Normalidad aunque expectantes. Ya se esperaban que la sentencia del procés iba caldear el ambiente, después de dos años tras el referéndum independentista del 1 de octubre de 2017. Algunos canarios que residen en Cataluña coinciden en que no han notado las consecuencias de las concentraciones porque se han focalizado en sitios concretos -el lunes en la Vía Laeitana y en el aeropuerto de El Prat-. El viernes está convocada una huelga en Cataluña, algo que sí le puede afectar a Charlie Moreno, músico grancanario, que tiene que volar a Málaga pues toca con David Bustamante y, quizás, deba adelantar un día el viaje. El bajista lleva 16 años en Barcelona y aunque el lunes había calles cortadas tras el fallo judicial destaca la normalidad en la ciudad condal y que todo se centra en puntos neurálgicos. Fuera de eso, considera que las noticias alarman más de lo que realmente se vive en Barcelona y que en Cataluña puede que haya un sentimiento de injusticia con la sentencia pero no cree que la independencia sea el camino. Como otros canarios que residen allí, espera que los políticos hagan su trabajo y dialoguen.

Yeray Mentado, 26 años, sí vivió las consecuencias del conflicto en El Prat pero desde el aeropuerto de Gran Canaria.Estaba de vacaciones en la Isla y volvía el lunes a Barcelona pues ayer se incorporaba a su trabajo en el puerto de la ciudad, donde lleva cuatro meses residiendo. Tenía que coger el vuelo a las 20:15 horas, de Vueling, y al final salió de madrugada. Se queja de la falta de información de la compañía y de Aena. Les dieron un bono de seis euros para comer algo y cuando intentó ver las posibilidades de una reclamación supo que la compañía justificaba que no era un problema de ellos sino ajeno debido a las concentraciones en Barcelona. Al final llegó a las cinco de la mañana y prácticamente no durmió para ir a trabajar. Prefiere no opinar sobre la sentencia, pero sí quiere que los responsables de su largo retraso le compensen las horas que estuvo en el aeropuerto sin prácticamente información.

Marta Hernández, natural de Las Palmas de Gran Canaria, que ejerce como médico en el Hospital Clinic de Barcelona, también estaba en ese vuelo. Expone que podrían haberse ido a sus casas en la Isla pero como no sabían si iban a salir se esperaron. "¿Reclamación? La compañía dice que no puede controlar la política de este país y que, por tanto, no es culpa de ellos". Ayer estaba trabajando también casi sin dormir. A ella le impresionó el aeropuerto de El Prat, cuando llegaron a las cinco de la madrugada. Estaba más lleno de personas de lo habitual, "tirados con sus maletas o acoplando sillas para hacer una especie de cama", evoca. "Había abuelitos allí, eso me dio pena". Lleva tres años en Barcelona. Marta Hernández pide tolerancia y diálogo a los políticos. El pasado 1 de octubre de 2017 sí vivió la crispación con el referéndum pero pasados dos años la convivencia se ha ido normalizando, expone, aunque con la sentencia la situación se puede ir complicando.

Óliver Faig, diseñador gráfico, lleva 13 años en Barcelona y para él estos días están siendo normales. Explica que las movilizaciones están en sitios concretos y el lunes, por ejemplo, no notó nada fuera de lo común. "Ya se sabía que iba a ser una sentencia condenatoria y eran obvias las concentraciones", señala. Considera que la clase política no ha estado a la altura de las circunstancias y no han sido profesionales.

Elena Garbisu, natural de Las Palmas de Gran Canaria, también reside en la ciudad condal. Es revisora de textos y ha vivido estos días ajena a los acontecimientos por el trabajo. Por la noche oyó alguna cacerolada y tiene una conocida que le cancelaron un vuelo. Insiste, como el resto, en que es un tema más político.

Rodolfo Rodríguez trabaja en seguros. Cree "justa" la sentencia por la legalidad, pero aboga por la reforma de la Constitución para abrir las puerta a si una parte se quiere separar que pueda hacerlo. Se fue el domingo a Barcelona desde Gran Canaria, pues trabaja a caballo entre la Isla y la ciudad condal y no sufrió los retrasos de El Prat."Estamos en un momento bastante caldeado", indica, "y más con la inseguridad que existe en la zona centro" donde intenta no ir. Para Ignasi Planas, actor, y traductor, la sentencia es desmesurada en un sistema que tiene penas menores para casos mucho más graves.Vive en Badalona y no ha notado nada salvo en las líneas de los metros que conectaban con el aeropuerto donde se oyó, el lunes, que se iban a cerrar por las movilizaciones masivas.