El miedo a las posibles represalias ligado posiblemente a rituales de vudú de los migrantes que venían en la patera del bebé fallecido es una de la razones por las que los agentes de la Policía Nacional de Arrecife no han podido identificar al patrón o tripulantes de la barquilla interceptada el pasado miércoles por la Salvamar Al Nair cuando se encontraba a la deriva y sin gasóleo a unos 27 kilómetros de las costas de Lanzarote.

La identificación del patrón es clave para poder sentarlo en el banquillo de los acusados. Y es que el Juzgado de Instrucción número 4 de Arrecife ha incoado un procedimiento por la presunta comisión de un delito de homicidio imprudente por el fallecimiento del bebé contra quién pudiera ser el patrón de la patera. Sin embargo, hasta el momento ninguno de los ocupantes de la patera ha identificado a los encargados de traer la embarcación desde Tan-Tan, en Marruecos, hasta Lanzarote.

No es la primera vez que el vudú está detrás de las mafias relacionadas con la inmigración irregular o la trata de blancas. En estos casos, antes de empezar el viaje a Europa las víctimas son sometidas a un ritual de vudú, teniendo que jurar que no van denunciar los hechos ni a delatar a los organizadores del viaje.

Aunque en este caso, la investigación policial sigue en marcha para determinar quienes son los patrones de la patera y averiguar todas las circunstancias que han rodeado a este trágico viaje, no se descarta que los migrantes hayan podido contraer alguna deuda para poder pagar el viaje. De esta forma, el vudú funcionaría como un mecanismo de coacción hacia las víctimas para garantizar el pago de los gastos del viaje.

En la embarcación viajaban un total de 42 personas (incluido el bebé fallecido) de origen subsahariano. Son precisamente las personas que proceden de esta parte del continente africano las que por su cultura se exponen a los ritos relacionados con el vudú. Se da la circunstancia que en la patera viajaban once mujeres (dos embarazadas) y 17 menores, entre ellos cuatro niñas.

Otro de los problemas a los que se está enfrentando el departamento de Bienestar Social del Cabildo de Lanzarote es el de determinar si varios de los menores de corta edad se encuentran en total desamparado o embarcaron realmente con sus madres. Y es que se cree que varias mujeres se niegan a reconocer a sus hijos por temor a una posible repatriación junto a sus pequeños.

El Cabildo ya ha alojado a una de las madres con su hijo en el piso de acogida para víctimas de violencia de género que existe en la isla dado que no hay otro recurso asistencial para este tipo de casos. El resto de las mujeres con hijos irán a Fuerteventura donde sí existe un centro para las migrantes con menores a su cargo.

Acogida de menores

La llegada de la última patera con 17 menores ha disparado la cifra de niños en acogida en los centros habilitados por el Cabildo hasta el centenar, a pesar de que el acuerdo suscrito con el Gobierno de Canarias considera que el número óptimo sea 44. Por tal motivo, el Cabildo ha demandado al Ejecutivo canario que agilice el reparto de los menores entre todas las islas para garantizar una mejor atención sociosanitaria a los mismos.

En concreto, 80 menores están alojados en el albergue de La Santa en Tinajo (unas instalaciones que desde el pasado año se han habilitado para acoger a los pequeños que llegan en patera) y los 20 restantes en los otros dos centros del Cabildo destinados a este fin.

Un albergue que sufría esta semana el incendio de una de las habitaciones donde dormían 12 menores, aunque solo hubo que lamentar daños materiales. Aunque todo apunta a que el fuego no fue provocado se investiga si el origen del mismo se produjo por el mal uso de un mechero.

En lo que va de año han llegado a Lanzarote un total de cuatro embarcaciones.