¿Qué balance hace de estos meses en su puesto y qué cambios destaca respecto a Darias?

Hemos cumplido, porque el aterrizaje y comienzo de una legislatura es siempre muy intenso pues se dan muchas cosas de golpe: elegir presidente regional, formar el Ejecutivo, constituir las comisiones, aprobar el presupuesto a tiempo...

Darias ya quiso acercar la Cámara a la ciudadanía. ¿Cree que lo logró? ¿Qué cambios quiere?

Somos del mismo partido, pero con perfiles diferentes. Yo estoy muy implicado en que se conozca mucho el Parlamento por dentro, y no solo los plenos y comisiones. Debe conocerse la parte humana y hacerlo más accesible. Seguirán las visitas, pero hemos puesto en marcha los foros. Queremos que se convierta en un foco de pensamiento, que los grandes asuntos se debatan con personas referentes y sin el encorsetamiento actual. Son tiempos de mucho debate, pero muy superficiales. Además, queremos acercarlo a los ciudadanos que no son de Tenerife con motivo de la celebración, en 2022, de los 40 años de la Cámara.

¿Ha introducido cambios personales, decorativos...?

Ninguno, no lo hago nunca. No he cambio ni un cuadro. Estoy de paso, es lo que hago en los cargos y cuanto menos apego le tenga a las cosas físicas, mejor.

Darias dejó este despacho, entró en el Gobierno y ahora es ministra. ¿Se ve dando esos saltos?

Eso nunca se sabe. Hacer planes en política es complicado, y más como están las cosas, con ciclos tan cortos. Aparte de que, cuando uno hace planes, es porque se ha convertido en un profesional de la política y yo soy abogado, no político...

Pero la gente no le ve así...

Bueno, no sé. La gente me puede ver de muchas formas, pero mi profesión es la de abogado y así lo siento: un abogado que hace política...

Pero lleva mucho en política...

Sí, pero siempre que ha sido legal lo he compaginado. Si ahora me dicen dónde estaré en 2023, pues a lo mejor en mi despacho de abogado o donde me diga mi partido.

Es presidente en una etapa de cambio, tras 32 años: ¿cómo ve al Gobierno y a la oposición?

Es un momento que pasará a la historia por eso pero también por estrenar 70 diputados, sistema electoral y ciclo político con el primer pacto progresista en 40 años...

Bueno, salvo el de Saavedra con la izquierda de 1985 a 1987...

Bueno, tras treinta y tantos años. El gran cambio es que el partido que gobernó desde 1987, primero como AIC y luego como CC, está en la oposición en toda Canarias y eso habla bien del sistema por nuestra capacidad para normalizarlo. Significa que la democracia es madura y ahora queda adaptarse a hacer oposición, lo que no es fácil. CC y PP ya no tienen a sus dos candidatos... Es un momento de transición...

¿Es una señal de debilidad que esos dos líderes no estén?

No, han sido decisiones de sus partidos. Sí resalto esa normalidad parlamentaria, que la echo de menos en otros ámbitos del Estado. Aquí ha habido un cambio político potente, pero la oposición se está comportando con lealtad institucional, mientras que, a escala nacional, la derecha no asume que la izquierda ganó tres elecciones en 2019. Lo bueno en Canarias es que logramos que la ultraderecha no entrase, pero la derecha moderada debe reflexionar sobre cuál va a ser su contribución a la convivencia.

¿Lo que no era normal es que gobernaran los mismos 32 años?

Era lo que elegía la ciudadanía...

Cabían pactos alternativos...

Es verdad que había un parlamento menos plural y ahora hay 7 grupos, lo que da más juego. El sistema electoral era distinto y muchas veces solo hubo tres partidos. Nosotros ganamos en 2007 (26 escaños) y no gobernamos, o lo hicimos en votos en 2015 y no en diputados. Eran anomalías o peculiaridades que impedían el cambio.

Ese nuevo sistema electoral, sin embargo, no cambió mucho la distribución. ¿Lo hará la ley?

No puedo decirlo porque el debate corresponde a los grupos, aunque tenemos ese suelo y deben ver hasta dónde llegar con el Estatuto.

¿No sobra demagogia con el número de diputados cuando, al fijarse en 60 en 1982, había un millón menos de residentes?

Las sociedades democráticas tienen que permitirse un sistema de costes. El debate sobre lo que cuesta es peligroso y demagógico, y le hace el juego a los que no están cómodos en democracia. Además, esos 10 diputados no han tenido más coste y los sistemas, en sí, no mejoran la vida, lo que corresponde a la gestión, sino la representatividad. 70 escaños para un territorio complicado como éste suponen un parlamento bien dimensionado en relación a otras regiones de población similar, aparte de que éste es de los menos costosos. No somos tantos; metes a los 70 en un Binter y sobran plazas.

Pero, ¿es justa la representación territorial y poblacional?

Ningún sistema es perfecto en el mundo. Este representa mejor a las personas y territorios porque hay 9 diputados elegidos por todos los canarios. Además, bajaron los topes y es más justo ahora.

¿Ve un periodo largo del cuatripartito que gobierna ahora?

Veo un periodo largo del PSOE como protagonista en las Islas.

¿Mirando para la izquierda o, incluso, volviendo con CC?

El nacionalismo canario está en un periodo de reflexión. No veo con malos ojos, y me voy a mojar... (Pausa) No soy de los que teme la unidad del nacionalismo. Creo que podría ser una buena noticia.

Aunque tienda a la derecha...

No. Si hay una unidad ahora, lo lógico es que sea en torno a la izquierda, ya que, sin NC, no se daría y ha probado ser progresista.

Pero esto está en el centro del polémico voto de Oramas y las dos tendencias dentro de CC...

Es un debate que debe resolverlo CC, pero, si se da esa convergencia, se articulará en torno a un proyecto progresista y eso es bueno. De hecho, NC ya es socio nuestro en un montón de sitios.

NC tiene 5 escaños y CC, 20...

Pero no hablo de escaños, sino de proyecto, sin letra pequeña. Si es así, lo veo bien como socialista.

Porque sería más fácil pactar...

Es que NC ya es nuestro socio...

Pero puede aún cambiar...

Somos socios en el Gobierno, Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas... Ya hay un acuerdo del PSOE con el nacionalismo, porque no lo representa solo CC. Si esa unidad se vertebra alrededor de NC, es buena noticia para el PSOE.

También se apunta a una posible censura con NC, CC y PP...

No veo a Román Rodríguez pactando con un PP que pacta en Madrid o Andalucía con Abascal, Espinosa de los Monteros y demás familiares. Una NC que acaba de apoyar en Madrid un gobierno progresista... Eso es, hoy, ciencia ficción.

¿Que Darias sea ministra de Política Territorial es un contraataque al voto de Oramas?

No creo que haya que poner al mismo nivel un problema de CC con la investidura a que haya una ministra canaria. En realidad, es un reconocimiento a su labor y capacidad, así como a los socialista canarios a la construcción del proyecto de Sánchez, porque apostamos desde el principio...

Pero Darias no le apoyó...

No, apostó por Susana Díaz, pero también eso significa que hemos sido capaces de cerrar nuestros conflictos internos.

¿Cómo ve la polémica con Marruecos y las aguas canarias?

Tenemos que estar todos juntos y, de hecho, he propuesto a los grupos parlamentarios elaborar de forma conjunta una declaración institucional a aprobar en el próximo pleno de manera unánime. Es necesario porque se trata de algo importante: hay que respetar el derecho internacional y esto no le atañe solo a Canarias y España, sino a la UE y a su Parlamento. Esa declaración unilateral es ilegal y, además, genera un conflicto político. Hay que tratarlo con suma delicadeza.

¿Cómo ve el nivel de los diputados en Canarias?

Hay una gran renovación y diputados nuevos a los que se debe dar un tiempo.

Se dice que es más bajo

Depende. ¿Cuántos diputados hablaban inglés hace 15 o 20 años? Uno o ninguno? Hoy se manejan más con las nuevas tecnologías y con varios idomas. Además, antes los políticos que llegaban al parlamento estaban en su etapa final y ahora cada vez son más los que empiezan aquí, y no me parece mal.

Se le ve muy enfadado con lo del pin parental

Es que es una aberración. No se puede imponer la religión y, al mismo tiempo, hablar de pin parental. O la libertad total de los padres para imponerlo todo o un sistema como el que ha existido hasta ahora. En el fondo, el debate cuestiona nuestro sistema cultural, de libertad, pluralidad y tolerancia.