis pero ya le hemos dicho al ministro que si están pensando en esta recomendación lo diga para que nos vayamos preparando. En relación con las mascarillas, la OMS ha cambiado el criterio y ahora recomienda el uso de mascarillas, por lo que trataremos de que en el mercado haya mascarillas suficientes ayudando a los compradores. Estamos ahora mismo en un mercado casi sujeto a la ley de la jungla porque no hay producción suficiente en ninguna parte del mundo.

¿Que se haya producido una crisis política en la Consejería de Sanidad

De forma mínima, he procurado que la sustitución de la dirección política tenga una incidencia mínima en el funcionamiento de los servicios. Es normal que se produzca un sobresalto y casi todos los miembros del personal directivo han continuado salvo el equipo más inmediato de apoyo al consejero, pero el resto son los mismos. A propuesta mía se ha producido un cambio en la Dirección General de Salud Pública porque la anterior responsable tenía unas limitaciones de disponibilidad.

Pero llama la atención que algunos de los nuevos responsables vengan del Gobierno anterior de CC en la misma área sanitaria...

Pero si se fija usted el señor Istúriz estuvo en equipos anteriores y si mira más para atrás hay personas que trabajaron conmigo cuando fui consejero de Sanidad. Hay un componente político pero también hay un componente técnico. Conrado Domínguez forma parte del equipo de asesores externos que el presidente del Gobierno decidió crear para ayudar a la gestión de la Consejería. El hecho de que formaran parte del anterior Gobierno no los puede devaluar como profesionales, lo que he querido es que se incorporen personas que sean respetadas en la organización sanitaria y experimentadas.

¿No estaban satisfechos con la gestión de Teresa Cruz aunque se demostrase que medidas como el aislamiento del hotel de Tenerife fueron positivas?

No voy a juzgar la gestión de mi compañera porque no tengo argumentos y porque, además, mi propósito es que la Consejería se concentre en su trabajo y no en un examen retrospectivo. Las decisiones sobre el hotel y La Gomera fueron de la Consejería y me parecieron acertadas porque fueron respaldadas por el Gobierno, aunque algunos las criticasen en ese momento. Ni la comunidad científica ni los gobiernos en el mundo vieron la dimensión del fenómeno y las decisiones han ido acomodándose a la realidad.

¿Está satisfecho con la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez teniendo en cuenta que socios relevantes del pacto de gobierno no lo están como Román Rodríguez y Pedro SánchezRomán RodríguezCasimiro Curbelo

Son cuestiones diferentes. Los descontentos tienen que ver con las materias económicas o financieras. La gestión desde el punto de vista sanitario es más fluida en estos días con el ministro y su equipo y con el resto de consejeros de las comunidades autónomas, en ocasiones hay que levantar la voz porque el suministro tarda pero en otras notamos que se nos escucha y se nos respeta. Otra cosa son las decisiones económicas, que tienen que ver con la financiación y la liberación de las trabas del superávit, ahí sin duda las tensiones son mayores. Esas tensiones no son solo de los socios, nosotros también como partido lo hemos reclamado para que se resuelvan, el presidente todos los domingos tiene una conferencia de presidentes y expone las demandas. Hay exigencias que se formulan de Canarias a Madrid y los socios hacen bien en expresar sus discrepancias y demandas, me parece normal. Personalmente tengo una confianza absoluta en la gestión del vicepresidente como consejero de Hacienda y las cosas que le oigo decir me parecen siempre fundadas y razonables.

¿Esta situación puede derivar en un aumento de la tensión política en el seno del pacto?

No lo he percibido. Creo que hay entendimiento con los socios del pacto. Un ejemplo es que ahora tenemos un contacto muy estrecho con la Consejería de Derechos Sociales y no he observado ninguna aspereza ni dificultad mayor o menor que con otras consejerías. Tampoco en Administraciones Públicas encuentro unas dificultades especiales sino todo lo contrario.

Pero a día de hoy no se ven avances en cuestiones como el uso del superávit, la financiación, el endeudamiento a largo plazo o la regla de gasto. ¿No incrementan los problemas en las relaciones Canarias-Estado?

Pero esas tensiones que nos preocupan a todos los partidos a su vez se derivan de las tensiones entre el Gobierno de España y el resto de sus socios de la Unión Europea. Parece que en estos días se empiezan a resolver mediante la liberación de fondos, que es el punto de partida de las decisiones siguientes, por eso nuestras tensiones en el seno del Gobierno sobre los fondos disponibles son equivalentes a las tensiones entre comunidades autónomas y entre España y el resto de la UE.

Parafraseando al vicepresidente del Gobierno, ¿Canarias se rebelaría ante el Estado si no se le trata de forma diferenciada?

Depende de la utilidad que tenga. El caso es cómo podemos tener más éxito para conseguir los fondos, si caminando por el sendero de la rebelión o tratando de encontrar fórmulas de financiación, que es lo que nos va a faltar pronto para afrontar nuestras necesidades. Puesto a gastar energías prefiero gastarlas en tener la esperanza de que a medida que se vaya acabando el confinamiento nuestras posibilidades de recuperación serán más rápidas que las de otros territorios.

¿El pacto de gobierno durará hasta 2023 teniendo en cuenta las heridas que está dejando y seguirá dejando esta crisis?

Trabajo en la hipótesis de que el Gobierno continuará y no veo ningún elemento que me lleve a pensar lo contrario.