Coalición Canaria quiere evitar a toda costa que la desobediencia de la diputada Ana Oramas deje heridas incurables en el partido. El Comité Permanente Nacional, el órgano de dirección de CC, no está dispuesto a dar pasos en falso que acaben por distanciar aún más a sus barones, divididos entre los que entienden e incluso apoyan a Oramas, fundamentalmente en Tenerife, y los que reclaman mano dura, especialmente en Lanzarote y Fuerteventura.

Así que la cúpula nacionalista, que se reunió ayer de urgencia, optó por un consenso de mínimos: dar un ultimátum a su diputada para que se abstenga hoy en la definitiva votación de investidura de Pedro Sánchez, calificar su comportamiento de "muy grave" (lo que de acuerdo con los estatutos de CC deja a Oramas al borde del procedimiento disciplinario) y esperar acontecimientos sin que nadie se precipite y ponga en duda la cohesión interna del partido.

En definitiva, cerrar filas hasta ver si logran que la diputada no consume su rebelión y pasa del 'no' a la investidura de Pedro Sánchez a la abstención. Es decir, para que cumpla lo que los órganos del partido decidieron por unanimidad pese a la resistencia inicial en las filas tinerfeñas. El problema, algo en lo que coinciden las distintas facciones de CC, es que la desobediencia de Oramas es de tal gravedad que mantener prietas las filas será complicado.

El artículo 49

Es el artículo 49 de los estatutos de CC el que incluye "el incumplimiento y el alejamiento desobediente de las decisiones de los órganos" del partido entre las conductas que son causa de baja en la organización. La desobediencia manifiesta figura así entre las infracciones más graves que puede cometer el militante de Coalición, a la misma altura que el incumplimiento del pacto antitransfuguismo o las acciones contrarias a la Ley "o a la convivencia política". Ya en el artículo 54, los estatutos de los nacionalistas ponen negro sobre blanco que la expulsión del partido conlleva el cese en el cargo institucional, lo que en el caso de Oramas implicaría su adiós al Congreso.

No obstante, el acta de diputado es personal, con lo que la tinerfeña no estaría obligada a renunciar a su escaño ni aun cuando fuera expulsada de CC. "Si el interesado/a se negara a dimitir, no podrá volver a ocupar ningún cargo público a propuesta de Coalición Canaria", rezan los estatutos.

El hecho de que el Comité Permanente Nacional califique de "muy grave" la decisión de Oramas es, de facto, el primer paso para la apertura del procedimiento disciplinario. Pero ni la diputada es cualquier militante ni todos en CC se muestran igualmente contrariados. De hecho, en las islas orientales no se fían de la dirección del partido en Tenerife, menos cuando está en el horizonte próximo la celebración del congreso regional, que en principio tendrá lugar en mayo. Antes de que la organización de CC decidiera abstenerse en la investidura de Sánchez, fueron varios los pesos pesados del partido en esa isla los que manifestaron abiertamente su rechazo a apoyar por acción u omisión al socialista. Carlos Alonso, por ejemplo, aseguró que sería "muy muy difícil" que CC se prestase a allanar el camino a un gobierno de PSOE y Podemos que a Canarias, agregó, "no le conviene". La postura generalizada en Tenerife, donde siempre han sido partidarios de no dar oxígeno a Sánchez y especialmente a Pablo Iglesias, no es, por tanto, una novedad. De hecho, la propia Oramas, una de las más firmes detractoras de Iglesias entre los 350 escaños del Congreso, repitió insistentemente en la campaña electoral que su voto nunca ayudaría a un gobierno en el que se sentara Podemos.

Sin embargo, esta posición no es compartida tan unánimemente fuera de Tenerife, y de forma particular en Lanzarote y Fuerteventura, donde pesos pesados como Mario Cabrera no tardaron en salir a la palestra para dejar bien claro que el 'no' de Oramas no los representa. No en vano, el acuerdo al que se llegó para abstenerse en la investidura había dejado a ambos sectores medianamente satisfechos. Ambos cedieron: ni el 'no' rotundo que querían en Tenerife ni el apoyo explícito que querían en las islas orientales. Una entente que se ha debilitado por la decisión de Oramas.

La rebelión de la diputada

Entre los partidarios de apoyar al gobierno progresista del tándem Sánchez-Iglesias existe la sospecha de que la rebelión de la diputada no es fruto de una decisión estrictamente personal, sino que obedece a una estrategia del núcleo duro del partido en Tenerife para significarse ante el inminente congreso, en el que el expresidente Fernando Clavijo se postulará para coger las riendas de la organización en sustitución de José Miguel Barragán.

Esta sospecha es la que está detrás de los esfuerzos del partido por transmitir que el Comité Permanente Nacional se pronunció ayer en total sintonía. "Hemos conminado una vez más a Ana Oramas a reflexionar, y lo hemos hecho por unanimidad de todas las agrupaciones insulares", explicaron fuentes nacionalistas poco después de la reunión. Tal es así, que la preocupación ya no reside tanto en el sentido del voto de Oramas como en tratar de que el inevitable daño que está sufriendo el partido sea el menor posible. De ahí que aunque la cúpula de Coalición Canaria calificara ayer de "muy grave" la conducta de la diputada, evitara al mismo tiempo abrirle ya el procedimiento sancionador que establecen sus propios estatutos. La decisión que se tome se hará pues en frío. Sobre todo para evitar caer en presiones interesadas de otras formaciones.

Lo que dicen los estatutos de CC

Faltas y sanciones: Artículo 49

El artículo 49 de los estatutos de CC reza: "Causarán baja de Coalición Canaria las personas afiliadas que tras resolución de procedimiento disciplinario incoado hayan incurrido en alguna de las siguientes infracciones graves", entre las que figura "el incumplimiento y el alejamiento desobediente de las decisiones" de los órganos del partido.

Expulsiones, ceses y dimisiones: Artículo 54

El artículo 54 establece que "en el caso de expulsión, la sanción respecto a las personas afiliadas llevará consigo la baja del órgano al que pertenece, el cese en el cargo institucional que ostente, así como la devolución al partido de la representación institucional que ostenten en nombre de este. En el caso de que no pueda ser removido del cargo el sancionado, estará obligado a dimitir", Además, el mismo artículo determina que "si el interesado/a se negara a dimitir" (y Ana Oramas no estaría obligada a hacerlo ni aun siendo expulsada porque el acta de diputado es personal) no podrá volver a ocupar ningún cargo público a propuesta de Coalición Canaria y, en el caso de cargos electos, se le expulsará del Grupo Político al que pertenezca".