El sector primario comenzó ayer la evaluación de los daños originados por el episodio de viento y calima por el que atraviesa Canarias desde el sábado y que vivió el domingo sus peores momentos. Por lo tanto, habrá que esperar unos días para conocer el alcance de los desperfectos, pero las primeras impresiones de los dirigentes agrarios -sustentadas en las noticias que les hacían llegar los agricultores- apuntan a un fuerte impacto en todos los cultivos que se desarrollan al aire libre, con especial incidencia en el plátano y la papa, que en muchos casos se enfrentan a "un año perdido". En algunos cultivos de la fruta -los ubicados en los lugares más afectados por el vendaval- no solo puede haberse perdido la cosecha actual, sino que la próxima campaña también está en riesgo, mientras que los tubérculos que habían sido plantados a finales del año pasado o a comienzos de este se encuentran "en el suelo".

En determinados puntos de las Islas los efectos del temporal sobre las plataneras "se asemejan" a los que provocó en 2005 la tormenta tropical Delta, constata Javier Gutiérrez, secretario general de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga Canarias), citando las impresiones transmitidas por los técnicos. Es el caso, en Tenerife, de las explotaciones situadas en el Valle de La Orotava, aunque también en parte del sur, así como en La Palma. "Casi la mitad de las plantas están en el suelo, pero en las que siguen en pie el daño ha sido tan brutal que no podrán ser empaquetadas", añade Gutiérrez. En estos casos puede haber por delante "un año perdido", advierte el dirigente de Asaga, dado que muchas plataneras tendrán que ser arrancadas y habrá que volver a sembrar -si las empresas que suministran plantas in vitro disponen de existencias suficientes-, "con lo que eso supone de inversión".

En cuanto a la papa, las zonas más afectadas son aquellas en las que hasta ahora la sequía no ha hecho tanta mella. Donde todavía no ha llovido se ha retrasado la siembra, de manera que "las papas aún no han sacado las orejas del suelo y el viento no les hace tanto daño", explica Ángela Delgado, presidenta de Asaga. En cambio, en las cotas bajas del norte se ha sembrado en noviembre o diciembre. "Esas sí se las ha llevado el viento completamente", lamenta Delgado, quien, a falta de que se evalúen los desperfectos, teme una reducción de la cosecha que "rozará el 50%". En zonas de mayor altitud, en las que el frío demora el desarrollo de la planta, el impacto es menor.

Las hortalizas de hoja verde -escarola, lechuga, cogollo- han sentido de forma especial los efectos de la tierra en suspensión en Gran Canaria, apunta el secretario insular de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Juan Antonio Hernández. "También habrá que cuantificar la papa, a la que el viento ha hecho mucho daño", indica Hernández, que, no obstante, recomienda "prudencia". "Hay que esperar dos o tres días, pero daños seguro que habrá". Los cultivos de tomate en el municipio de La Aldea son otros de los damnificados por la situación.

El vendaval ha causado destrozos de consideración en las infraestructuras: muros, cortavientos, invernaderos... El secretario general de Asaga alerta, en este sentido, de que repararlas va a suponer un "sobrecoste" que probablemente no cubran las peritaciones de los seguros. El aguacate también ha resultado perjudicado, entre otras cosas porque se encuentra en pleno periodo de floración. De esta forma, aumenta la afección y se ve comprometida la próxima cosecha.

El efecto de la calima pone también en riesgo las posibilidades de comercialización de las flores ornamentales, al igual que lo hace con las hortalizas de hoja. Si en pocos días no llueve con cierta intensidad y se limpian las hojas del polvo que las cubren, muchos de estos cultivos podrían perderse, avisan desde las organizaciones agrarias del Archipiélago.

El impacto del temporal de viento y tierra se suma a otros episodios similares -como el ocurrido a comienzos de este mes en la provincia occidental- y a la falta de lluvias. "Esto es la puntilla. Da al traste con la posibilidad de salvar los cultivos permanentes en medianías", dice Miguel López, secretario insular en Tenerife de COAG.

La consejera de Agricultura del Gobierno canario visitó ayer varias fincas de plátano y aguacate de La Palma. Aunque los daños aún no han sido valorados, Alicia Vanooestende prevé que sean "cuantiosos". "Hay mucha afección a plataneras, con pérdida de producción, rotura de hojas que suponen un daño a largo plazo importante, y también en el sector del aguacate, al producirse la caída de muchos frutos", indicó la consejera , que animó a los productores a asegurar sus explotaciones.