Desde 1985, la casa natal del escritor y político Benito Pérez Armas, en Yaiza (Lanzarote), espera a ser declarada oficialmente Bien de Interés Cultural ¿Negligencia o lentitud? Es Casa de la Cultura y está catalogada como monumento, pero el expediente se alarga 35 años, iniciándose incluso antes de que Canarias asumiera las competencias de su patrimonio cultural y tuviese una ley propia, que no llegó hasta el año 1999. Otro caso también que se alarga en el tiempo es el de la ermita de Santa Águeda, en el barrio del Pajar, en el sur de Gran Canaria, una pequeña edificación situada junto a la playa y cerca de la cementera de Arguineguín, un expediente que también duerme el sueño de los justos.

Pero si hay un caso curioso a la par que alarmante es el de bienes que se registraron para ser incoados aún en la época franquista y que finalmente desaparecieron. La inspectora general de Patrimonio Cultural del Gobierno canario, Aránzazu Gutiérrez, pone el ejemplo de la antigua Mareta de Teguise, en Lanzarote, una especie de aljibe que se utilizaba para recoger agua. El expediente se registró en 1973, aún en el franquismo, regido en aquel momento por una ley de 1933, es decir, de la etapa de la II República. Con los años este bien patrimonial desapareció y nunca culminó el procedimiento.

Hay bienes que se encuentran en conjuntos históricos, como es el caso del Palacio Salazar en La Laguna, cuyo casco está declarado Patrimonio de la Humanidad. En este tipo de expedientes Gutiérrez es partidaria de que no sea estrictamente necesario la declaración de BIC porque la protección ya es suficiente para todo el conjunto. Uno de los temores existentes es que las delimitaciones que hay pendientes de yacimientos arqueológicos y otro tipo de lugares de interés se invadan porque aún no está culminado el proceso de declaración de BIC.