El Cabildo de Gran Canaria aprobó ayer, y por la vía urgente, un plan de actuación ante el derrumbe de un muro de contención en la GC-1, caída que provocó un colapso de vehículos en sentido norte durante horas porque se cerraron los tres carriles. Como alternativa, la Administración insular prevé abrir su carril central desde mañana y se calcula que recupere su completa normalidad en tres semanas, si bien el plan de emergencia contempla también la apertura del carril central para vehículos ligeros tras el cosido con micropilotes de su estructura.

En ese plazo de tres semanas, se ha planificado que, tras el traslado de 50 palmeras de los jardines del Tívoli, se abra en esta zona de la autopista otro carril provisional, con lo que volverá a estar totalmente operativa.

Para cumplir estos plazos, los operarios trabajarán de forma intensiva en tres turnos con el objetivo de que la vía recupere su capacidad de tráfico lo antes posible, mientras que, de forma paralela, se ejecutará otra obra para la reforma completa del tramo afectado por el derrumbe.

El colapso despertó rápidas reacciones políticas. La portavoz del PP en el Ayuntamiento de Las Palmas, Pepa Luzardo, acusó al alcalde, Augusto Hidalgo, de no haber "movido un dedo" ante lo ocurrido "a pesar de que miles de conductores se han quedado atrapados, muchos de los cuales tenían como destino final nuestro municipio. El consistorio ha estado escondido literalmente debajo de la mesa, lo que no se corresponde con la actitud que debe tener la institución", censuró.

El PP miró al cabildo y exigió un plan de choque ante el "deterioro" de las principales vías de la Isla.