"Canarias debería estar siempre representada en el Gobierno de España. Todos entendemos que no cabe un Consejo de Ministros sin presencia de un catalán, o un vasco, pues lo mismo cabe decir de Canarias ". Con esta contundencia se expresa uno de los políticos canarios que ha formado parte del Ejecutivo central en la etapa democrática, el socialista Juan Fernando López Aguilar. Y aunque con menor énfasis, los otros tres isleños que han vivido esa experiencia hasta el reciente nombramiento de Carolina Darias como ministra de Política Territorial y Función Pública del nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez, también consideran que, si hay un territorio cuyas singularidades requieren de una representación específica en ese ámbito, ese debe ser Canarias. Y no como cuota política o territorial del partido que gobierne, sino como necesaria herramienta para la imprescindible interlocución en torno a las múltiples, complejas y con frecuencia ignoradas cuestiones que afectan al Archipiélago y a la vida de los canarios en todas las decisiones del Consejo de Ministros. Los dirigentes políticos de las Islas reclaman alfombra y poder ministeriales para la ultraperiferia.

Canarias representa "la singularidad de las singularidades" en el entramado de la España plural que busca resolver el debate territorial abierto en canal en estos momentos, según expresó Darias en su toma de posesión el pasado lunes. Y cree la nueva ministra que eso constituye un valor desde el que gestionar la tarea que le ha encomendado Sánchez. Pero al mismo tiempo, ella asume también, aunque sea de manera implícita y sin estar enunciada como una de sus competencias, la labor de 'colar' a Canarias en el Consejo de Ministros y 'vigilar' que nada de lo que allí se debata o se decida atente contra la gran singularidad de ser la única región ultraperiférica del Estado. Es decir, lo que desde las Islas se conoce como "ejercer de ministra canaria".

De variadas maneras y con distinto éxito, es lo que intentaron hacer sus tres predecesores canarios en el Gobierno central, el popular José Manuel Soria, y los socialistas López Aguilar y Jerónimo Saavedra, tratando de contrarrestar el peso del nacionalismo canario hegemónico hasta hace meses durante los últimos 26 años. El caso del también canario Luis Carlos Croissier, ministro entre 1986 y 1988, es bien distinto dado que su vida política y profesional la desarrolló siempre desde Madrid.

"Hay que estar siempre muy encima, porque con frecuencia no se enteran, o se despistan, pero no solo los ministros, sino en todos los escalafones de la administración. Desde Cádiz para arriba hay una foto fija de Canarias que no refleja la verdad de lo complicado que es un territorio tan fragmentado, con una carencia de materias primas, con unos costes adicionales para la energía, el transporte, para todo. Lo que aporta un canario en un Consejo de Ministros es eso, que cuando se tratan temas que tienen especial incidencia en las Islas, plantear las singularidades y la necesidad de que se adapten a ellas", apunt nJedrónimo Saavedra, dos veces ministro en los últimos gobiernos de Felipe González, entre 1993 y 1996, primero de Administraciones Públicas y luego de Educación y Ciencia en aquel decadente poder socialista de la post-transición. Le secunda de alguna manera en la opinión José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo desde finales de 2012 a mayo de 2016 en el primer, y de mayoría absoluta, Gobierno de Mariano Rajoy: "No cabe duda de que Canarias tiene unas singularidades y especificidades muy marcadas que no siempre son bien entendidas en la distancia y por tanto tener un interlocutor en la mesa del Consejo de Ministros, lógicamente es muy útil".

Ninguno de los exministros canarios se consideraron cuota territorial en sus respectivos nombramientos, sino que consideran que estos fueron consecuencia de la apuesta que el presidente del Gobierno que les llamó por su perfil político y profesional para hacerse cargo de la cartera que se les otorgó en cada uno de los contextos en que se hizo. "No fui cuota de nada", señala con rotundidad López Aguilar. "Participé en el diseño y la construcción del proyecto político que llevó a Rodríguez Zapatero al liderazgo del PSOE y luego a la Presidencia del Gobierno, y tenía un entrenamiento y una especialización de muchos años en el área que asumí", recuerda en el mismo sentido el exministro de Justicia y ahora eurodiputado socialista: "Considero una obligación que cuando se viene de Canarias, se explique Canarias en la definición y ejecución de las políticas de Estado y que se desplieguen desde el Gobierno de España. Ese es un papel que intenté cumplir, explicando nuestras singularidades, que no son nunca lo bastante conocidas".

Advertencias preventivas

Los exministros canarios insisten en este argumento como uno de los leit motiv de su paso por el Consejo de Ministros. "Obligadamente, asumes una interlocución y una labor de vigilancia y de estar al tanto de que no haya consecuencias negativas para Canarias, que no siempre se advierten con facilidad. Actúas en primer lugar en una fase preventiva, advirtiendo sobre las variables que tienen que tener en cuenta a la hora de hacer el sudoku y luego, en su caso, en las fases deliberativa y decisiva, que en ningún momento se pase por alto las singularidades canarias", señala López Aguilar.

Soria asegura que "Rajoy nunca nombró a ningún ministro por cuota territorial" y que "a todos nos eligió por consideraciones más políticas, de ámbito general, si bien en el caso de Canarias, teniendo en cuenta la especial querencia, conocimiento y sensibilidad que tenía, algo influyó también". Pero reconoce que "en muchas ocasiones tuve que advertir sobre el efecto de determinadas medidas, aunque debo decir que no había nada relativo a Canarias que no se me consultara, porque era canario y el presidente del PP en las Islas y quien tenía mayor conocimiento de la realidad política, económica y social del Archipiélago".

El primer ministro canario desde la recuperación de la democracia, Luis Carlos Croissier, apenas tenía 36 años cuando fue elegido en 1986 por Felipe González para llevar a cabo, en su segundo gobierno, una de la tareas más complicadas en aquella España que batallaba por la modernización del país en todos los ámbitos, la reconversión industrial. "Obviamente, a mi no me nombraron ministro por ser canario, pero evidentemente me he sentido muy canario. La representación territorial en el Gobierno siempre es una consideración que han tenido en mente los presidentes en un país donde el peso de los territorios es importante. Era muy normal en esa época, por ejemplo, que el ministro de Industria fuera un catalán, y yo precisamente sustituí a un catalán [Joan Majó]".

Croissier reconoce que "los tres ministros canarios hasta ahora han ejercido como tales más que yo, lógicamente, porque ellos ejercían la política previamente en las Islas y eran miembros destacados de cada uno de los partidos". "Yo militaba en el PSOE en Madrid y mi relación con Canarias no era política", explica.

"Me pusieron a parir" por avalar la creación de Binter y cambiar los aviones a reacción por aviones de hélice en los vuelos interinsulares. "Hoy le parece normal a todo el mundo que volar de Gran Canaria a Tenerife no se utilice aviones a reacción, que era lo que se hacía entonces, con unas pérdidas brutales y sin sentido. Dijeron que se trataba a Canarias de una manera tercermundista, que era una degradación para las Islas y que parecía mentira que yo, como canario, estuviera avalando eso", recuerda el que fuera ministro de Industria y Energía en aquel momento.

Experiencias ministeriales

Los otros exministros también resaltan algunas de las circunstancias que condicionaron y marcaron su paso por el Gobierno central. Saavedra, por ejemplo, no puede olvidar el hecho de que apenas unas semanas antes los partidos insularistas se aliaron con ICAN (Izquierda Canaria, liderada por José Carlos Mauricio) para crear Coalición Canaria y montaron una moción de censura contra el Gobierno regional que él presidía. Su nombramiento se entendió como una maniobra para frenar el nacionalismo en las Islas, pero también para intentar reconducir la negociación entre Canarias y el Estado sobre la modificación del REF, que había fracasado en la legislatura anterior. "No sé qué factores influyeron, pero creo que Felipe González pensó que tenía el perfil para poner en marcha el pacto autonómico que acababan de firmar el PSOE y el PP en el 92 y había que transferir a las comunidades autónomas las competencias. A mí me permitió además facilitar la reforma del REF que se aprobó luego en el 94. Se negoció en mis despacho con los diputados de CC y del PSOE y el secretario de Estado de Economía, Pedro Pérez", rememora el ahora ya jubilado político.

Soria, que rehúsa comentar su salida abrupta del ministerio y la consecuente dimisión de todos sus cargos políticos en aquel momento tras verse implicado en el caso de los papeles de Panamá, también reconoce que su relación con Canarias durante aquellos años estuvo marcada por la polémica de las prospecciones de Repsol en aguas del Archipiélago que él avaló y defendió. "Aquello fue un tema absolutamente politizado en el peor sentido del término por parte del Gobierno regional y de su presidente en aquel momento. Pero si eso no siguió adelante fue por una decisión única y exclusivamente de la empresa que era la titular de los permisos", mantiene.

Todos ellos creen que en las Islas se valora más que en otros territorios del Estado el hecho de tener un representante en el Consejo de Ministros, lo que demostraría que la distancia no solo es geográfica, sino también política y mental. "Sin duda que en Canarias le damos más importancia, porque hay un sentimiento por razones de la lejanía de que no nos quieren tanto como queremos que nos quieran. Hemos padecido mucho centralismo", señala Saavedra. López Aguilar le secunda: "Yo le doy importancia y ojalá se la dieran todos los presidentes del Gobierno. Es una regla saludable que a la hora de componer un Consejo de Ministros haya una cierta aportación de la diversidad de España". Según el ahora eurodiputado, en su etapa fueron frecuentes los 'avisos' a compañeros del Gobierno "sobre todo en los ámbitos de Hacienda y Exteriores".

¿Hasta qué punto los distintos sectores en el Archipiélago pretenden hacer del ministro una especie de 'conseguidor'? Según Soria, "es normal que te conviertas un poco en el interlocutor principal con la Administración para cualquier asunto que tenga que ver con el Archipiélago".