La tensión que ha rodeado el angustioso, cansino y casi surrealista intento de desbloquear la situación política nacional está provocando episodios chuscos que van más allá de la batalla por el relato en la que están inmersos todos los partidos para justificar el fracaso que hoy se constató. Los líderes políticos han estado ensimismados en sus respectivos discursos y pendientes unos de otros hasta tal punto que ya hasta han llegado a tirarse su DNI a la cabeza, o para ser más exactos, la fecha de nacimiento que figura en él.

La incapacidad de los representantes de los ciudadanos para ponerse de acuerdo y empezar la legislatura se ha aderezado en los últimos días, para mayor escarnio de los representados, con controversias absurdas y rifirrafes infantiles que indican en parte la causa del callejón sin salida a que esto está abocado.

En esta dinámica se ha empleando con mucha fortuna el líder de Cs, Albert Rivera , que tras un verano desaparecido y callado se ha destapado en los 'minutos de la basura' de esta legislatura 'interruptus' con enorme brío, bien haciendo propuestas con alma de trampantojo, bien respondiendo con escaso talante a las críticas que recibe de otros dirigentes políticos.

Hoy no perdió la oportunidad de insistir en su empeño con la colaboración entusiasta de la portavoz de CC en el Congreso, Ana Oramas , en un cruce de acusaciones que tuvo mucho recorrido en los medios de comunicación y en las redes sociales.

Rivera se molestó sobremanera porque la diputada canaria se había referido a él como un "político adolescente" a cuenta de su propuesta de una "abstención conjunta" con el PP en la investidura del socialista Pedro Sánchez a cambio de una serie de condiciones a todas luces irreales, y no tuvo mejor idea que responder llamándola "vieja", aunque fuera de manera indirecta y subrepticia.

Lo hizo en una entrevista en el Programa de Ana Rosa, en Telecinco, tras conocer las palabras de Oramas pocas horas antes en la Cadena SER, en la que de hecho también incluyó en ese grupo de políticos inmaduros al presidente del PP, Pablo Casado .

Oramas insistió en su idea de que los líderes de los cuatros principales partidos y de quienes depende la gobernabilidad del país y que se pueda evitar nuevas elecciones el próximo 10 de noviembre, están pensando más en ellos mismos y en sus intereses personales y de partido, que en los intereses de todos los españoles, y consideró que la actitud de los dos líderes de la derecha con cuya abstención podría arrancar la legislatura era propia de "jóvenes adolescentes".

Cuando la periodista Ana Rosa Quintana trasladó en su programa al líder de Cs el comentario de Oramas, este respondió con evidente irritación y gesto agrio: "A mí no se me ocurre decir que la señora Oramas es una vieja y que yo soy un adolescente. La política no va de edad, va de sentido común", afirmó . Y ya de paso arremetió contra los partidos nacionalistas por, según él, haber estado "aprovechándose" de las "debilidades de España" por sus exigencias a los gobiernos del PSOE o del PP cuando han necesitado sus votos para gobernar.

En el mismo tono crudo y agresivo contra Oramas, Rivera añadió que "lo que pasa con esta señora es que quiere que PP, Cs y PSOE no se pongan de acuerdo entre ellos para seguir sacando tajada", una apreciación que justamente iba en el sentido contrario del que la diputada de CC estaba reclamando a esos mismos partidos.

La respuesta de Rivera tuvo inmediata repercusión en las redes sociales, donde se ensañaron con él por entender que había evidente menosprecio hacia las mujeres de la edad de Oramas, quien, por su lado, enseguida aclaró en su cuenta de twitter los años que tiene sin que por ello merezca el calificativo de "vieja", al menos en el sentido que, según ella, pretendía darle el líder naranja. "Sí, señor Rivera, soy una mujer de 60 años, el calificativo de vieja lo pone usted", escribió la tinerfeña en su cuenta de la plataforma de los 140 caracteres.

Primer encontronazo electoral

A partir de ahí, la portavoz de CC, muy solicitada estos días por los medios para conocer su visión del bloqueo político y el fracaso de la legislatura, entró en ebullición al entender que la ocasión la pintan calva y, en este caso, de color naranja. Con evidente contento por su parte y con una pícara sonrisa permanente en el rostro, Oramas se paseó por televisiones y corrillos de periodistas dando cuenta del episodio en lo que para ella puede significar el primer rifirrafe preelectoral con la formación que se vislumbra como quizá el principal adversario y competidor de los nacionalistas canarios en la inevitable cita electoral.

La perdida de votos que las encuestas auguran para Cs tras esta frustrada legislatura puede garantizarle a CC mantener los dos escaños que. Contra todo pronóstico, logró en abril. Feliz con este inesperado cuerpo a cuerpo con Rivera, Oramas percibe que, por utilizar el lenguaje del líder naranja, puede "sacar tajada" del episodio.

En declaraciones en La Sexta poco después, Oramas insistió en un tono desenfadado y casi agradecida a Rivera por su destemplanza que se siente "orgullosa" de sus sesenta años, y recordó que "en culturas de las que quizá tendríamos que aprender, a las personas mayores se las respeta y se las escucha", instando al presidente de Cs a que "madure y escuche" y que no llame "viejos" de forma desconsiderada a quienes apenas sobrepasen los 40 años.

Luego, para reivindicar el papel de la generación de mujeres anterior a la suya, contó que su madre, de 83 años, "hace pilates dos días a la semana, natación todos los días, sale con su amigas y tiene mucha actividad". Y casi advirtiendo a Rivera sobre lo enfadada que a veces se muestra su madre con los políticos y que se atenga por tanto a las consecuencias, develó que ella misma no se libra de alguna bronca "por lo harta que está de todos nosotros y de lo que está pasando". La nueva campaña electoral echa a rodar con gran riesgo para todo el mundo en este país de que, de repente, le caiga un montón de años encima. Incluidos Oramas y Rivera.