El Gobierno de Canarias busca fórmulas para mitigar el impacto del brexit en el sector del tomate. Y lo primero es presionar en Madrid y Bruselas para que las ayudas no se pierdan cuando se consume el adiós del Reino Unido.

La idea es, por un lado, reorientar las subvenciones que el sector recibe del programa comunitario Posei para la comercialización del tomate en Gran Bretaña e Irlanda del Norte y, por otro lado, convencer a la UE para que haga una excepción y que los cosecheros puedan seguir cobrando las ayudas al transporte de mercancías aun cuando los productos se dirijan a un país no comunitario.

Los tomateros reciben de los fondos del Posei una línea de ayudas a la comercialización exterior. Son 3,9 millones de los que la mitad se emplea para la comercialización de la fruta en su principal mercado, que es precisamente el Reino Unido. Es decir, que se perderían cerca de dos millones una vez que Gran Bretaña e Irlanda del Norte dejen el club comunitario. Canarias quiere que esa cantidad pase a la bolsa de las subvenciones a la producción, que es otra de las líneas de ayuda del Posei. El Ejecutivo esgrimirá los perjuicios que supondría en la producción del tomate no poder comercializarlo en su principal mercado para justificar el cambio de bolsa.

Más difícil será convencer a la UE para que permita mantener la ayuda de Estado ?esta la sufraga España como excepción, ya que en general están prohibidas? al transporte de la fruta. Son 3,2 millones, y también está en juego alrededor de la mitad, unos 1,6 millones, la cuantía correspondiente a las toneladas que se transportan a Londres. En global están en riesgo entre 3,5 y 4 millones, una cantidad clave para el sector. El Ejecutivo intentará que la condición de RUP, es decir, el daño que le supondría perder uno de sus principales cultivos a un territorio alejado y fragmentado, ayude a doblegar la resistencia de Bruselas.