Corren malos tiempos. Pero corren buenos tiempos. Y no es una paradoja. No al menos desde la visión del presidente del Gobierno de Canarias. Ángel Víctor Torres no perdió ni un segundo en tratar de suavizar lo que está por venir. Habría sido un esfuerzo en balde, porque a estas alturas ni el más optimista de los futurólogos se atrevería a pronosticar una mejora económica. A corto y medio plazo hay demasiados condicionantes en contra (llámense brexit, guerras comerciales, recesión alemana, quiebra de Thomas Cook o incertidumbre política) como para andarse con rodeos. Así que Torres lo repitió al menos un par de ocasiones durante su discurso en el Encuentro de Líderes organizado por EL DÍA y la Cadena Ser. "No vienen buenos tiempos; no vienen buenos tiempos". Pero toda cruz de una moneda tiene su particular cara, y Torres está convencido de que la cruz que supone la evidente ralentización económica tiene su anverso en la vocación social de su Gabinete. O dicho de otro modo: ante lo que está por venir, mejor nuestra receta que las anteriores. En definitiva, el presidente autonómico está convencido (y hay verdadero convencimiento, no una mera pose) de que es la hoja de ruta del actual Ejecutivo la que más puede ayudar a los canarios a sortear la recesión que ya está en marcha. ¿Cómo? Reforzando las políticas sociales, lo que indefectiblemente obliga a destinar más dinero a la sanidad, la dependencia o la vivienda, y aplicando dos principios en el quehacer político: "Transparencia y unidad de acción".

Ante un auditorio de alrededor de dos centenares de personas, que abarrotó el salón de actos del Real Casino de Tenerife y en el que se encontraban destacados miembros del PSOE (allí estuvieron Pedro Martín, Julio Pérez, José Segura Clavell, Tamara Raya, Gustavo Matos o Yeray Gutiérrez, entre otros muchos), el jefe del Gobierno regional se esforzó así para transmitir buenas noticias frente a los malos tiempos. Quien quiere ser "el alcalde de todos los canarios", una pública aspiración de Torres que recordó la también socialista Dolores Padrón, que fue la encargada de glosar la trayectoria de quien dio sus primeros pasos en la política como concejal en el Ayuntamiento de su Arucas natal, dijo estar doblemente satisfecho al presentarse ante los asistentes. El secretario general del PSOE canario se subió al escenario apenas horas después de que trascendiera el archivo de la denuncia que presentó en su contra Fernando Bañolas. Cuando se supo la intención del nacionalista en plena carrera electoral, Torres ya respondió exactamente lo mismo que subrayó ayer: "Es una denuncia política". Así que no se alegró tanto por él mismo (siempre se mostró convencido de que no había nada punible en su gestión en el Cabildo de Gran Canaria) como por su familia y sus amigos, pero evitó ir más allá de la alegría. Ni mencionó a Bañolas ni mencionó a esos que estuvieron "detrás" de la denuncia. Eso sí, "que se piensen bien las cosas" a partir de ahora, les pidió. Y la segunda alegría que acompañó al presidente fue la exhumación del cadáver del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. Uno de los abuelos de Torres estuvo encarcelado, como también sus hermanos, por republicano, así que a la satisfacción compartida por la singular reparación histórica que supuso el traslado de los restos del dictador al cementerio de Mingorrubio se unió una más íntima satisfacción personal.

El socialista se afanó, ante la nutrida representación empresarial que también estuvo en el Casino, en explicar el porqué de la subida del IGIC en medio punto. "¿Qué alternativas teníamos?", se preguntó retóricamente el presidente de la Comunidad Autónoma, que insistió en la imposibilidad de sacar adelante la ambiciosa agenda social de su Gabinete, o cuando menos sus primeros capítulos, sin devolver al 7% el tipo general del impuesto. No en vano habrá 20 millones de euros más para vivienda pública; casi 40 más para políticas de empleo; 133 más para sanidad; y otros 125 millones más para educación. Sensibles aumentos para los que también será necesario que el futuro Gobierno cumpla estrictamente las leyes del Régimen Económico y Fiscal y del Estatuto de Autonomía, y Torres será "absolutamente exigente" si en los Ministerios volvieran a caer en algún desliz.