Canarias se va a quedar al menos ocho meses sin poder estudiar el mar por falta de buques que permitan hacerlo. El problema, que emana de una mala gestión burocrática del Instituto Español de Oceanografía (IEO), afecta a ocho grupos de investigación de las Islas y paralizará estudios relevantes en áreas como la variación de la temperatura del mar, acifidiación del agua o la pérdida de biodiversidad marina. Por tanto, los registros históricos de Canarias tendrán un hueco temporal de, al menos, nueve meses en el estudio de un fenómeno que afecta tanto a a las Islas como el cambio climático.

El retraso en la resolución del expediente para suministrar gasoil, tripulación y víveres a cinco buques de investigación del IEO, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, dejará a nueve centros en diferentes puntos del litoral español sin recursos para poder tomar datos mientras se solventan las trabas burocráticas. Una situación que puede prolongarse, según el Ministerio de Ciencia, tres meses pero que los investigadores consideran que podría demorarse incluso hasta finales de 2020. De la flota oceanográfica de la que dispone el IEO, dos de los buques son los únicos que atracaban semestralmente en las Islas para permitir a los investigadores canarios realizar su actividad en alta mar. Este año iba a atracar en Canarias el Ángeles Alvariño.

Los cinco buques se rotan por todo el Estado para que los grupos de investigación adscritos a este centro puedan ejecutar sus investigaciones a lo largo del año bajo un calendario previsto con dos años de antelación. La próxima campaña de los investigadores canarios iba a comenzar ayer mismo y se iba a prolongar hasta el 19 de abril, como todos los años. Pero el Ángeles Alvariño estaba atracado ayer en Vigo, donde se encuentra la sede del IEO. Los investigadores se van a ver obligados a retomar sus estudios en octubre y noviembre, cuando estaba programada la siguiente campaña canaria. Así lo afirma uno de los investigadores del IEO tinerfeño, Pedro Vélez, que lleva desde 2006 recogiendo información sobre el impacto del calentamiento global en las aguas canarias sin interrupción en su proyecto Radial Profunda de Canarias ( Raprocan). "Se trata de un proyecto de seguimiento para entender el impacto del cambio climático para las islas", explica el investigador. Ahora, por primera vez en trece años, verá un gran agujero informativo en su investigación, todo por culpa de una gestión inadecuada y "obsoleta" de los Organismos Públicos de Investigación (OPIs), entre los que se encuentra el Oceanográfico.

Los cuatro grupos de investigación del IEO no son los únicos afectados en el Archipiélago. Como en Canarias solo existe la posibilidad de investigar el océano a través de estas embarcaciones nacionales, todos los grupos de hasta cuatro centros de investigación de las Islas que se dedican a recoger muestras en mar abierto van a tener que frenar en seco su trabajo, lo que aumenta hasta ocho el número de investigaciones afectadas.

De Tenerife a Las Palmas

El problema afecta también a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, tanto en su Facultad de Ciencias del Mar como a cuatro grupos de investigación del Instituto de Oceanografía y Cambio Global (IOCAG). Todos ellos tendrán que esperar al menos nueve meses más, hasta la próxima campaña programada entre el 13 octubre y el 20 de diciembre, para volver a recabar datos del mar. Sin embargo, y como advierte Vélez, si hay investigaciones a nivel nacional que solo salgan una vez al año, es posible que se les priorice por encima de las que se están haciendo en Canarias, "por lo que podríamos llegar a no recabar datos en todo el año".

Los únicos que se han salvado de tener problemas en sus expediciones son los cuatro grupos de investigación de la Universidad de La Laguna (ULL), que cuentan con su propia embarcación y cuyas salidas se realizan más cerca de tierra. Así, estudios relevantes en el campo del cambio climático, la vulcanología canaria submarina, el seguimiento pesquero o la biodiversidad marina del Archipiélago, van pegar un frenazo en seco.

No obstante, la pérdida de datos es solo una de las consecuencias del parón de la ciencia marina. Como señala la física Rosa Balbín, investigadora de la sede balear del IEO, puede afectar a las investigaciones estacionales -como las que estudian las larvas de atúnes rojos - o al mantenimiento de los costosos equipos que se colocan en alta mar. "Yo tengo un aparato que costó unos 600.000 euros y que, si no se le hace un mantenimiento semestral, puede romperse y perderse a la deriva", insiste Balbín

Además, este problema tiene otras vertientes, pues el Instituto no solo hace investigación estructural propia. Entre sus funciones también está el asesoramiento pesquero y muchos de los proyectos nacionales en marcha están financiados por Ayuntamientos, Comunidades Autónomas o el propio Ministerio de Ciencia. "Son compromisos con la Administración que se van a paralizar", destaca Balbín.

"Esto no ocurriría si Canarias dispusiera de un barco oceanográfico propio", lamenta el investigador del IOCAG, Alonso Hernández, también afectado por este problema. Los investigadores consideran que es fundamental que el Gobierno de Canarias se haga con una embarcación propia, porque cuando a las limitaciones iniciales (solo poder recabar datos cada seis meses) se le une una situación sobrevenida como la actual, la recogida de datos se detiene en seco. "Nosotros no podemos reclamar", explica Alonso Hernández, que insiste en que ya es bastante que el Instituto de Oceanografía tinerfeño "invite" a su grupo de investigación a embarcar junto a ellos.

De las microalgas a Tagoró

Por ahora, "no podemos saber qué consecuencias tendrá este parón en la serie temporal", indica Vélez. "Hay años en los que no ha pasado nada significativo en el mar", explica el investigador, sin embargo y como insiste, ha habido otros en los que se han registrado fenómenos de gran importancia, como el bloom de Trichodesmium erythraeum -las conocidas microalgas- en el verano de 2016 o la erupción del volcán Tagoró en El Hierro, en 2011. Unos fenómenos que, si no se hubieran muestreado correctamente, no hubieran sentado las bases para entender que existe un aumento cíclico de la temperatura del entorno marino o para conocer cómo afecta la erupción de un volcán marino en la fauna y la flora de su entorno.

Como señala Hernández, "el océano es la parte más importante del cambio climático". Más aún para Canarias, pues nos encontramos en islas oceánicas y las medidas que se puedan tomar de las variaciones del mar son fundamentales "para conocer cómo va nos influir el calentamiento global", señala el investigador. Los investigadores han hecho saber la importancia de que Canarias cuente con una embarcación al consejero de Transición Ecológica, José Antonio Valbuena. Por eso no entienden, "por qué aún no ha dado el paso".