La entrada violenta a la villa que la pareja lituana compuesta por Raimondas Karpavicius y Audrone Karpaviciene compartió durante años (2015-2018) en el sur de Tenerife añade más misterio y polémica en torno al testamento del millonario fallecido el pasado 9 de agosto en Lituania.

En estos momentos hay dos demandas en los juzgados de Arona que solicitan la propiedad de la residencia localizada en el Campo de Golf de Adeje, una presentada por Audrone -esposa del inversor báltico hasta que pactaron una separación legal, aunque no física, con el propósito de evitar que los problemas judiciales por una evasión de capital que llevaron a la cárcel a Raimondas afectaran al patrimonio de una pareja que permaneció junta el tiempo que Karpavicius estuvo encerrado (cinco años y cinco meses), tras recuperar la libertad y que incluso dos décadas y media después renovaron sus votos- en el Juzgado de Primera Instancia Nº 3.

La segunda se interpuso en el Juzgado de Primera Instancia Nº 4 de Arona interpuesta por la mujer que en los últimos meses atendía las llamadas del móvil de Raimondas Karpavicios cuando esta ya estaba ingresado en un hospital de Lituania afectado por un tumor cerebral en fase terminal.

Raimondas y Audrone residieron durante una temporada del último invierno en Adeje. Según los datos a los que ha tenido acceso este periódico, ocuparon el inmueble hasta el 23 de febrero, día en el que volvieron juntos a Lituania -vía Barcelona- para que el empresario que introdujo los productos Markomilk en el Archipiélago (durante la temporada 2017/18 esa marca de lácteos patrocinó al CD Tenerife) iniciara el tratamiento. A partir de entonces otras personas, entre las que estaba el hermano mayor de Raimondas (Henrik Karpavicius), una mujer joven que trabajaba para el departamento de comunicación de UAB Karpis y otros parientes del enfermo aislaron a Audrone y al único hijo de Raimondas (Rokas).

Audrone, la mujer que permaneció junto al empresario durante cuatro décadas, aún tenía las llaves de todas las puertas de la villa adejera, las del coche, el mando del garaje y conocía el código y la palabra clave de la alarma del inmueble al que regresó antes de que se produjera la entrada violenta de este verano.

En abril de este año, con Raimondas muy afectado por la evolución del tumor cerebral, Audrone encuentra a un sobrino de su exmarido cuando esta accede a la villa del sur de la Isla. El hombre le pide que abandone inmediatamente una propiedad que forma parte del patrimonio de UAB Karpis y otras personas vinculadas con los intereses empresariales que Karpavicius tiene en Tenerife se desplazan al campo de golf adejero antes de que la Guardia Civil atienda una petición del pariente de un inversor que modificó su testamento con fecha del 5 de marzo de 2019.

Audrone, por su parte, telefonea al empresario letón que vendió la villa a la pareja, que a su vez era socio principal de Raimondas en varios negocios implantados en Canarias, para que este verificara la versión que Audrone dio a los agentes de la Guardia Civil. Lo que aparentemente parece ser una dura disputa familiar se resuelve permitiendo que la madre del hijo del hombre que permanece hospitalizado en Lituania siga ocupando la villa de Adeje.

Segunda denuncia

Audrone Karpaviciene se ve obligada a viajar a Lituania el pasado mes de julio para resolver unos asuntos judiciales. En su ausencia unos invitados ocupan la residencia del sur de Tenerife ante la sospecha de que unos parientes lejanos de Raimondas pudieran volver a intentar instalarse en ella. En la declaración aportada por la opoderada de Audrone (2019-004697-00001161) se hace constar que en torno a las 13:00 horas del 22 de julio de 2019 que una joven (se identifica como la sobrina de Raimondas Karpavicius), un abogado lituano y dos hombres corpulentos acceden de forma violenta al interior de la vivienda (ocupada por varios invitados de Audrone) tras contratar los servicios de un cerrajero para forzar la puerta principal. Los asaltantes piden a los residentes, al parecer utilizando métodos intimidatorios, que abandone la casa.

Control de su herencia

Las sospechas de que hay personas que están dispuestas hacer lo que sea por apoderarse de las propiedades que Raimondas Karpavicios -en la foto- son el detonante para que Audrone solicite unas medidas cautelares para que permanezcan bajo protección judicial hasta que se resuelva el conflicto creado por la herencia del millonario lituano.

Mensajes bajo sospecha

En el momento en el que se produjo la entrada violenta en la villa de Adeje, tanto Audrone como Rokas recibieron mensajes en sus móviles procedentes de la terminal telefónica de Raimondas Karpavicius. El contenido de los mismos incidía en el hecho de que ninguno podía ocupar el inmueble de Tenerife. Ante las dudas de que esos textos no hubieran sido escritos por su padre, ambos piden hablar con el empresario para escuchar de viva voz sus peticiones pero esa conversación no se produce.