Hablar de la "COE" cuando se hacía el servicio militar obligatorio era sinónimo de prestigio, de aventuras, de una unidad de élite, de supervivencia en el campo y de una gran capacidad operativa. Este año se conmemora medio siglo de la creación en Tenerife de la Compañía de Operaciones Especiales. Décadas después de que centenares de jóvenes escogieran voluntariamente hacer su "mili" en aquella unidad, el "espíritu del boina verde sigue vivo" y su asociación de veteranos (Avecoe 102/81), presidida por Paco Medina, ha decidido desarrollar una exposición en el Museo de Historia Militar de Almeyda sobre lo que fue aquel destino.

El encargado de la muestra es José Frade, quien ejerció en la COE de la Isla como sargento y brigada. Recuerda que el primer emplazamiento de la Compañía estuvo en el acuartelamiento de San Carlos, en Santa Cruz de Tenerife. Tras su paso por las instalaciones militares de Los Rodeos, su base se situó en el cuartel de la Montaña de La Mina, en La Laguna, donde permaneció a lo largo de 19 años (1972-1991). Después, sus integrantes estuvieron en Hoya Fría hasta la desaparición de la unidad, en 1996.

En sus orígenes dispuso de dos secciones, con 68 hombres. Más tarde tuvo tres, pero nunca contó con más de 109 miembros, entre mandos y tropa. Frade insiste, una y otra vez, en la importancia de que se conformó con "soldados de reemplazo". En un mismo año coincidían "los veteranos y los nuevos", o, como les gustaba identificarse a sus componentes, "los padres y los hijos". Una seña de identidad de la COE era que "cada veterano adoptaba" a un novato, "al que se encargaba de ayudar e inculcar los principios básicos del combatiente de operaciones especiales", según José Frade, quien añade que "eso facilitaba al recién llegado el aprendizaje de las técnicas específicas que impartían los cuadros de mando".

Aquellos que pasaban por la COE tenían dos ciclos de instrucción. Uno era el periodo básico, como cualquier otro soldado. El otro consistía en la fase específica de preparación de la unidad operativa. Un aspecto fundamental de la actividad en la Compañía pasaba por las denominadas "salidas Alfa", donde se iba al campo para efectuar ejercicios y maniobras que podían durar, como mínimo, diez días. Pero algún veterano también se acuerda de algunas que se prolongaron 20 o 30 jornadas. Y eso sin contar las colaboraciones con otras unidades del Ejército.

En sus inicios también efectuó dos operaciones de adiestramiento en África, concretamente en El Aaiún y Villa Cisneros. Había una preparación física, pero también un endurecimiento mental, para elevar la capacidad de sacrificio de mandos y tropa. En opinión del comisario de la muestra, había una relación directa con el medio ambiente y la población civil. Aclara que "siempre usamos los recursos de la naturaleza como aliado fundamental y teníamos una preocupación constante por conservar el entorno en las mejores condiciones".

Una imagen curiosa

En la exposición puede verse una imagen curiosa. Fue tomada en 1979. Los soldados de la COE hicieron una patrulla y estaban desayunando con sus latas de raciones a las siete de la mañana en un paraje cercano a Chamorga. Una vecina del lugar se percató de lo que ocurría y tuvo un detalle. Acudió al corral de sus cabras, las ordeñó y les ofreció un caldero de leche a los integrantes de la compañía.

Otra foto encierra otra historia de amistad. En 1992, miembros de la COE salían del agua por la noche en Los Cristianos, cerca de la playa de Los Tarajales, durante un ejercicio. Fueron vistos por Gianni, el propietario de la heladería La Golosa, y su hija Vicki, que acudieron al lugar donde estaban acampados y se interesaron por la labor de la unidad. Al día siguiente, todos los miembros del grupo de Operaciones Especiales fueron invitados a un helado gratis en dicho establecimiento.

Pero ese detalle no quedó ahí. Hasta que se disolvió dicho colectivo, cada vez que hacían una práctica marítima en Los Cristianos, una noche estaba dedicada a la "fiesta de La Golosa", que consistía en ir a comer un helado, sin pagar. El detalle era compensado con un elemento simbólico que se entregaba al empresario. Hoy en día, cada mes de octubre, cuando se celebra el encuentro de los veteranos de la COE, no faltan los helados aportados por dicha empresa familiar.

"Gente aventurera y audaz"

Frade define a los que decidían enrolarse en la compañía como "gente aventurera y audaz, tipos muy particulares, a los que no era difícil instruir y que se atrevían con todo". Eso sí, nunca hacían un ejercicio que previamente no lo hubiese realizado un mando. En palabras de Frade, había que predicar con el ejemplo. En una de las paredes de la exposición puede apreciarse un mural pintado por el exsoldado Francisco Ruiz en el cuartel de Montaña La Mina y que está cargado de simbología. En una parte se refleja "el compañerismo, la unión, el objetivo común, por encima del interés particular", según el responsable de la muestra. Matiza que "son españoles de a pie que asumían sus obligaciones con el sistema y algo tuvo que marcarles para que, 50 años después, mantengan vivo el espíritu de la boina verde". Aclara que "la exposición está hecha desde el corazón y, sin olvidar la historia, trata de rescatar emociones".

Fotografías, los hitos históricos, el armamento o el equipamiento de la COE pueden contemplarse en el Museo de Historia Militar del fuerte de Almeyda, en la capital tinerfeña, con entrada y aparcamiento gratuitos. El horario de apertura es de martes a viernes, de 9:00 a 15:00 horas, así como los sábados, domingos y festivos, de 10:00 a 14:00 horas.