"La acción de nuestro Gobierno tendrá un eje vertebrador, y no será otro que alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible contemplados en la Agenda 2030, para que Canarias sea un referente en sostenibilidad social, económica y medioambiental". Con esta afirmación, realizada durante su investidura, Ángel Víctor Torres secundó el discurso que el presidente de su partido, Pedro Sánchez, viene reiterando desde su llegada a Moncloa. Y que el PSOE ha incorporado a su programa electoral a través de sus 35 compromisos para que España avance en tres ejes: una agenda social, otra climática y un decidido impulso a la cuarta revolución tecnológica.

La Agenda 2030 se cita, de hecho, insistentemente desde que se aprobó en septiembre de 2015 por Naciones Unidas. Desde el presidente del Gobierno de España hasta un alcalde de pueblo la incorporan de forma recurrente a sus discursos, como quien repite un mantra. Pero no todos los gobiernos regionales y locales tienen aún claro qué significa, cómo les afecta o a qué les obliga.

Quien sí lo tiene claro es la Comisión Europea, y sobre todo su futura presidenta, Ursula von der Leyen. La política alemana, aún pendiente de tomar posesión, concitó el consenso del conjunto del Parlamento europeo (a excepción de los partidos de ultraderecha) precisamente en torno a un programa basado en el impulso a los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas. Y la UE cuenta ya con un documento titulado Una Europa más sostenible de aquí a 2030, que incluye los fundamentos políticos claves para lograr la Agenda 2030 a través de estrategias concretas. Entre ellas, el paso de la economía lineal a la circular; garantizar una transición justa que no excluya a nadie; la corrección de los desequilibrios del sistema alimentario o crear una nueva movilidad.

Una estrategia no es una enumeración, más o menos detallada, de los objetivos a alcanzar. Es una planificación de las medidas y acciones concretas con las que se espera lograr dichos objetivos, acompañada de la correspondiente ficha financiera que garantice que se destinarán recursos para gestionar y ejecutar esas iniciativas.

El Gobierno del pacto de las flores se ha comprometido a tener concluido antes de finalizar el año el diseño de una estructura que permita coordinar a todos sus departamentos para cumplir con Naciones Unidas: "Abordar los objetivos de desarrollo sostenible requiere cambiar la forma de trabajar y, de forma cooperativa, diseñar los planes de acción", explicó estos días el director general de Investigación y Coordinación del Desarrollo Sostenible, David Padrón. Lo hizo en el seno de una reunión con miembros de todas las consejerías, en la que el propio presidente contó que "Canarias parte del vacío dejado por el anterior ejecutivo, ya que fue la única comunidad autónoma que no refirió actuaciones en esta materia en el informe de progreso que anualmente tiene que presentar España a la ONU".

Las tres 'S'

Hasta ahora la Agenda canaria 2030 no pasa de ser una declaración de intenciones, más o menos inconcreta, con que el nuevo Ejecutivo trata de marcar distancias con los anteriores gobiernos nacionalistas: "Me presento hoy aquí con el convencimiento profundo de que una Canarias mejor es posible. Una Canarias más justa en lo social, más solidaria en lo económico y más sostenible en su territorio", fue otro de los compromisos anunciados por el presidente de Canarias. Y tras sus cien días al frente de esta comunidad autónoma, Ángel Víctor Torres ha convertido su defensa de esas tres 'S' (Social, Solidaria y Sostenible) no solo en el eje de sus discursos, sino casi en una marca personal.

"La dificultad no reside en tener nuevas ideas, sino en escaparse de las viejas", es el axioma keynesiano que más claro pone en evidencia que una cosa es predicar y otra tener capacidad para transformar inercias y estructuras. Y la Agenda 2030 es precisamente eso: el camino que apunta el organismo internacional para avanzar en la transformación de los viejos modelos económicos, sociales y ambientales en otros más sostenibles.

En Canarias, como en otras regiones, aún hay tendencia a identificar la sostenibilidad prioritariamente con el equilibrio medioambiental. Y aunque ocupa una parte importante de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), no es ni mucho menos la más significativa. Acabar con las desigualdades sociales (entre países, regiones y sociedades) es quizá el más significativo de los que integran el compromiso internacional suscrito para hacer frente a los retos sociales, económicos y medioambientales de la globalización. No dejar a nadie atrás es por ello el lema con el que Naciones Unidas pone en el centro a las personas, además del planeta, la prosperidad y la paz. En este ámbito, hay cuestiones relacionadas con estos objetivos que afectan directamente a Canarias pero no están aún en la prioridad de la acción del nuevo Gobierno.

África es, quizá, el mayor vacío en la gestión del pacto de las flores. Aunque ante el repunte de la llegada de pateras, con 20 embarcaciones con más de 460 inmigrantes solo en octubre (1.400 en lo que va de año), ha hecho volver a las instituciones canarias la mirada de nuevo al vecino africano. De nuevo se ha tenido que afrontar la emergencia de improvisar atención para personas sin papeles ni centros para asistirlos. Tampoco otro de los fenómenos dramáticos a los que no escapa Canarias, la violencia machista, está presente en los discursos políticos y, por tanto, tampoco en la acción de gobierno. Y ello pese a que los órganos judiciales del Archipiélago registraron en el segundo trimestre del presente año un total de 2.471 denuncias por violencia de género, una cifra que vuelve a colocar a las Islas como el territorio más castigado por el maltrato machista. Con una ratio de 22,6 mujeres por cada 10.000 representa el nivel más alto de España.

Ante esta realidad, alcanzar a ser "un referente" en sostenibilidad social, económica y ambiental en el marco de la Agenda 2030 es un reto tan ambicioso que precisa de un pacto de amplio alcance. Ni una declaración de principios ni la voluntad institucional bastan para alcanzar este objetivo. La lucha contra el cambio climático, contra la desigualdad y contra los obstáculos estructurales que pesan sobre Canarias para lograr un cambio de modelo son, en realidad, el gran desafío al que se enfrenta esta región perdida en medio del Atlántico en este siglo XXI.